Capítulo 13
Ariel
Mismo sábado horas antes.
Doy la décima vuelta por la casa de mi amigo Tomas, cuando iba llegando a su casa veo aparcado el auto de Agustín.
Tengo miedo de entrar y verlo, sé que en la frente debo tener tatuado “Mentiroso”. Y lo acepto, prometí ser su pareja y estar con él y voy y me beso con una chica.
Me siento tan mal, pero no debería. Al fin y al cabo no somos nada. Niego con la cabeza y me comporto como un hombre.
Aparco el auto unos metros más lejos del auto de Agustín. Se sentía raro llegar por separado a las fiestas.
En la universidad, todos sabían de nuestro noviazgo, no era algo que ocultarnos. Solamente a mi familia, va gran parte de ella.
Golpeo la puerta esperando que me abran.
- Sireno.- Grito Tomas mientras me daba un fuerte abrazo, ruedo los ojos como odiaba ese apodo.
- Feliz cumpleaños cara verga.-Digo abrazándolo.
- Gracias.-Dice entrando junto a mí a la casa.- Llego el sireno.-Dice Tomas.
Haciendo que todos los allí presentes, me miraran. Muchos eran compañeros de la facultad, los cuales solo reían y me saludaron.
Nos fuimos hasta el patio, en donde hacían el asado alguno de los chicos.
- Buenas.-Digo captando la atención de Migue, Pablo y Seba.
-Sireno.-Exclaman los tres juntos.
- Tendría que a verme presentado como Santino y no como Ariel.-Digo rodando lo ojos.
- Cállate, si eres el sireno más lindo de todos.-Enuncia de forma ronca, una voz detrás mío.
Mi corazón se acelera al verlo, Agustín. Su cabello castaño peinado hacia un lado, traía una remera blanca ceñida a su torso, un jean negro que hacia juego con su ropa.
- Eso dicen.- Contesto con media sonrisa.
- ¿Así que la feliz pareja se separó?- Interroga Seba, tomando un trago de su cerveza.
- Algo así.-Dice Agustín, poniendo se a mi lado.
Lo peor de tener un ex, es que sea del mismo grupo de amigos. Saber que no importa cuántas veces se ignoren, está ahí.
- Nunca entendimos por qué.-Dice Tomas. Mientras revisa el asado.
- Si, pensábamos que ya íbamos recibir invitación para la boda.- Agrega Migue.
Sentí como Agustín, se atraganto con un pedazo de salame.
La boda…
-Muchachos siempre tan indiscretos.- Bromea Agustín, para alivianar el ambiente. Pero ambos estamos tensos.
Los muchachos ríen, hago el intento de hacerlo.
No escucho de qué siguen hablando por que mi mente vaga hacia recuerdos. De cuando se lo propuse.
“Estoy tan nervios, camino de un lado al otro por la sal de estar.
Agustín no tarda en venir a casa, hoy es la noche. Le pediré que se case conmigo.
Tengo todo preparado, una gran carpa en medio de la sala, todo decorado con luces blancas. Musica de Ed Sherman para romantizar el ambiente. Flores blancas adornan la estancia, era perfecto.
Dentro de la carpa había comida, su gaseosa favorita y papas fritas con hamburguesas. Para mejor la noche un maratón de Rockey, también su película favorita.
La puerta de entrada se abre, dejando ver a mi novio.
El observo todo el lugar impresionado, dejo caer su mochila y me miro alucinado, parecía que no creía lo que estaba viendo.
Mi corazón latía tan fuerte que pensé que se escuchaba, él no decía nada. Claro si yo tenía que hablar.
- Conocerte fue una de las casualidades más hermosas de todas. Amarte fue una de las mayores aventuras que jamás pensé vivir. El mundo contigo es más bello y puro. No me…
-Basta Ariel, detente.-Demanda débilmente. Sus ojos están llorosos, siento como mi corazón se hace trizas.- No vengas a querer pedirme matrimonio, si ni siquiera puedes llevarme a conocer a tu familia de forma oficial. ¿Qué pensabas? Que nos casaríamos así, sin que nadie lo sepa. Con tus padres viéndome como tu rumie. – Él estaba enojado.
No podía decir nada, me quede congelado. Las palabras se quedaron atoradas en mi garganta, formando un nudo.
- Vez.-Pronuncia sin gracia.- No puedes responder me. Intente todo para entenderte, pero no aguanto más. Siento a ver pensado que vos querías lo mismo que yo.
- Si quiero lo mismo, quiero mi vida con vos.-Murmuro al fin, tenía ganas de llorar y gritar.
-¿Qué vida? – Grita enojado.- En esta relación nunca fuimos dos, vos yo y el maldito miedo.
Sus palabras me dolieron mucho más que un golpe.
- Yo te amo…
- Yo también, pero date cuenta. Que si te digo que no, es para que veas que quieres. –El mira hacia los lados.-Me voy, no puedo seguir acá.
- ¿Me dejas?- Interrogo dolido.
- Si, dicen que cuando uno pierde lo que tiene, se da cuenta de lo que vale. Vamos a ver si funciona.-Tomando el picaporte de la puerta, me mira una vez más.-Volveré por mis cosas.
No hice nada, no intente buscarlo. El salió dela casa y no miro atrás.”
-¿Entonces vendrás a comer Ariel o te quedas mirando hacia la nada?- Pregunto Seba.
- Vamos.
Nos fuimos a comer, estábamos dividíos en tres mesas cuadradas. Me toco con mi grupo de amigos. Seba nos contaba sobre la mujer tan hermosa que había conocido en el trabajo.
-Les aseguro chicos, si me corresponde me caso.-Dice el pelinegro.
-Por favor ¿Y si está loca?-Pregunta Tomas, mientras corta un pedazo de chorizo.
- ¿Y si no? Capaz es la mujer perfecta, que me aguanta y le gusta comer salchichas con puré.-Dice agarrándose el corazón de una forma teatral. Todos lo miramos sonriendo, el pelinegro era el más romántico del grupo.-Me vuelvo loco.
-Dios santo, tú no tienes remedio.-Dice Migue.
- Eh por lo menos tenés mujeres en el trabajo.- Responde melancólico Tomas.-En mi trabajo puro huevos.
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Editado: 17.09.2021