Dos Ambroni y un Villagran

Capítulo 48.

Capítulo 48.

Brandon.

Hospital. 6:30 a.m.

El medico  hablaba muy rápido, o tal vez era yo quien no entendía nada  de lo que estaba diciendo.

Siento un dolor punzante en mi pecho. Las lágrimas salían de mis ojos. Me dolía  tanto todo lo que estaba pasando. 

Sentí la tibia mano de mi hermana Catherine sobre la mía. La miro, luce terrible. Los ojos hinchados de tanto llorar, la nariz roja. Debo estar igual o peor. No eh dejado de llorar desde que los encontramos.

No entiendo como  solo hace un día atrás. Estábamos  todos felices y sanos. Y ahora…

— La paciente Smith por otro lado, se la pudo estabilizar. Pero tuvimos que inducirla a un coma farmacológico. Ya  que  ha sufrido un traumatismo craneoencefálico. Perdió demasiada sangre. De no ser porque presionaron sus heridas, ella hubiese muerto en el acto.

Sentía como el aire ingresaba a mis pulmones con normalidad. Por un momento pensé que iba a perder a la mujer más importante de mi vida.

— ¿Ella saldrá del coma? — pregunta papa. Quien se encuentra en una silla de rueda. Con ambos pies enyesados. Todavía no entiendo cómo se quebró ambos pies.

— Si, pero ahora todo queda en ella. Las lesiones en su cerebro pueden dejar consecuencias, como pérdida de memoria o la incapacidad para realizar algunas acciones. Pero eso se verá cuando ella se despierte.

— ¿En cuánto tiempo será eso? — me escucho preguntar.

— No lo sé, es diferente en cada paciente. Por ahora lo que les recomiendo, es que vallan a casa. Ya que no hay  mucho que puedan hacer.

— ¿Mi hijo? ¿Cómo se encuentra? — pregunta Alexander. Quien recién llega, ya que estaba en la delegación. 

— Su hijo despertó desorientado hace media hora — explica con paciencia. Esta vez llego a entender lo que dice. —  Tuvimos que sedarlo ya que entro en una crisis. Pueden entrar a verlo, está dormido. Una mujer  pelirroja ya paso a verlo.

Suspiro relajado. Por eso salió corriendo mi tía.  Mi  hermano está bien, él y mama están bien.

 El doctor dice un par de cosas más y se marcha.

Catherine me abraza llorando con fuerza. Susurrando  de forma bajita “Están vivos”  lloriquea abrazándome.

Un alivio se instalaba en mi pecho.  Dios, si me escuchas. Por favor cuida a mi mama, ayúdala a salir de esto. Es fuerte, es la mujer más fuerte en este mundo. Por favor, no me la quites.

Escucho un sollozo a mi lado. Levanto mi cabeza y miro a mi papa, quien lloraba con la cabeza escondida entre sus manos. 

Con mi hermana nos acercamos a él. Yo a su izquierda y Cate a la derecha. Ambos abrazamos a papa. En este momento es cuando más nos necesitábamos.

 

Ornella.

Comisaria N°6  7:30 a.m.

— Señorita Ambroni. Tiene que decir exactamente todo lo que sucedió — me dice la detective. Una mujer de unos treinta y tantos. Su cabello castaño estaba atado en una trenza desordenada. Seguro cuando entro a trabajar. No esperaba que este fuera su primer caso de la mañana.

— Nos enteramos de la hija no legítima de mi papa.

— ¿A qué hora fue eso? — pregunto la detective.

— Como a las seis o siete de la tarde. Pero no fue como hasta las  once de la noche, que nos quisimos poner en contacto con mis tíos y mi hermano.

— ¿Por qué se quisieron poner en contacto con ellos? ¿Intuyeron que estaban mal?

— La verdad al principio no entendía el desespero de mis padres. Al saber que Clarisa estaba en la ciudad. Después no enteramos de que esa mujer había secuestrado a mi hermano cuando era un bebe. Intento  matar a mi madre y a mi tía — digo desesperada. Sentida las lágrimas picar en mis ojos, amenazando con salir.

Le cuento a la oficial como  nos dividimos en autos. Como encontramos  vacío el departamento de Ariel. 

— ¿Usted presencio la muerte de Clarisa? — pregunto la detective.

Siento un escalofrió cuando pronuncia “muerte”. Siento las lágrimas recorrer mis mejillas. El dolor en mi pecho se agudiza. Todavía no sé nada ni de mi hermano o mi tía. Las cosas no iban bien para ellos.

— No, yo estaba con Olivia. Ella entro en crisis y yo me quede a su lado.

Pobre Olivia, me dolía. Me dolía mucho que hubiese perdido a su madre, el mismo día en que se enteró que era una asesina.

—  Bien, no más preguntas. ¿Puede escribir todo  esto en su declaración?

— Si — pronuncio con la voz temblorosa.

Escribí todo lo que dije. Al terminar le tiendo la hoja y la lapicera.

— ¿Hablo con Olivia? — pregunte.

Nos separaron en cuento llego la policía, ella se fue con el servicio de emergencia. Ya que estaba en un shock.

Yo vine junto a mi hermano, Pablo, y Nicolás.  A ellos los entrevistaron primero, me dejaron para el final. Ya que papa lo pidió así. No me encontraba bien cuando llegamos.

—  La joven, vendrá a las instalaciones cuando sea dada de alta.

Yo solo asiento. Quiero irme, quiero abrazar a mi mama y no soltarla más.

 

La detective me guía afuera. Al salir veo a mis abuelos, los padres de mi mama. Junto a mi hermano. A quien no veo por ningún lado es a Nicolás.

Al verme mi abuela, se acera corriendo hacia mí. Mes estrecha entre sus brazos.

— Mi pequeña — murmura sollozando. — Vamos a casa.

Me dejo  ir en sus brazos. Suelto todo el llanto que tengo contenido.

Nos acercamos hasta donde se encuentra el abuelo Aron y Pablo.

— Chicos vamos a casa. Su madre nos llamó del hospital. Su hermano está bien, él está descansando ahora. Ada, está estable. Pero en coma.

Me escondo en el pecho de mi abuela llorando. Ellos están vivos.

Pensé que los iba a perder. Nunca me olvidare como vi salir a Ariel en una camilla. Pálido, dormido y sin moverse. Sentí que mi mundo se venía abajo.




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