Dos Almas Gemelas

CAPITULO V

DYLAN

 

Cuando vi a Isabela frente a mí, quería irme con ella a un lugar donde estuviéramos solos. Pero tenía que controlarme. No fue nada fácil.

Siento unas ganas demasiado fuertes de besarla. Volteo a verla, me doy cuenta de que ella también lo hace y sin importarme nada la tomo por el cuello y le planto un beso en los labios, ella cede a mi beso abre los labios y nuestras lenguas se encuentras y bailan al ritmo del amor.

DYLAN – No aguanto las ganas de hacerte mía, te lo haría aquí mismo! – le susurre al oído, mientras pasaba mi lengua por su oído.

Toda la estancia en el cine, fue una tortura teniéndola tan cerca y no poderla subir encima de mí y acariciarla, me tenía loco, tanto que mi erección se notaba demasiado. Ella se dio cuenta y sonrió mientras se puso roja.

Cuando terminó la película, Gabriel nos ofreció irnos a cenar, pero yo tenía otros planes y rechacé su invitación, al tiempo que le dije que yo llevaría a Isabela en mi coche, al principio lo dudo, pero con mala cara accedió y se retiró, sin despedirse.

ISABELA – porque se fue Gabriel así?

DYLAN – porque yo te llevare amor mío. – le dije mientras le abrí la puerta del carro.

Mientras conducía, iba acariciándole las piernas que llevaba descubiertas, luego de un rato me desvié a un camino solitario y oscuro.

ISABELA – ¿Que hacemos aquí Dylan?

DYLAN – vamos a la parte de atrás del coche. – le dije y ella me siguió.

Me senté en el asiento de atrás del coche y puse a Isabela con las piernas abiertas encima de mí, la tome por el pelo y la bese salvajemente, mientras ella frotaba con su cuerpo mi erección, nuestras partes íntimas se encontraron aunque aún teníamos toda la ropa puesta, le mordí el labio inferior y deslicé mis manos por sus piernas dentro de su vestido, mientras ella gemía, le quite la parte de arriba del vestido y me di cuenta de que no llevaba sostén, luego puse uno de sus pezones en mi boca y lo mordí mientras le apretaba el trasero con las dos manos, me di cuenta que la ropa interior que tenía era muy delgada y la rompí con mis manos, ella gimió más fuerte y yo le dije en voz alta, te voy a hacer mía ahora mismo.

Pero de repente se alejó de mí y me dijo.

ISABELA - Quiero que me lleves a casa Dylan.

DYLAN – Pero... Amor, ¿Qué pasa?

ISABELA – No me hagas más preguntas y llévame a casa Dylan. – y diciendo esto se subió al coche.

ISABELA

Me subí al coche corriendo, no quería que se diera cuenta del terror que me daba decirle la razón por la que no podía hacerlo, me muero de ganas y casi accedo, pero tengo miedo que después de esto no me quiera más.

En todo el camino, ninguno dijo nada. Al llegar a la casa, Dylan me abrió la puerta del carro, se veía desesperado y tenía la respiración agitada.

ISABELA – Gracias por traerme a casa, descansa mi amor y perdóname! – le dije mientras le di la espalda para entrar a casa, pero él me detuvo, me encerró entre sus brazos y me beso muy fuerte, tanto que me dolió el labio, pero me gustaba, deslizó sus manos en mi trasero ya sin nada, porque no tenía nada puesto debajo del vestido y me rendí a él. Hasta que un ruido nos robó la magia.

GERARD – Isabela, eres tú, hija?

ISABELA – Dylan, tienes que irte. Mañana nos vemos!. – le dije, mientras le di un beso rápido en los labios y entre a la casa.

 

*********

ISABELA

Entre a la casa y me quede hablando un rato con papá en la sala, después de media hora, subí a mi cuarto… No puedo creer lo que vi al abrir la puerta, ahí estaba él con el cabello alborotado que tanto me gustaba, estaba sentado en mi cama, con la respiración agitada, de pronto se aventó sobre mí, con tanta fuerza que chocamos contra la puerta y mientras ponía el seguro de mi puerta, me beso salvajemente.

DYLAN – no me rechaces, solo vine a estar contigo mi amor, porque no aguanto más, te deseo, te necesito entiéndelo.

ISABELA – ¿Cómo entraste Dylan?

DYLAN – Ese será mi secreto, déjame demostrarte cuanto te amo, déjame saber cuánto me amas tú; me estás volviendo loco Isabela.

ISABELA – Es que no puedo Dylan.

 

ISABELA

Dylan estaba fuera de control, me tiro a la cama, se quitó los zapatos, la camisa y se aventó sobre mí, me besaba muy fuerte, parecía fuera de sí.

ISABELA – Dylan… Dylan. – le grite, pero parecía no escucharme.

ISABELA – Dylan, me estás haciendo daño. Nunca he estado con un hombre. – le dije, cuando se levantó de la cama.



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En el texto hay: tristeza, sexo, amor

Editado: 05.06.2019

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