DueÑos Del Juego

CAPÍTULO 5: ENTRE TRIUNFOS Y DERROTAS

La temporada avanzaba sin tregua.

Cada semana traía consigo un nuevo reto, y Vittoria se encontraba en un punto donde cada partido era una prueba.

El equipo mostró un buen arranque después de la victoria en la Coppa Italia, pero el camino en la Serie B era otro asunto.

Los primeros encuentros dejaron claro que no sería un ascenso fácil.

El debut en la liga fue contra Bari, un equipo sólido, bien estructurado, que no regaló espacios. Vittoria luchó hasta el final y logró imponerse 2-1 con un gol agónico de Camilo Rojas en el último minuto.

La euforia del primer triunfo se vio opacada una semana después, cuando enfrentaron a Cosenza y sufrieron una derrota dolorosa por 1-0. El equipo mostró errores defensivos, y la falta de contundencia en ataque les costó el partido.

Siguió un empate contra Brescia que dejó sensaciones mixtas. El equipo jugó bien, pero dejó escapar la victoria en los últimos minutos.

Después llegaron dos victorias consecutivas, primero ante Südtirol (2-0) y luego contra Modena (3-1).

Pero justo cuando parecía que el equipo tomaba ritmo, llegó una goleada humillante ante Parma (4-0).

Bellucci estaba furioso. No era la derrota, sino la manera en que se había producido.

—No quiero ver a nadie conformándose con perder —dijo en el vestuario tras el partido—. No estamos aquí para ser un equipo promedio.

Los jugadores asintieron en silencio. Había sido un golpe duro, pero necesario.

A lo largo de los primeros diez partidos, Vittoria acumuló cinco victorias, tres derrotas y dos empates.

Se encontraban séptimos en la tabla, en zona de playoffs, pero aún lejos del ascenso directo.

Había margen para mejorar, pero también muchas cosas por corregir.

En medio del ajetreo de la liga, Luca tuvo que hacerse cargo de algo que había dejado en segundo plano por demasiado tiempo.

El Vittoria Femenino.

Era algo que no podía seguir ignorando, y el presidente de la liga se había encargado de recordárselo.

Silvia había hecho los deberes y tenía un informe detallado sobre la estructura actual del equipo.

—El equipo femenino ha tenido buenos resultados en los últimos años, pero nunca ha recibido el apoyo que realmente necesita.

Luca revisó los documentos en su escritorio.

—¿Qué tan competitivo es el plantel?

—Compiten en la Serie B femenina, pero sin refuerzos y sin una estructura más sólida, es difícil que peleen por el ascenso.

Luca dejó los papeles y cruzó los brazos.

—Necesitamos empezar desde arriba. Lo primero es contratar a una entrenadora.

Silvia asintió.

—Ya tengo una candidata.

Le pasó un expediente con una foto en la esquina superior derecha.

Luca la observó con curiosidad.

—¿Quién es?

—Claire Dubois.

—¿Francesa?

—Sí. Exfutbolista. Se retiró a los 29 años después de una lesión y empezó a entrenar equipos juveniles. Tiene solo 32 años, pero es una de las entrenadoras jóvenes con más proyección en Europa.

Luca recorrió su historial con la vista.

—Trabajó con Lyon y después en la selección sub-20 de Francia.

Silvia asintió.

—Sabe lo que hace. Es exigente, tiene un estilo ofensivo y trabaja bien con jugadoras jóvenes.

Luca dejó el expediente sobre la mesa.

—¿Ella quiere venir?

—No está cerrada a la idea. Quiere escuchar la propuesta.

Luca asintió.

—Entonces hagámoslo. Tráela a Vittoria.

Silvia sonrió levemente.

—Pensé que dirías eso. Ya organicé una reunión para mañana.

Luca sonrió de lado.

—¿Alguna vez me dejas tomar una decisión por mi cuenta?

Silvia solo se encogió de hombros con diversión.

—Para qué perder tiempo si ya sé lo que vas a decir.

Al día siguiente, Luca se reunió con Claire en una de las salas privadas del club.

La francesa era una mujer de presencia fuerte. De cabello oscuro recogido en una coleta y mirada directa, hablaba con seguridad, sin rodeos.

Se notaba que no tenía intención de impresionar a nadie.

—Seamos claros, señor Moretti —dijo apenas tomaron asiento—. No vine hasta aquí para escuchar promesas vacías.

Luca apoyó los codos sobre la mesa, sonriendo levemente.

—No suelo hacer promesas que no pueda cumplir.

Claire entrecerró los ojos, estudiándolo con cuidado.

—He trabajado en clubes donde el equipo femenino es tratado como un accesorio. No quiero eso.




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