Dos Ambroni y un Villagran

Capítulo 25.

Capítulo 25.

 

 

Ornella.

Tres días después.

Las cosas habían pasado de forma rápida. No tenía forma de explicar lo vivido.

Repasando todo lo de los últimos días se me hacía complejo. Primero mama se fue con la tía Ada, ella nos habla a la mana y a la noche. Pero no tengo idea  de por qué peleo con mi papa. Al principio pensé que fue  por la torpe caída de mi papa. Ya que por poco  iba necesitar cirugía de cara.

Pero cuando ella bajo esas escaleras llorando diciendo que se iba con Ada. Sentí como todo dejo de tener secreto, mi papa llorando. Brandon yéndose de su casa, por un problema con su madre. A quien apoyo rotundamente, esa tal Reina no se merece a mi hermano.

Ya hora que mi tío Carlos abe que Ariel es gay, las cosas se complicaron aún más. Ariel no me responde los mensajes, ni las llamadas. Maldito pico de loro de Brandon.

Por otro lado me duele ver a mis padres separados. Hace unos meses estaban planeando volver a casarse, no es justo que estén así.

Ver a mi papa tomar y encerrarse en su habitación. Me destruye el alma.

No justo que mi mama no este mas acá en mi casa. No es justo que mis hermanos estén enojados. No es justo que Ariel tenga que esconderse de su familia. No es justo que Noah siga libre y yo no pueda salir sin tener miedo. No es justo todo lo que me está pasando.

Lagrimas saladas corrían por mis mejillas. Mientras escuchaba el mix de canciones más triste de la historia.

Me siento tan mal y vacía. Como quisiera tener a mis amigas acá conmigo abrazándome y ayudándome en esta mierda.

¿Por qué fui tan idiota y las aleje? Les eche  la culpa de algo, que solo es culpa de él.

Lagrimas calientes seguían saliendo de mis ojos. Si sigo llorando quedare deshidrata. Me siento en la punta de mi cama refregándome los ojos. Suspiro, siento una presión en el pecho, una punzada que me dice que todo seguirá igual.

De pronto fuertes golpes en mi puerta me sacan de mis pensamientos.  Me levanto con pereza de la cama ya bro la puerta. Seguro es mi papa.

-¡HOLA!-Gritan Mili y Ana.

Ellas se tiran encima de mí abrazándome, yo hago lo mismo. No me esperaba  verlas aquí.

- Chicas, las extrañe tanto.-Digo abrazándolas más fuerte. Creo que dejo a Mili sin aire, solo por esa razón las suelto. –No me mal interpreten. Pero ¿Qué hacen aquí?-Pregunto confundida.

Mili y Ana se sienten en mi cama, con total confianza. Suelto una pequeña risa ante ese hecho. Cierro la puerta de mi pieza y me acerco a ellas.

-Pablo me conto lo que paso con tus papas. Y no podíamos dejarte sola en estos momentos.-Me explica Ana. Ella toma mi mano entrelazando sus dedos con los míos. Mili hace lo mismo con mi otra mano.

- Sí. Aunque nos hayas alejado estas últimas semanas. Nunca vamos a dejar de ser mejores amigas. Como dijimos una vez, en las malas y en las peores.-Dice Mili con una sonrisa en su rostro.

-Creo que es en las buenas y en las malas.-La corrijo con media sonrisa.

-No, cualquiera esta en las buenas. Pero no todos están en las malas y las peores.-Me responde con simpleza.

-Tenés razón.

-Siempre la tengo.-Dice.

-Ahora lo importante. –Dice Ana con cara seria.- ¿Qué te paso? Intente quitarle información  a Pablo, pero el honor entre  mellizos es muy fuerte.-Se queja.

Suelto una leve risa. Las miro con pena, sé que me mataran en cuento sepan que paso  y no les dije anda al principio.

Tomo aire y les cuento todos. Ellas no dicen nada mientras hablo. Creo que estuve media horas o cuarenta y cinco minutos explicándoles.

Al terminar mi relato. Ana lloraba y Mili estaba al borde de las lágrimas, no tenía que tocarme la cara para saber que también estaba llorando.

Me daba asco e impotencia el recordar todo, saber que no pude defenderme.

-Ese mal nacido encima tuvo la cara dures de hablarnos a nosotras.-Dice consternada Ana.

-¿Qué? -Pregunto  sorprendida. Imaginarme a ese idiota cerca de ellas me da más rabia.

- Eso, nos dijo que nosotras somos una vagas y putas. Y te llevábamos por ese camino.-Continuo Ana.- La verdad pensamos que estaba drogado  o borracho. Pero ahora tiene sentido lo que dijo, como también lo tiene la pelea.

Miro con cara de “¿Qué carajos?”. Ellas se miran como si hubieras dicho algo malo.

Las miro esperando una explicación. ¿De qué pelean hablan? ¿Pablo y Noah?

Mili suspira y habla primero.

-Es que un día a las salida del colegio. Ese día no fuiste a clase, bueno. Nicolás y Noah estaban hablando y de repente empezar a golpearse como monos salvajes.

-Y como grandes investigadoras que somos. Le preguntamos a Nicolás por qué habían peleado.  Y él nos dijo que era asunto suyo.-Se quejó Ana.

-Cuando no voy a clases. Pasan estas cosas interesantes.-Me quejo dramáticamente. -¿Pero por qué se habrán peleado?

-La verdad ni idea.-Responde la rubia encogiéndose de hombros.

-Sospechoso…-Murmura pensativa Ana.

Las tres nos quedamos en silencio un rato. Cuando escuchamos murmullos en la planta baja.

¿Sera mi mama?

Rápidamente baje de mi cama. Corrí hasta la puerta, me detuve  solo para ver que mis amigas venían detrás de mí.

Escucho voces hablando. Pero no logro distinguir la de mi mama. Una punzada me hace doler el pecho. Tenía todas las ilusiones de que fuera ella.

-¿Sos vos Pablo?-Pregunto llegando a la sala. Donde cuatro pares de ojos me miran.

-No soy el payaso Plin Plin.-Dice sarcástico. Ruedo los ojos y cruzo los brazos sobre mi pecho.

-Amor.-Dice  Ana, quien corre hasta los brazos de mi hermano como si la vida se le fuera en ellos.

-Asco.-Digo entre risas.

Vuelvo mi vista hacia los otros integrantes. Mi corazón se para al verlo.




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