Donde muere la marea

Capítulo 1

Olas que se cruzan

Merliah

El sol descendía lentamente, tiñendo el cielo con tonos anaranjados y reflejando destellos dorados sobre el agua. Merliah flotaba sobre su tabla, dejando que las olas la mecieran suavemente mientras balanceaba los pies en el mar. Desde su posición, a los recién llegados.

Cerca de un jeep, una chica rubia y su hermano estaban de pie junto a un montón de maletas aún envueltas en plástico. Había algo diferente en la manera en que escaneaban el paisaje, como si intentaran asimilarlo todo de golpe.

—¿Qué miras? —preguntó Ivanna, acercándose con su tabla. Su cabello negro chorreaba agua salada, pegándose a su rostro.

—A los nuevos. —Merliah inclinó la cabeza en su dirección.

Ivanna giró la cabeza con curiosidad. Sus ojos verdes brillaban con un destello de interés.

—Oh, interesante. ¿Turistas o exiliados?

—No están aquí por las olas —intervino Ciro, señalando con la barbilla hacia la orilla—. Se van a quedar.

Helena, que había estado recostada sobre su tabla, se incorporó un poco, entrecerrando los ojos para ver mejor.

—¿Cómo sabes eso?

—Esas son maletas de mudanza. Lo sé porque mi tía se muda cada tres meses y siempre es un desastre como ese —respondió Ciro con una sonrisa de suficiencia.

Iker, soltó un resoplido y empujó la tabla de Ciro con la suya.

—Sabelotodo.

—¿Otra familia buscando el sueño de vivir junto al mar? —interrumpió Kilian, flotando boca abajo sobre su tabla sin molestarse en remar. Al levantar la vista hacia la playa y ver a los gemelos, dejó escapar una risa burlona—. Apestan a "recién llegados". Puedo olerlo desde aquí.

—Kilian, no seas pesado —dijo Delia desde la orilla, donde estaba sentada en la arena con su libreta apoyada en las rodillas. Levantó la vista hacia los extraños—. Tal vez no sea tan malo. Se ven… normales.

—¿Normales? —repitió Iker flotando cerca del grupo—. Eso lo decidirá el agua. Nadie es normal hasta que lo demuestre en las olas.

—Oh, por favor, Iker. No todos necesitan un bautizo de surf para existir —se quejó Delia, rodando los ojos. A Delia no se le daba muy bien surfear.

—Admito que sería divertido verlos intentar no caerse de las tablas —soltó Ivanna con una carcajada.

Delia le lanzó una mirada de advertencia, pero Ivanna se encogió de hombros, divertida.

—¡Vamos! Ni siquiera tienen tablas —añadió, echando un vistazo a los gemelos en la distancia.

—No los espantes antes de tiempo —bromeó Kilian, remando hasta colocarse junto a Merliah—. Quizás el chico sea mi próximo rival.

Desde el agua, alzó la vista hacia el chico, quien parecía discutir con su hermana mientras gesticulaba hacia el jeep. Había algo en su lenguaje corporal que delataba impaciencia, mientras que la chica mantenía los brazos cruzados, con el ceño fruncido.

—Tiene pinta de ser un bocazas. Me gustan los bocazas. Son fáciles de aplastar.

—¿Aplastar o besar? —dijo Ciro con una sonrisa burlona, moviendo las cejas.

Kilian le respondió con un empujón brusco que hizo que Ciro cayera al agua con un chapoteo. Iker, soltó una risa tumbandose en la tabla mientras Ciro salía a la superficie resoplando.

—Lo único que sé es que parecen tener mucho dinero. Una casa cerca de la playa no es barata —comentó Helena, rompiendo su silencio.

—No lo sé… —murmuró Ciro, levantándose para volver a sentarse en la tabla—. No parece que ellos quisieran estar aquí. ¿No ven la cara de la chica? Está viendo el mar como si fuera su enemigo.

Merliah frunció el ceño, observándola con más atención. La rubia mantenía la mirada fija en el agua, pero no con admiración, como lo haría alguien que sueña con surfear. Su expresión era diferente. Más tensa. Como si estuviera evaluando algo, esperando el momento adecuado para moverse… o para huir.

La vio volverse hacia su hermano y decirle algo en voz baja. El chico dejó escapar un suspiro, murmuró una respuesta y luego rodó los ojos antes de seguir cargando las maletas hacia la casa.

—¿Y eso qué importa? —intervino Kilian, rodando los ojos—. Tarde o temprano, todos terminan en el agua.

Merliah entrecerró los ojos. Había algo en la postura de la chica, en la manera en que mantenía los brazos cruzados con fuerza, como si intentara protegerse de algo invisible.

—Tiene buen ojo para las olas —dijo en voz baja, casi sin darse cuenta de que hablaba—. Sabe que a estas horas no hay buenas condiciones.

—O tal vez no son de los que encajan aquí —comentó Iker, sin apartar la vista—. No todos entienden este lugar. Algunos solo quieren pasar desapercibidos.

—¿Tú crees que alguien con ese cabello rojo puede pasar desapercibido? —preguntó Ivanna con una carcajada, apartándose el cabello negro de la cara—. Es como si el sol brillará directamente sobre ella.

—¿Y qué hay del chico? —intervino Delia, inclinándose un poco para observar mejor al rubio, que ahora hablaba con su madre junto al jeep—. Se ve… diferente. ¿Quizás divertido?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.