Dulce Atadura (el Amor De Mis Vidas#1)

Capítulo 52

"Desde nuestro primer encuentro, nuestros espíritus comenzaron a tocarse. Mi corazón te reconoció antes de que mis ojos entendieran quién eras".
 

 «Unk».
 

Niara se levanta apenas sale el sol para preparar el desayuno. Sin embargo, se detiene a medio camino al ver a Elliot conversando por teléfono mientras los gemelos jugaban en la alfombra que él le había puesto. Al verla, Elliot cuelga y le sonríe.

—Buenos días, señora Mandike.

—Buenos días. Veo que los niños  han hecho que te levantes temprano.

—Siempre he acostumbrado a madrugar, no ha sido tan difícil. ¿Quiere desayunar?

—No es necesario que pidas comida, prepararé algo.

—De hecho…, me tomé la molestia de preparar el desayuno —dice, avergonzado—. Andrómeda se fue temprano, así que le preparé algo e hice algo para ustedes. Es lo menos que puedo hacer por su hospitalidad.

—Oh —Niara tapa su boca, maravillada—. No debiste molestarte, ¿cómo no podríamos recibirlos? Son parte de la familia y Andrómeda nos ha ayudado mucho. Gracias.

—No fue nada. Quería preguntarle si había un mercado cerca.

—¡Lo hay! De hecho, vamos todos los fines de semana a Farafenni para el Lumo. ¿Necesitas algo? 

—Me gustaría acompañarla.

—No hay problema. Te ayudaré a preparar a los niños para ir al mercado. Las vecinas enloquecerán cuando los vean ¡Son la copia fiel y exacta de su madre!

El mercado Farafenni constaba de hileras de puestos de madera o sacos amontonados llenos de los productos que ofrecen. La pequeña ciudad colindaba con la frontera de Senegal, así que es un flujo de personas, idiomas y cultura que por un momento lograron abrumar a Elliot. Todas las personas lo veían con curiosidad y otros con recelo. Incluso las mujeres que conocían a Niara se mostraron reacias al verlo hasta que esta que lo presenta como el esposo de Dakarai.

—Ntoo mu Elliot leti —se presenta él en idioma Mandinka, una de las lenguas nativas de Gambia. Niara lo mira, perpleja, mientras que las mujeres se muestran mucho más gentiles al oírlo.

—¡El esposo de Dakarai! ¡Es un gusto! —exclama una de las mujeres Su atención se posa en los pequeños gemelos—. ¿Son los hijos de Dakarai? ¡Son idénticos a ella!

—Todos dicen lo mismo —afirma Niara.

—Aunque ha sacado sus ojos —comenta una de las mujeres, señalando los ojos de Elliot, él sonríe. Son un grupo de cinco mujeres, todas luciendo vestidos largos de telas bordadas y hiyabs de color blanco—. ¿Qué es lo que buscan en el mercado? Le conseguiremos los mejores productos.

Niara observa a Elliot, esperando a que responda. Él carraspea, avergonzado.

—Quiero preparar una tarta de manzana.

—¡¿Una tarta de manzana?! —inquiere Niara, incrédula. 

—Sí…

Las mujeres tienen la misma reacción incrédula y divertida que Niara. No es usual encontrarse con un hombre que cocine.

—¿Cómo se prepara una tarta? Ahora tengo curiosidad —declara una de ellas.

—Sí, yo también tengo curiosidad.

—Podemos traerle los mejores ingredientes si nos enseña a preparar la tarta.

—Tengo un horno en mi casa. Podemos hacerlo allá.

—¡Sí, es una buena idea!

Las mujeres parecen bastante emocionadas. Niara sacude sus manos para detener sus murmullos entusiasmados.

—El señor Cárter tiene trabajo que hacer, no puede enseñarles a hacer tarta de manzana.

—No tengo ningún problema en enseñarles —manifiesta él. Niara alza sus cejas, sorprendida—. Solo si ustedes me enseñan a hacer un postre local. De preferencia, uno que le guste a Dakarai.

—¡Por supuesto! —la más anciana de todas lo sujeta de la mano—. Vamos de inmediato a mi casa. Le enseñaré a hacer la cocada Amarela, el Ngalakh, ¡y el Caakiri! Dakarai siempre ha amado mi Caakiri ¿verdad, Niara?

—Así es.

Elliot ríe ante la confianza y la jovialidad que las mujeres destilaban a pesar de tener solo minutos de haberlo conocido. Queda aún más sorprendido por la hospitalidad del resto de los locales y de los familiares de las mujeres una vez que llegaron a su pequeña aldea. Por lo que había escuchado de ellas, Andrómeda siempre los visita cada vez que tiene la oportunidad y es quien financia la mayoría de los festivales y rituales. Al principio, se siente cohibido por enseñarle a cocinar a las seis mujeres, ya que nunca había hecho algo parecido. La sensación incrementa cuando la gente comienza a reunirse a su alrededor para ver lo que hace. Sin embargo, a medida que va explicando el proceso y hablando con ellos, comienza a sentirse a gusto. Pronto, tiene que comprar más ingredientes para abastecer a todos los que se han acercado y que incluso han traído comida para hacer un pequeño banquete.
 

—¿Ya le hicieron el ritual de la perforación de oreja a los niños? —inquiere la mujer más anciana del grupo. Ahora sabe que se llama Rayana.

—¿Perforación de orejas?

—Es el ritual que se hace desde el nacimiento del niño. El marabú o el guía espiritual se encarga de "soplar" el nombre de los bebés en sus oídos —explica Niara—. Se supone que debe hacerse este ritual inmediatamente después del nacimiento, pero no será mal visto si lo hacen ahora. ¡Oh! ¡Incluso podríamos celebrar su matrimonio!

Las mujeres asintieron, eufóricas.

—Ahora no sería lo más prudente. Andrómeda debe resolver primero el asunto del proyecto —asevera Elliot.

—Tienes razón, pero luego podrán casarse siguiendo nuestras tradiciones.

Elliot sonríe. La imagen de Andrómeda luciendo un traje nupcial tradicional lo enloquece, pero su relación ahora no es la mejor de todas y no desea presionarla.

—Eso me gustaría —expresa él, sincero–, pero por ahora podemos hacer el ritual de la perforación de oreja. Hablaré con Andrómeda sobre ello.

—¡Maravilloso!
 

Lo que pensó sería un corto viaje al mercado se transformó en una salida que le tomó el día entero. Después del pequeño banquete, un joven le pidió ayuda a los hombres que se encontraban allí porque el techo de paja de su casa se había caído y Elliot insistió en ayudarlos. Luego de eso Rayana se ofreció a enseñarle la receta de la cocada y todos volvieron a reunirse.




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