Capítulo 18
Ornella
Las cosas no me pueden salir peor. Mi hermano tiene los nudillos lastimados y su remera azul manchada de sangre, que por lo que se es de Noah.
- Orne, tienes que decirme ¿Qué paso?- Dice de manera suave mi papa, se arrodillo para quedar a mi altura.- Quiero una razón para no ir a buscar a ese chico y golpearlo.- Su tono de voz era sombría.
¿Qué le dijo Pablo a papa? Miro a Pablo que asiente confirmando lo que pensaba. Creo que la conexión de mellizos hace que nos comuniquemos telepáticamente. A ver si capta esto, levanto mi dedo del medio y se lo enseño.
- Ya Orne. El solo quiso ayudarte nada mas.- Me reto mi padre.
- Es que no quiero que pienses que es mi culpa.- Solloce.
Creo que nunca olvidare la cara de papa cuando entro por la puerta, me vio llorando en mi propio vómito y lo único que pude balbucear fue “Pablo está afuera”.
Miro los ojos azules más lindo del mundo, ahora ya no tenían la simpatía y la alegría de siempre. Estaba triste y perecía dolido.
- Nunca voy a creer que lo que paso fue tu culpa.- Sentencio.- Escúchame nunca pienses que fue tu culpa.- Parecía que estaba a punto de llorar.-Casi pierdo a tu madre por culpa de un hombre que se obsesiono por ella a tal punto que la secuestro. No pienso pasar por lo mismo dos veces, por eso quiero que me digas todo sobre ese chico y yo mismo lo matare.- Pronuncio con enojo esas últimas palabras.
Él estaba llorando. Yo no sabía que decir o que pensar. ¿A mama le había pasado lo mismo que a mí? Se había enamorado de alguien que fingió ser el amor de su vida, la persona que te cuidaría. Y resulto ser todo lo contrario a lo que esperabas. De ser el chico con quien soñabas, paso a ser el villano en tus pesadillas.
No supe que responder, lo único que hice fue lanzarme a los brazos de mi papa y llorar. Llorar por no decirles cuando paso, llorar por qué obligue a mi hermano a mentir. Lloro porque deje de ver a mis amigas y a Nicolás, lloro porque el miedo me volvió más débil y me hizo ser una persona distinta.
- Perdón hija, perdona me por no haberte cuidado.- Sollozo en mi hombro.- El día en el que naciste prometí cuidarte y evitar que alguien te lastimara. Perdón por no cumplir esa promesa.
Me separo de mi papa con cuidado, mirándolo fijamente a los ojos.
- No tienes por qué pedirme perdón. –Digo secando una lagrima de su cara.- Te amo papa, y doy gracias porque te tengo conmigo. – Le digo un poco más calmada.
- Te amo mi pequeña zanahoria. – Dice abrazándome de vuelta.- Papa va a cuidarte siempre.
-¿Yo no tengo abrazos?- Pregunta Pablo, con la nariz roja. Seguramente el “hombre de la casa” también se largó a llorar.
- Ven aquí.- Digo extendiendo mi brazo hacia mi hermano. El salta de su asiento para abrazarnos.
Los tres estábamos fundidos en unos abrazos cargados de sentimientos, no me sentía más sola. Me sentía segura y en paz.
Una lagrima de felicidad cruzo mi cara, ahora entiendo que no importa as miles de riñas y peleas que tengamos, los únicos que están ahí siempre es la familia y tengo que valorarlos más.
- Mis bebes, ¿Alguno me explica por qué hay vomito en la sala?- Grito nuestra madre.
Los tres nos separamos y nos miramos. Sabíamos que teníamos que decirle a mama, que había pasado.
La cuestión era ¿Cuál de los tres se lo diría?
- Este bien, le explicare a su madre que ocurrió. Pero ella querrá hablar contigo Orne.-Dijo serio. Beso mi frente y sacudido el cabello de Pablo.- Ustedes dos son mi tesoro más valioso y no voy a permitir que nadie les haga daño, escucharon.- Nos dijo el, antes de salir por la puerta.
- Ahora, solo queda que papa se haga cargo, para que ese imbécil no te vuelva a lastimar nunca más.- Dice Pablo, abrazándome, apoyo mi cabeza en su pecho.
- Si.- Digo mirando a la nada.- Gracias por salvarme.
- Lo haría siempre Orne.
Los pasos de mama se escuchaban por las escaleras, sé que debemos hablar. Espero que ella me entienda.
Brandon
Llevo varios días trabajando como editor. La editorial es muy buena, para recién empezar.
No eh tenido muchos manuscritos que sean buenos, todavía no dejo de pensar en el libro de Nix. ¿Habrán publicado su novela? Ojala que sí, era muy bueno. Espero que el odio de Martin hacia mí, no haya influenciado demasiado en su decisión de publicarlo o no.
En cuanto a Reina no eh sabido nada de ella, parece que se la hubiera tragado la tierra. Ruego que este bien y que ese infeliz no le haya puesto un dedo encima. Pensar en Reina me pone de mal humor, podríamos estar ahora juntos disfrutando el uno del otro. Pero no soy millonario, no tengo el sueldo al que ella está acostumbrada y para rematar va a tener un bebe con su esposo.
- ¿Qué pasa Villagrán? Quita esa cara de pesadez, hombre.- Dice Juan mi compañero editor. Era un chico veinteañero como yo, tenía el cabello pintado de un azul claro y siempre andaba vestido con camisas hawaianas de varios colores.
- Es que estoy cansado, no veo la hora de que sean las seis para irnos.- Digo poniendo mis manos en mi sien.
- Si la verdad, este fin de semana largo me la pasó atado a un vaso de fernet.- Dice con una sonrisa.
Lo miro, tenía la mano levantada como si tuviera el vaso en las manos. Suelto una carcajada al ver como finge estar tomando.
-Alguien tiene ganas de salir.- Digo con una sonrisa.
- Pues claro hijo. Toda la semana trabajando, me merezco nos días dado vuelta.
- Eso es verdad, a mí me espera un fin de semana en familia.
- Suerte con eso.- Dice de forma sarcástica.- Los fin de semana en mi familia, son terribles. La última vez que nos juntamos mi hermana de quince años confeso que estaba embarazada y mi tía por el lado de mi madre se tuvo que separar de su marido, ya que él era el padre de mi hermana.- Dice de forma tan normal, como si acabara de contar un chiste.- Eh amigo no pongas esa cara, ahora están todos felices. Mi hermana vive en Buenos Aires y mi tía se casó con el carnicero. Así que todos ganan.- Me cuenta encogiéndose de hombros.
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Editado: 17.09.2021