Dos Ambroni y un Villagran

Capítulo 15

Capítulo 15

Ornella.

Los días eran monótonos, ir al colegio, estudiar y dormir. Así eran mis días, sin ganas de nada.

Le tuve que rogar a mi hermano que no le diga  nada, a nuestros padres, ellos están muy metidos en sus asuntos, como para haberse dado cuenta de lo que paso esa noche.

A mis amigas les dije que tome mucho y me caí y por eso tenía roto el vestido, no quería que nadie aparte de Pablo supiera lo que me había pasado.

Con respecto a mis hermanos mayores preferí no contarles nada, ellos tienen sus asuntos como para preocuparse  por mi falta de inteligencia.

Porque eso fue lo que paso mi falta de inteligencia jodio todo, yo debería haber sido más lista. No tendría  que haber tomado, ni usado un vestido tan pegado a mi cuerpo. Tampoco debería andar sola en los baños de un club.

Fue mi culpa, como él me  dijo “Lo que está a punto de pasarte es por puta y fácil” y tiene razón. Yo soy un desastre algo que no tiene arreglo.

Miro la hora  en mi reloj digital, las seis de la mañana. Me cuesta tanto dormir por las noches, cierros los ojos y lo único que veo son las manos de Noah sacándome a tirones el vestido.

No entiendo ¿Por qué yo?  ¿Por besarme con muchos chicos? ¿Por qué mi  vestido era muy corto y provocador? Esas son las preguntas que me hago a diario, si me hubiera decidido por el pantalón y no el vestido  tal vez no me hubiera pasado nada.

Saco fuerzas de donde no tengo  y me dirijo al baño, porque hoy es miércoles ¿Y qué pasa los miércoles? ¡Tengo clases¡ pienso con sarcasmo.

Dejo caer el agua de la regadera, y me meto a bañar no me importa que salga helada al principio. Dejo que el jabón se lleve el sudor frio que dejan mis pesadillas y que el agua se lleve mis penas.

Una vez que salí de la bañera, me seco el pelo y me lo peino así nomás. No me maquillo, ni siquiera me miro al espejo.

Seco el baño y con una toalla atada mi cuerpo, voy a mi cuarto a cambiarme.

Me pongo la ropa interior, mientras busco que ponerme. Usualmente tardaría más  poniéndome cremas y lociones corporales, pero ya no tengo ganas.

Encuentro una remera polo de algodón, con rayas verticales negras y blancas. Como está fresco, también me llevo un suerte gris largo y ancho y un jeans holgado.

Cuando ya estoy cambiada, busco mis útiles y bajo a desayunar. El ambiente se sentía tenso era como si alguien se hubiera llevado la buena energía que me transmite el desayuno.

Papa no estaba en la mesa, lo que era raro, solo estaba Pablo comiendo su avena  y mi mama, jugando con un pedazo de fruta.

-Buenos días.-Digo.

-Buenas.-Saluda Pablo con un gesto en la cabeza.

Pero mi mama parece que ni me escucho, está muy metida en sus pensamientos. Hace días que la noto mal, tiene la cara hinchada con profundas ojera, aumento mucho de peso con lo poco que come y avecés veo que ni mira a papa. ¿Estarán peleados?

Me sirvo un poco de café como para tener algo en el estómago, no quiero desmayarme en el colegio.

Pablo estaba concentrado mirando su celular, así que tampoco iba a dialogar mucho conmigo. Me centre en un punto fijo de la cocina.

- Bien Pablo, dile a Ornella que baje.-Dice la voz de mama.-Que se nos hace tarde.

-Ma estoy acá.-Hablo moviendo mi mano.

Sus ojos marrones cruzan con los míos ella achina los ojos en lo que sería una sonrisa.

-Mi amor no te escuche entrar.-Dice con una dulce sonrisa, sus ojos estaban tristes ¿Qué le pasa?-Si tienen sus caso andando.

-¿Por qué no nos lleva papa?-Pregunto Pablo.

Ella nos miró a los dos torciendo el gesto.

- Se fue temprano al trabajo, tenía una reunión con una empresa china o algo así.-Explico con poco interés.

Algo no me estaba cuadrando.

-Ah.-Dice Pablo satisfecho ¿Enserio? ¿Solo yo siento que algo va mal?

Seguramente sí, tengo una nube negra que llueve constantemente sobre mí. Y por eso todo parece que va mal, me quito los malos pensamientos  de mi mente.

Hoy  sería un día pesado.                   

***

- Vamos Ella sal a bailar con nosotras.-Dice Ana mientras hace puchero con su boca.

-No, mama está más insoportable que nunca y no me deja salir.-Miento. Sé que está mal poner a mamá como loca y controladora, pero cuando no tengo ganas de salir.

- ¿Te acuerdas que salgo con tú hermano? No puedes usar el truco barato de que tu mama no te deja.-Me recuerdo mi pelinegra amiga.

Me había olvidado de ese pequeño detalle, “la infiltrada” en mi familia. Desde hace una semana y tres días (Según Ana) es la novia de mi hermano menor. Estoy tan feliz por ellos, a ella le hace bien el y el a ella. Son hartan tés y demasiado dulces tanto que te puede provocar diabetes de lo amorosos que son.

- Aja maldita colorada, no quieres salir con nosotras.-Dice Mili tocándome la nariz.-Vamos coló, hace mucho que no salimos las tres juntas.- Se queja.

- Es que no me apetece y punto.-Digo molesta, tomo mi mochila y me voy hacia mi salón.

Me tienen sofocadas mis amigas, siempre quieren salir o hacer cosas ¿No se dan cuenta de que no quiero hacer nada? Solo quiero dormir y  dormir.

Estoy tan metida en mis pensamientos que ni siquiera veo que choco contra el hombro de alguien.

-Disculpa.-Digo mientras miro a quien choque.

¿Por qué la vida me odia? Nicolás estaba frente a mí. Genial pensé, hace  un mes que no lo veo, por su culpa, por su estúpido y sensual beso. Noah intento agredirme, lo miro con cara de pocos amigos y sigo mi camino.

- Me podrías explicar ¿Por qué vivís ignorándome?-Pregunto situándose frente a mí.

Mis ojos chocaron con dos jemas verdes preciosas.

-No te ignoro, solo no te hablo.-Dije con una sonrisa cínica, estoy molesta con él. Todo eso paso por su culpa.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.