Dos Ambroni y un Villagran

Capítulo 33

Capítulo 33

Ada

— ¿A qué te refieres con igual? — pregunto mi marido mirándome sin entender nada.

Ruedo los ojos mientras camino de un lado a otro por la habitación.

— A que esa chica, la vecina de Ariel, es igual a la rusa — le vuelvo a explicar.

Desde que vi a esa chica. Una mala sensación recorre mi cuerpo. ¿Sera que es hija de esa víbora?

Carlos se incorpora   para tomarme de los hombros y frenarme.

­­— Deja de caminar, me estas mareado­ —  se queja. — . ¿Entonces dices que es su hija?

— Si, Ariel me lo confirmo. Pero hay algo que me carcome por dentro — digo en tono bajo. Siento esa sensación de que las cosas van a ir mal.

— ¿Qué ocurre? ¿Por qué deberían ir mal las cosas? Si la rusa no ataco hasta ahora a nuestro hijo. Dudo que lo haga.

­­— En eso no había pensado— dije alterada.

¿Y si intenta lastimar a mi bebe de vuelta?

— Por favor, no pienses en eso— intento calmarme Carlos.

— No puedo Carlos. Ahora tengo otra cosa más que me preocupa—  manifiesto con preocupación.

— ¿Qué es lo otro?

— Que esa chica tiene dos años menos que Ariel. Casi la edad de Brandon.

Espero que él se dé cuenta de lo que estoy diciéndole. Que capte lo que yo estoy pensando.

El me mira ya abre la boca en señal de sorpresa. Empezó a asentir con la cabeza, al fin entendió a que me refería.

— No la verdad no sé qué tiene de importante eso — dice algo confundido.

— Que Clarisa en ese momento estaba con Alexander.

— ¡NO! — grito con sorpresa.

­­— Ese es el otro problema. Esa chica puede ser hija de Alex — concluí con pesadez.

Mi colorada amiga y Alex, recién acaba de reconciliarse. No quiero que vuelvan apelar, no por esto. Suficiente daño nos hizo la rusa ya.

Pero si Olivia es hija de Alex, el tiene derecho a saberlo.

— Pero no podemos decir nada, hasta estar seguros.

­— ¿Por qué no? Alex debería saber— interrogo Carlos.

— Porque recién arreglo sus problemas con Juli. No podemos pinchar su burbuja de amor. No con algo así de fuerte y sin tener certezas de que es así.

El asintió con la cabeza, pasa su mano por su cabello. El cual tenía varias canas blancas.

— Tienes razón amor. Pero tenemos que hablar con esa chica.

— Sí. Pero todo tiene que ser en secreto. Nadie debe enterarse de esto, mucho menos Ariel.

— Ah porque sería raro enterarse de que tiene más hermanos— concluyo.

— Aparte de eso. Ariel me comento que salió varias veces con ella— dejo a su imaginación para que  él comprenda mis palabras. La cara de Carlos se contrae en una mueca de asco.

— Dios, ojalá no sean hermanos.

— Eso espero.

La verdad este asunto me tiene muy confundida.

¿Olivia y Ariel son hermanos?

No quiero si quiera imaginar la cara que pondría mi amiga si lo supiera. Ella está embarazada y sé que con su edad, su embarazo  debe ser en paz y sin muchas alteraciones. 

Mi esposo aprieta mis dedos con fuerza, haciéndome saber que está conmigo en esta búsqueda de la verdad. Solo espero que  todo sea un mal entendido o un absurdo juego del destino y la casualidad.

Brandon

Mientras esperaba que el casero me diera las llaves de mi nuevo apartamento. Chateaba con mi padre, para saber cuándo mi mama no está en la casa.

Ya que nenecito ir a buscar las cosas que deje guardadas en su garaje. Las cosas de mi antiguo departamento mi cama, muebles de cocina y un par de cosas más.

No era mucho, pero con eso íbamos a empezar.

El departamento es acogedor. Las paredes de la cocina comedor  pintadas de un amarillo patito. Era lo bastante grande como para una pareja que recién vivían juntos.

La habitación era normal, tenía una ventana que daba a la calle. Calculo que entraba perfectamente mi cama y el mueble. El baño era pintoresco tenía una de esas tinas antiguas, imagino un par de cosas que podría  hacer con ella en esa bañera.

Sin dudas este era el lugar perfecto para empezar nuestro hogar.

— Joven Villagrán, aquí tiene su llave — dice el casero Es un hombre de mediana edad tés morena y tiene una sonrisa que lo hace parecer un niño pequeño. — También le doy su recibo de los tres meses que dejo pagos.

­ — Muchas gracias Señor Mauricio.

El asintió levemente con la cabeza y le sonreí. Luego de despedirse de mí, me quede solo en el apartamento.

Empiezo a pensar como acomodare los muebles. Por suerte, no hacía falta comprar mucho.  Solo algunos artefactos electrodomésticos, pero eso en una semana o dos los compro. Tengo suerte de haber conseguido el trabajo.

Sentí una vibración en mi  bolsillo trasero. Con rapidez tomo mi celular para ver que tengo una llamada entrante de Reina.

­ —Buenos días reina hermosa­ — saludo con alegría.

­ — Buenos días mi amor.  ¿Cómo va lo de la mudanza? ­ — pregunto ella.

­­ — Perfecto, tenemos el lugar­ —  conteste alegre. ­ — Creo que mañana tendré los muebles aquí, solo faltan ustedes.

Ella soltó una risa que a mis odios le parecieron música. Era tan hermoso escucharla así.

­ — Genial amor. Mira sé que Martin se ira en tres días.  Cuando él se valla yo me iré de aquí. Nos iremos contigo.

Esas palabras me alegraron abruptamente. Aunque también me preocupaba, quería que ellas estuvieran lo más lejos posible de ese hombre.

Pero son tres días ¿Qué son tres días comparadora toda una vida feliz? Nada

­ — Cuando vengas a vivir aquí. Tendrás todo perfectamente acomodado para las dos.

­ — Ansió el momento. Ya quiero estar contigo Brandon.

Sus palabras removieron algo en mí. Esa sensación inexplicable de felicidad  que sentí al escucharla decir eso.




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