Dos Ambroni y un Villagran

Capítulo 44.

Capítulo 44.

 

Ornella.

Mama caminaba desesperada por toda la sala. Papa trataba de calmarla, pero no lo lograba. Aunque admiraba su capacidad para mantener la calma.

Todavía sigo sin procesar todo lo que dijo la rubia, Olivia. ¿Mi hermana? Tengo una hermana, media hermana, pero una hermana al fin y al cabo.

Sé que mi actitud al principio no fue muy buena, pero Nicolás. Me hizo entrar en razón…

— Creo que deberías ir a tu casa, ya es tarde — le digo a Nicolás.

Quien se había quedado conmigo. Si me encontrara en su lugar, seguro me terminaría yendo. Pensando “Que familia más loca.” Pero el sigue acá.

Mi gran pregunta es ¿Por qué?

— Seguro me hechas, porque viene el otro — comenta triste, bajando la cabeza.

Le pego despacio en el hombro. Luego le doy un beso en el mismo.

— Sabes que eres el único — le susurro. Haciendo que me regale una de esas hermosas sonrisas, marcando sus hoyuelos. — Te digo, porque ya van a dar las doce y no quiero que te reten en tu casa.

El me rodea con su brazo por los hombros y me pega a él.

— No te quiero dejar sola. Ya le dije a mi mama que estoy en casa de Pablo. No le importara que llegue tarde.

Mi corazón se aceleró, sentía la imperiosa necesidad de estampar mi boca en la suya. Y fundirnos el uno en el otro. Como hicimos horas atrás. Pero tenía que comportarme, aunque papa estuviera pendiente de mama. Siempre tenía un ojo en nosotros.

Mal día para presentar a mi chico.

— Ese es mi muchachote.

Tomo su mano entre la mía. Sus dedos entrelazados con los míos, me dan paz y tranquilidad.

Miro a Pablo quien se había quedado dormido en el sillón. Olivia tiene la mirada perdida, ni siquiera comió a la hora de la cena.

Siento pena por ella. Enterarte que tu mama es una loca, que esta extraditada y había secuestrado a tu medio hermano, cuando solo era un bebe. Si yo también estaría mal.

— ¡Brandon debe estar fabricando el auto! — se queja mi mama.

— Lo sacaste de la cama. Acordar te que tarda en arrancar. — comento con un toque de gracia.

Nicolás se ríe a mi lado. Olivia niega con la cabeza, mama estaba a punto de decir algo pero el sonido de la puerta la distrae.

— Pequeño, tardaste mucho — lo regaña mama. No era necesario abrirle la puerta, ya que como todos en la familia. Tenemos una copia de la llave.

— Me perdí — confiesa el castaño. Entrando a la sala . — Reina y tú, pelean por ver quien tiene más panza — comenta poniendo sus manos en el vientre de mama.

Esta lo golpea enojada.

— Si no fuera porque esto es importante…

— ¿Me vas a decir que paso? No entiendo nada, estaba a punto de dormir. — Brandon mira al alrededor. Sus ojos van desde Pablo durmiendo, Nicolás y yo abrazados, Olivia acostada en el hombro de papa.

¿Olivia acostada en el hombro de papa? Mmmm eso no me gusta. Pero dejo de prestarle atención a esa escena. Cuando escuchó la barbaridad que sale de la boca de mi primo.

— ¿No me digas que Orne esta embarazada? — pregunta horrorizado. — No se puede con tantos bebes en la familia.

Papa se levanta de golpe y mira a Nico, con cara de pocos amigos.

— ¡¿Qué?! — gritó. Podía ver la vena de su cuello marcada. La mirada asesina que le otorgó a Nico. Me hizo estremecer hasta a mí.

— ¡NO! —Respondemos al unísono con Nicolás.

— Brandon, deja de decir idioteces. Tenemos cosas importantes que hablar — se queja Pablo. Quien se despereza a mi lado.

— ¿Alguien me dice que pasa? — pregunta confundido Brandon. — ¿Quién es ella? — señala a Olivia.

— Es mi hija. Olivia — le responde papa.

Ignoro los celos que me inundan. Ella aparece de la nada ¿Y a es la hija? No es justo.

Nicolás se da cuenta de mi mal estar, ya que aprieta mi mano.

— ¿Qué? Ahora sí que no entiendo nada. Juro que no fume nada — dice confundido. Tomando asiento. — ¿Acaso escuche decir tu hija?

— Si, es la hija de una ex.

Brandon asiente captando toda la información. Me sorprende que no le esté saliendo humo.

— ¿Pero por eso me vinieron a despertar? Ya sé que es una gran noticia…

— Brandon — digo captando su atención. — Ella es la Olivia de Ariel, es Liv.

Él asiente de forma relajada. Unos segundos después abre los ojos de forma sorprendida, señala a Olivia. Repetidas veces. Negando con la cabeza, sus ojos no pueden estar más abiertos.

— ¡No puede ser! — exclama. Poniendo sus manos en la cabeza. — ¿Entonces besaste a tu hermano? — pregunta el desubicado.

Todos los presentes hacen el mismo sonidito de sorpresa. Olivia lo mata con la mirada. Por mi parte, solo escondo mi cabeza entre mis manos.

Mi mama toma asiento.

— No es su culpa — dice apretando las manos de Olivia, en un gesto tranquilizador. — Ninguno de los dos sabía. Pero esto no es por lo que te llamamos.

Todos nos quedamos quietos y callada dos.

— Desde que vino Olivia, intentamos contactar con Carlos y Ada — empieza hablando papa. — Pero ninguno responde. Intentamos hablar con Ariel y pasa lo mismo.

¿Por qué suena tan preocupado? Seguramente todos están dormidos.

— ¿Y que tiene eso? — pregunta Olivia. — Ariel, llega tarde a casa.

— Pero ahora sabemos que tu mama está aquí. Y es demasiada coincidencia, que justo ellos no respondan sus celulares. Ni den señales de vida.

Olivia se levanta furiosa.

— Mi mama lleva semanas aquí en la ciudad. Y nunca les paso nada, ¿Por qué desconfían de ella? — pregunta enojada. — Tal vez si cometió un error, pero ella es diferente. Buena madre, nunca nos lastimo — su voz estaba temblando. Estaba a punto de ponerse a llorar. — Solo están paranoicos.

— Mama, ella tiene razón. ¿Por qué hacerles algo? Si por lo que sabemos, Clarisa, no tiene ni idea de que sabemos su secreto. ¿Por qué hacerles algo? ¿Porque arriesgarse a arruinar todo?




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