Dos Ambroni y un Villagran

Capitulo 16

Capítulo 16.

Ornella.

Lo único bueno del día es salir del auto de mi mama e ir derecho a dormir. Pero las cosas tomaron un rumbo extraño cuando paso de largo la calle en donde vivíamos.

- ¿A dónde vamos? –Pregunto.

- Orne, parece que no prestaste atención a lo que vengo diciendo hace más de veinte minutos.-Me regaña y ruedo los ojos.- No me blanquee los ojos.-Ordeno autoritaria.-Vamos a comprar un par de cosas, porque para semana santa iremos a la casa de campo de los papas de tu tía Ada.

Me quedo sorprendida por la idea, me parece algo bueno irme y despejarme unos días. Y creo que a todos les agrada la idea, ya que se ve de buen humor mi madre.

-Ah, genial.-Respondo.

Y me pongo los auriculares, para que el viaje se me haga más corto.

***

En menos de media hora  mi mama había recorrido casi todo las tiendas del lugar. En busca de huevos de pascuas. Aunque ya  todos somos muy grandes como para recibir huevos de pascuas, mi mama se empeña en comprarnos a todos (hermanos y primos).

Es una de las muchas cosas que me gusta de estar en familia, que seguimos  tradiciones. Como por ejemplo en navidad armar todos juntos el arbolito, el siete de diciembre para que así el ocho de diciembre a las 00:00 lo prendamos. O en año nuevo  usar todos, ropa del mismo color, o los desayunos en familia cada vez que alguien cumple años. También los asados de los domingos o las noches de juego de mesa. Son cosas que pareen aburridas para algunos, pero para mí es lo más lindo que existe.

- Orne ¿Te gusta?-Dice mi mama poniendo me un vestido negro de seda brillosa, frente a mis ojos.

Era hermoso, largo hasta el suelo, tenía la espalda descubierta y una cadenita que cruzaba en forma de V. El escote no era mucho, era un simple cuello en V pronunciado.

-No.-Digo seca.

-¿Cómo qué no? Es hermoso. Te quedaría divino para la boda-Dice ella.

En verdad es hermoso, pero es revelador.

-No me gusta mama, muestra mucha espalda.-Digo con desagrado.

-Por favor Orne, te quedaría hermoso, aparte no muestra demasiado.- Intenta convencerme.

-Ma, no me gusta. Úsalo tú.-Respondo enojada.

- A ver Ornella a mí no me hables así.-Me miro enojada.-Si no te gusta está bien.-Dice de mala forma.

La había hecho enojar, porque es tan insoportable.

Siento que me agarran del brazo y me doy vuelta, mi  mama balbuce algo que no entiendo y cae al piso.

-Mamii.-Chillo tirando me a socorrerla.

¿En dónde está Pablo? Cuando necesito al pendejo eso nunca lo encuentro. Trato de despertarla pero no puedo.

Una empleada se nos acercó y puso poco de perfume cerca de la nariz de mi mama, lo que hizo que se despertara.

-Mami mamita ¿Estas bien?-Pregunto asustada.

Ella nos mira parece que sigue algo mareada.

-Ahora le traigo algo de agua.-Dice la chica.

-Si por favor.- Le digo a la chica.

Mi mama se incorpora de apoco y se toca la cabeza.-Auch.-Se queja.

- Mami ¿Cómo estás?-Pregunto.

-Bien, amor. Un poco mareada.-Respondo.

-Acá está el agua.-Dice la chica.-¿Se encuentra bien?

- Si muchas gracias.-Dice mi mama, acto seguido se toma el agua.-Debes ser la tensión, se me debe a ver bajado.

- No desayunaste bien.-La reto.

- Yo soy la madre, asique solo yo puedo retarte.-Dice con una sonrisa.

Cuando se pudo incorporar y se tomó otro vaso de  agua. Le agradecimos ala amable chica, la cual se llama Mara.

Y salimos de la tienda encontrándonos a Pablo, el cual estaba escuchando música mientras miraba su celular.

- Niño, tú mama estaba muriendo en la tienda y vos estás  jugando.-Lo regañan mi mama, Pablo nos mira con cara de ¿Qué paso?

Una vez que mama lo reto por no estar atento los que nosotras hacíamos. Nos fuimos a comer algo, ya que no iba a dejar que m mama manejara de vuelta a casa con el estómago vacío. Le eh dicho que esas dietas raras no sirven.

Mientras seguíamos caminado, recibo una llamada de Nicolás. Sigo tan enojada con él, le echo  la culpa de todo lo que me paso. Corto, no entenderá que no quiero hablar con él, acto seguido aparece la foto de mi  amiga Ana, tampoco quería hablar con ella. Ni con nadie, solo quiero estar sola.

 

Brandon.

Estaba nervioso hoy era mi cita  con la editorial Sol de luna. La cual no es muy conocida aun, pero lo será muy pronto. Eso espero.

Hace una semana que reina se reunió conmigo y me dejo hecho un lio. No sé qué pensar o que sentir.

Enojarme con ella porque no deja su esposo y viene conmigo. O triste porque sé que no lo puede dejar por miedo a que la golpe.

Nunca pensé que Martin fuera de ese tipo de hombre, parece tan amable y risueño. Si hasta es donador en la fundación de mi mama. Ahora sé que es toda una careta, maldito idiota ¿Cuántos hombres como el habrá en el mundo? De esos que se muestran de una forma y en su interior son unas bestias.

Llego al edificio de Sol de luna, trago saliva. Estoy nervioso ya me rechazaron tantas veces.

Al entrar era un lar lindo, un recibidor enorme con sillones y poster de algunos libros que ellos publicaron. Había muchas flores  amarillas y blancas, que combinaba con el lugar.     

- Hola, buenos días. ¿En qué puedo ayudarlo? –Pregunta la recepcionista, una linda chica de veintitantos años.

- Hola, buenos días. Tengo una entrevista con el señor Castillo.-Dije lo más sereno posible.

-Claro, piso número cuatro. Su secretaria estará allí para atenderlo.-Dice con una linda sonrisa.

-Muchas gracias.-Digo copiándole la sonrisa.

Voy hacia el levador y subo hasta el cuarto piso. Tomo aire y lo suelto, justo cuando se abre la puerta.

Era una sala enorme tenía un escritorio grande ovalado, en donde se encontraba la secretaria, justo detrás de ella había una puerta de vidrio. La cual creo que es la oficina del jefe.




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