Dulce Atadura (el Amor De Mis Vidas#1)

Capítulo 53 (Final)

"Los amantes no se encuentran finalmente en algún lugar; están dentro el uno del otro todo el tiempo".

«Rumi»

 

Andrómeda se levanta a las cuatro con cuarenta y seis minutos de la mañana. Hace mucho que no tiene pesadillas, pero su cuerpo ya está acostumbrado a levantarse a esa hora exacta. Elliot suele estar despierto antes que ella, pero al verlo aún dormido supone que el día anterior tuvo que ser muy agotador para él. Sonríe al verlo junto con los gemelos.

Nunca había imaginado tener su propia familia. Con aquellas ilusiones atormentando su mente, el miedo de poder perderla atenazaba su corazón. Sin embargo, ahí estaba, con una niña que consideraba su hija, dos pequeños que siempre motivaban sus días y un esposo…

Que ama demasiado.
 

Tampoco había imaginado atreverse a exponer quien realmente era. Siempre cargó el temor de exponerse demasiado poniéndose en el ojo público, pero ha aprendido que sus decisiones no tenían por qué ser cuestionadas basándose en su enfermedad. Reconocía que tenía un problema y trabajaba día a día para sobrellevarlo y eso no tenía por qué empañar sus habilidades. Ya no tiene por qué temerle a sus ilusiones y mucho menos permitir que estas influyan y moldeen su vida. Finalmente, está aprendiendo a convivir con ellas y aceptar que siempre formarán parte de su vida, pero no serán determinantes. 

Ha decidido conversar con Elliot sobre su esquizofrenia.

Se levanta de la cama y se prepara para ir a la construcción y ver los avances. Les da un beso en la mejilla a los gemelos y luego le da un fugaz beso en los labios a Elliot, temiendo que se despierte y la tome desprevenida. Lo contempla por unos segundos y sonríe, embelesada. Un presentimiento le inunda de pronto. Se incorpora y sale de la habitación.

Cuando llega a la construcción no nota ninguna anomalía. El ingeniero supervisor y el resto de los obreros la reciben llenos de júbilo. Los principales encargados le muestran los avances de las instalaciones, que las cosas han mejorado y que han podido seguir cumpliendo e intentar volver a ponerse al día con el cronograma del proyecto. Ahora que saben que es la presidenta de Angels Falls, el recelo parece haberse aminorado.

—¡Señora Cárter! —uno de los obreros se acerca a ella. Sonríe al reconocerlo.

—Abdalla, que gusto verte. ¿Cómo está tu madre y el resto de la familia?

—Todos se encuentran bien. Las visitas de su esposo les ha subido el ánimo. Va todos los días a prepararle postres—Andrómeda frunce el ceño al escucharlo. Observa pasmada como él sujeta sus manos, apenas conteniendo el llanto—. Gracias por todo lo que han hecho por mi familia y los de la aldea. Usted y su esposo siempre están presentes en nuestras oraciones. 

Andrómeda asiente, sin entender bien a qué se refiere.

¿Elliot ha estado yendo a Farafenni?

¿Qué es lo que ha estado haciendo para que Abdalla se sienta tan agradecido? 
 

Conoce a Abdalla desde hace mucho. No es muy confiado con los extranjeros y es orgulloso como casi todos los hombres allí. Sus palabras la han dejado aturdida.

—¡Señora Cárter! —Sale de su estado de ensimismamiento al oír el grito de uno de los trabajadores. Este la ve, espantado—. Los líderes de las tribus han venido con una enorme muchedumbre.

 

                                🌻🌻🌻

Elliot introdujo la brocha en el recipiente de pintura azul y terminó de pintar el nombre dentro en el concreto. Apenas aparta la brocha, los aplausos no se hacen esperar. Una enorme sonrisa surca su rostro al verlos a todos eufóricos. Tampoco puede ocultar su felicidad.
 

—¡Tenemos un nuevo pozo! —grita una de las mujeres, alegres.
 

Elliot se incorpora y aplaude con ellos. Los niños que lo han ayudado han manchado su rostro de pintura y sus manos están magulladas. Desde que visitó Farafenni ha estado ayudando a construir un pozo de agua. Además de la experiencia, lo que más le ha gustado de haberlo hecho, es ver el nombre con el que todos han decidido bautizar el pozo.
 

«TARTA DE MANZANA»

—Esto amerita un banquete —sugiere Elliot.

—¿Ya se ha acostumbrado a los banquetes, señor Cárter? —inquiere Rayana, divertida—, pero tiene razón. Amerita un banquete.

—Yo invito en esta ocasión.

—Últimamente, siempre es usted el que invita —replica ella, aunque bien sabe que solo es una forma de ayudarlos—. Muchas gracias. 

—No tiene que agradecerme. Usted fue quien me enseñó esas recetas. Fueron de gran ayuda con Andrómeda.

—¿Había problemas en el paraíso? Ya no importa, de seguro la cocada de Amarela lo resuelve todo. ¡Ni hablar del Caakiri! Volvería a enamorarse locamente de ti si se lo prepararas —Elliot se carcajea al escucharla. Rayana sujeta sus manos y las frota, como un gesto maternal y acogedor—. Me alegra que la pequeña Dakarai haya encontrado un buen hombre como tú. Ella merece todo lo bueno en esta vida, ¿sabes? Es un ángel enviado por Dios. Se necesita ser muy fuerte para poder cambiar el corazón de las personas. No todo el mundo se atreve a hacerlo.... 

Elliot palmea su mano con suavidad y le sonríe.

—¡Señor Cárter! —Elliot se gira al escuchar el grito—. Mi padre me acaba de llamar. Los líderes de las tribus en Brikama fueron a la construcción con decenas de personas.

—¿Qué?

—La señora Cárter se encuentra con él. Mi padre teme que—Antes de que el joven pueda decir algo más, Elliot sale a toda prisa de la casa. Niara, que ha escuchado lo que han dicho, lo aborda, mortificada.

—Joven Elliot…

—Por favor, aguarde aquí y cuide de los niños. Yo iré a Brikama.

La mujer asiente efusivamente, conteniendo el llanto, mientras que Elliot corre hacia el auto para subirse y arrancar tan rápido como puede.
 

El miedo lo envuelve por completo. La sensación le resulta familiar. Ya la ha experimentado, aquella vez en el hospital con Andrómeda inconsciente y también mucho antes, en el consultorio de Serena, cuando recordó la forma en la Charlotte y su hijo habían muerto. 
 




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