DueÑos Del Juego

CAPÍTULO 12 – UN NUEVO COMIENZO EN LA SERIE A

El descanso había terminado.

Después de tres días de celebraciones, los jugadores de Vittoria regresaron a los entrenamientos. La Serie A los esperaba, y no había tiempo que perder.

Mientras el equipo volvía al ritmo de trabajo en el campo, los verdaderos movimientos se daban en las oficinas del club.

En la sala de juntas del Vittoria, Luca Moretti observaba la pantalla del proyector con los brazos cruzados.

Frente a él, Marco Moretti desglosaba los nuevos ingresos que el club recibiría por ascender a la Serie A.

—Hemos recibido una cantidad considerable por derechos televisivos, patrocinios y premios de la liga. —explicó Marco—. Lo suficiente para pagar la deuda del club y empezar a invertir en infraestructura.

Adriano, sentado al lado de Luca, revisaba los documentos con detenimiento.

—¿Cuánto tenemos disponible para fichajes?

Marco tecleó en su computadora antes de responder.

—No podemos derrochar, pero podemos hacer movimientos inteligentes. Si somos estratégicos, podemos reforzar al equipo sin comprometer la estabilidad financiera.

Luca asintió con calma.

—Entonces hagámoslo bien. Quiero una lista de posiciones clave que necesitemos reforzar y opciones viables en el mercado.

Silvia, sentada al otro lado de la mesa, intervino.

—También hay otro tema pendiente.

Luca levantó la mirada.

—Los Bianchi.

Adriano cerró la carpeta en sus manos y miró a Luca.

—Hoy nos reuniremos con su padre para discutir los contratos.

Luca apoyó los codos en la mesa y entrelazó los dedos.

—Perfecto. Quiero que todo quede claro desde el inicio.

Horas más tarde, el padre de Chiara y Matías Bianchi llegó al club.

Un hombre de porte serio, con mirada analítica. Había sido jugador en su juventud y conocía el mundo del fútbol.

Se sentó frente a los directivos, con sus hijos a su lado.

Luca tomó la palabra.

—Matías y Chiara han demostrado que tienen talento. Queremos ofrecerles contratos profesionales a partir del inicio de la temporada.

El padre de los Bianchi asintió lentamente.

—¿Cuáles son las condiciones?

Adriano intervino.

—Queremos que ambos estén 100% enfocados en el club. Eso significa dejar la universidad.

Hubo un pequeño silencio.

Chiara y Matías se miraron. Sabían que este momento llegaría, pero enfrentarlo cara a cara lo hacía más real.

Finalmente, Matías respiró hondo y asintió.

—Estoy listo para dar este paso.

Chiara dudó un segundo, pero luego hizo lo mismo.

—Yo también.

Luca sonrió levemente.

—Entonces lo haremos oficial.

Los documentos fueron colocados sobre la mesa. El futuro de los Bianchi estaba sellado.

El Resurgir del Equipo Femenino

Mientras los directivos discutían contratos y estrategias, el equipo femenino de Vittoria enfrentaba uno de sus partidos más importantes de la temporada.

Después de meses de reconstrucción, las mujeres del club se estaban consolidando como un equipo fuerte.

El estadio estaba a medio llenar, pero los cánticos de los aficionados presentes hacían que se sintiera como una final.

Carolina Mendes, desde la banda, dirigía con intensidad.

—¡Más rápido en la transición! ¡No regalen espacios!

El partido fue reñido, pero Vittoria demostró que su crecimiento no era casualidad.

Minuto 30: Gol de Vittoria tras un contragolpe letal. 1-0.
Minuto 60: Golazo de tiro libre. 2-0.
Minuto 85: Último golpe con una jugada colectiva impecable. 3-0.

Victoria contundente.

Desde las oficinas del club, Adriano miró el resultado en su teléfono y sonrió levemente.

El proyecto del equipo femenino finalmente estaba tomando forma.

Vittoria se estaba fortaleciendo en todos los frentes.

El ascenso a la Serie A había sido un logro inmenso, pero no había tiempo para relajarse. Aún quedaba un objetivo en la temporada, uno que pocos habían imaginado posible al inicio del año: la Copa Italia.

Vittoria había superado todas las expectativas, avanzando hasta las semifinales, y ahora se preparaba para enfrentar a un gigante del fútbol italiano en su propia casa. El rival era la Roma, un equipo con historia, con jugadores de élite y con un estadio que era un infierno para cualquier visitante.

El reto era enorme. Pero Luca Moretti sabía que su equipo no tenía nada que perder.

Esa mañana, mientras el equipo ultimaba detalles antes del viaje, Luca tenía otro compromiso. La empresa familiar había organizado una conferencia en una de sus sedes en Milán, y él era el orador principal.




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