Dos Almas Gemelas

CAPITULO IV

El reflejo que veía en el espejo, era totalmente diferente al que contemple toda mi vida. Ahora ya no era una niña asustada, era una mujer fuerte, que lucharía contra sus miedos.

Llevaba puesto un vestido color purpura hasta las rodillas, dejaba ver toda mi espalda; tenía el pelo suelto ondulado el cual caía por mis hombros, me puse un poco de maquillaje, quería lucir lo más natural posible, pero al bajar la escaleras me di cuenta de todas esas miradas encima de mí, tanto que mi padre se molestó a ver la forma en la que me veían sus colegas.

La cena fue para mí la más larga he incomoda de toda mi vida, solo quería salir corriendo de allí. Cuando todos se preparaban para ir a la sala, me apresure a salir de la casa, camine hacia un gran árbol que había detrás de la casa.

-Hola! – me sorprendió una voz detrás de mí. Me asuste y voltee. Vi un joven alto, con cabello negro y alborotado, piel clara y ojos verdes muy parecidos a los míos.

 

-Perdón si te asuste, soy Gabriel Ocampo, hijo de un amigo de tu padre.

 

ISABELA – Hola, mi nombre es….

GABRIEL – Isabela! – dijo interrumpiéndome.

ISABELA – ¿De dónde me conoces?

GABRIEL – Digamos que te he observado desde que tomaste tu vestido en tus manos antes de bajar la escalera y tu padre te llamo por ese nombre cuando estabas en la sala.

ISABELA – Entiendo. Salí porque no me gustan estos eventos. – Dije mientras le daba la espalda, para sentarme en uno de los banquitos debajo del árbol.

GABRIEL – A mí tampoco, la verdad vine porque mi padre me obligo a hacerlo, dice que tengo que relacionarme con el mundo de los negocios para cuando tenga que manejarlos yo. – dijo mientras se sentaba frente a mí.

ISABELA - Que aburrido…

GABRIEL – Bastante, en realidad. Sabes ayer estuve teniendo una conversación conmigo mismo y decidí ponerle más color a mi vida, tengo que salir más y vivir más. Solo soy la sombra de mi padre, no salgo con nadie, solo tengo un amigo, me paso todo el día estudiando sus negocios y en la escuela.

 

 

ISABELA – bienvenido al club. A mí me pasa algo parecido, con la diferencia de que no me atrevía a salir y vivir como tú dices, por lo tímida que siempre he sido; pero también he decidido no serlo más y cambiar toda esa vida de temores que siempre he tenido, de hecho, este es un ejemplo de ello, nunca me habría sentado antes a hablar con nadie, como lo estoy haciendo contigo.

GABRIEL – Pues me considero muy afortunado.

ISABELA

Conversamos unas cuantas horas y nos dimos cuenta de que vivimos una vida muy parecida, intercambiamos números telefónicos y hasta quedamos para salir al cine un día de estos.

Cuando terminó la reunión me fui directo a mi cama, me tumbe sobre ella y recordé toda la conversación que tuvimos Gabriel y yo, creo que nos llevaremos muy bien, tal vez lleguemos a ser buenos amigos.

Una música fuerte me saco de mis pensamientos, era mi celular, una llamada de Dylan, conteste al tercer tono.

ISABELA – Hola Dylan.

DYLAN – Hola mi amor, ¿Cómo la pasaste en la cena?

ISABELA – en realidad fue muy incómoda, no me quitaban los ojos de encima y Salí de la casa hasta que termino todo. – Dylan quedo en silencio unos minutos, solo escuchaba su agitada respiración y luego dijo.

DYLAN – Me siento afortunado de tenerte mi amor, no quiero dañar todo esto tan hermoso con mi actitud de posesivo contigo, perdóname por lo que te dije cuando hablamos.

ISABELA – Descuida, no tienes que pedirme disculpas. Estoy muy cansada cariño, te llamo mañana, si?

DYLAN – Está bien princesa. Tengo una sorpresa para darte pronto mi amor, descansa.

ISABELA – ya quiero verla, pienso mucho en ti. Tú también descansa. – dije mientras colgué.

DYLAN

Tengo que verla este fin de semana sea como sea, necesito tenerla conmigo, voy a hacer especial cada momento junto a ella. ¿Qué me has hecho Isabela que te amo de esta forma?

Busque sus fotos, no podía dejar de desearla, me perdía en esos labios, sus ojos eran otro mundo, amo cada cosa que veo de ti mi amor.

Al día siguiente, me levante antes de la hora acostumbrada y me dirigí a la escuela, tenía una importante reunión con el director. Le entregue una carta en la cual falsifique la firma de mi padre, para que me permitieran salir unos días, alegando que tenía que ocupar el puesto de mi padre en la empresa unos días. Después de una larga explicación, el director accedió.

La semana siguiente ya estaba sentado en el avión, mirando las fotos de la mujer que amo, emocionado y también desesperado por verla.

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MENSAJE:

GABRIEL



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En el texto hay: tristeza, sexo, amor

Editado: 05.06.2019

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