Mi madre solía decir que cuando el comportamiento de una persona siempre depende de la educación que haya recibido en su hogar, y a pesar de tratarse de un hombre realmente exitoso me atrevo a creer que su familia no es como él, cómo podrían. Y ciertamente no sé qué es lo que más me sorprende, si él que siendo el presidente tiene semejante comportamiento, o las chicas que decidieron hacer lo que les pidió por un estúpido empleo.
-Solo aléjeme de aquí, por favor- el hombre hace una mueca y yo no dejo de temblar, quizás puesto que todo esto ha sido como un montón de adrenalina y miedo que surgieron en cuestión de segundos y ni siquiera se han borrado, mis manos parecen gelatinas cuando intento abrir el vidrio para poder conseguir tomar un poco de aire.
Esta ha sido la peor entrevista que he tenido, si no hubiese entrado en pánico le habría dejado un regalo que le recordara quién es realmente Kimberley Stewart. Me recargo en el respaldo del asiento intentando calmarme del todo ante la situación tan incómoda que he presenciado y por chicas como las que se han prestado a su manera de seleccionar quien se queda con el empleo es que los hombres piensan que todas somos iguales, de fáciles y mucho más. Fue una pérdida de tiempo, y ni siquiera el haber usado estas tontas zapatillas ha servido de algo, no eran tan altos y elegantes como las que todas usaban, pero aun así significan un gran sacrificio para mí.
- ¡Que imbécil! – el conductor me observa por el retrovisor con una expresión nada agradable, sonrío con incomodidad -Déjeme aquí, por favor- le pido y él se detiene, le pago y me bajo. –Bueno, creo que ahora debo buscar empleo, y debo ser cuidadosa en los lugares que seleccione como aptos, porque no quiero encontrarme con un patán como ese estúpido presidente.
Comienzo a caminar, hay demasiado negocios pequeños por aquí, podría volver a trabajar medio tiempo, por lo menos hasta que encuentre alguno en el que gane un poco más. Anoto en una pequeña libreta las mejores opciones, basándome en las expresiones que tienen los trabajadores, en su mayoría todos tienen cara de haber comido algo que estaba en mal estado, lo cual expone el terrible ambiente laboral en que se encuentran, y eso es algo que busco evitar. Esto va a ser complicado.
Después de haber pasado la tarde entera en busca de un buen empleo temporal me siento en una de las bancas que hay fuera de la cafetería a la que siempre vengo cada viernes por la noche, espero a Jasón, mi mejor amigo quien ahora se acerca con una gran sonrisa en el rostro.
-Kim, ¿Cómo te fue en la entrevista? – sonrío al verlo, es bueno ver a alguien como él después de una experiencia como la mía, él es un chico realmente apuesto, me sorprende que aún no tenga una novia. Se sienta a mi lado y saca una barra de chocolate de su mochila, la abre y me da la mitad, doy un mordisco a mi parte, el sabor es realmente exquisito, esta es la clase de caramelos me levantan mi animo y me hacen feliz.
-Bueno... resumiendo, el presidente resulto ser un imbécil, así que me fui- arquea las cejas y pone una mano en mi hombro mientras sonríe cálidamente, sí, ahora eso es lo que necesito, apoyo incondicional y una linda sonrisa.
-Vaya, pues... lo lamento, y no te preocupes que yo te ayudare a encontrar uno que será incluso mejor del que pudo haber sido ese- dice con una sonrisa la cual me hace sentir muy bien, tiene la habilidad de hacerme sonreír en mis peores momentos, es como un hermano para mí.
-Gracias Jasón, tú siempre haces cosas lindas por mí, pero, ahora que lo pienso yo nunca he hecho nada por ti, vamos, dime qué quieres que haga, lo que sea por mi mejor amigo- sonríe al escucharme y después pone su mano derecha en su barbilla mirando hacia otra dirección o en pocas palabras creo que está pensando. Solo espero que no tenga que hacer algo que implique caminar demasiado, me duelen los pies de tanto caminar y siento como si fuesen a explotar en cualquier momento, esta clase de zapatillas debieron venir con una prohibición especial para mí.
- ¡Lo tengo! - dice con exageración, aunque sin borrar esa imagen de chico listo. Me toma de la mano y me lleva corriendo con él, comienzo a reír, esto es emocionante a pesar de que estoy realmente cansada, corremos como un par de niños pequeños cuando escuchan al carrito de los helados acercarse, me detengo a tomar aire, Jasón empieza a reír al verme cansada, cree que exagero siempre que decide llevarme así, pero no lo hago, realmente soy mala para esto usando zapatillas, si llevara otro tipo sería diferente, apuesto a que incluso le ganaría. Después de un rato llegamos a un parque de diversiones. Hay muchas personas aquí, niños corriendo por todas partes mientras que sus nerviosos padres tratan de alcanzarlos para que no se vayan a caer, Jasón los observa atentamente y ríe.
–Súbete a todos los juegos conmigo- me pide y yo asiento con la cabeza muy emocionada, siempre suelo gritar en aquellos juegos que son extremos a mis perspectiva, sin embargo, no dudo en hacerlo, la sensación en mi interior cuando la velocidad aumenta y la gravedad parece no ser un factor que se tenga en mente.
-Por supuesto- sonrío y comenzamos a caminar pensando a cuál juego nos subiremos primero, después de comprar palomitas de maíz y algodón de azúcar decidimos subir a la enorme y aterradora montaña rusa.
- ¿Te da miedo? - me pregunta de una manera dulce y tierna.
-Un poco, pero contigo a mi lado creo que lo superare- toma mi mano y ambos tomamos un lugar. Demonios, creo que aun con él a mi lado mis piernas han comenzado a temblar, intento no prestar atención a ello y me sujeto bien del bromoso plástico que nos asegura.