Capítulo # 1
En la mansión Watson.
Bruno está mirando a su mujer de cabello castaño, piel morena y hermosa, ahora está de seis meses de embarazo y sonrió al verla tan emocionada con la llegada de su hija.
—Elise, estás muy contenta con la llegada de nuestra hija —dijo él mirándola y detallando su abultado vientre— estoy contento de que sea una niña.
Elise sonrió.
—Igual estoy yo —confesó sonriendo y mirándolo— dentro de unos minutos me iré a visitar a mis padres.
—Puede llevarte David —se ofreció serio, no quiere que su mujer maneje— sabes muy bien, odio que manejes y ahora menos que estás embarazada.
—Deja de ser tan celoso y posesivo —le pidió sonriendo divertida— solo es casi media hora de aquí, no me pasará nada.
—¿Segura?
—Segurísima.
Él se acercó a ella y la beso.
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En la mansión Cooper.
Enzo mira a su hermanita.
—Vamos, Emma —dijo él serio— si papá se da de cuenta. Que te estoy enseñando a manejar, me mata.
Emma sonrió
—Tengo quince años, así que. Tengo la edad suficiente para aprender a manejar.
Enzo no está muy convencido, igual iba a enseñarle. A pesar de que apenas tiene una semana enseñándole, su pequeña hermana ya sabe manejar bastante bien, eso lo tiene realmente sorprendido.
—Vamos —dijo Emma subiéndose en el auto— antes que papá nos vea —le ordena sonriendo.
—Vamos —dijo Enzo divertido.
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Una hora después.
La familia Watson y Cooper se encuentran en el hospital.
Bruno, al enterarse de que su esposa no había sobrevivido al fuerte impacto del accidente, comenzó a gritar desesperadamente, lleno de dolor por todo el hospital, su padre intentó calmarlo, pero no podía con él.
La familia Cooper, al enterarse de que su hijo mayor había muerte, no podía creerlo. Su hijo, su Enzo jamás estaría con ellos, la única que sobrevivió es su pequeña Emma, quien no volverá a hacer la misma de antes.
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Cinco años después.
En el hospital Santa fe.
—Todo listo —habló Emma y sonriendo— solo espero, el doctor este de buen humor.
—Claro que lo estará —dijo Amy sonriendo, le recuerda— eres nueva, así que ponte pilas.
Emma sonrió y miró a la doctora Amy.
—Claro que sí. Me dicen que es un hombre muy serio.
—Es que Bruno perdió a su mujer hace cinco años, ella apenas tenía veinticinco años, se había graduado de pediatra. Cuando perdió la vida.
—¿Y cómo sucedió? —preguntó mirándola con curiosidad.
—Una inmadura que no sabía manejar —habló con desprecio y continúa— perdió el control del auto y sucedió lo inevitable.
—¿Qué pasó con ella?
—Ni idea —respondió, cruzando los brazos— parece que se la llevaron a otro país, no sé en verdad. Para mí siempre será una asesina.
Emma sintió una oleada de culpa, ni ella misma sabe él por qué.
—Voy a conocer al doctor, antes de que se enoje —dijo ella levantándose con rapidez y retirándose.
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En el consultorio Watson.
—Listo —dijo Bruno, entregándole el récipe a su paciente— solo tienes que tomarlo, dos veces al día, por cada ocho horas.
—Claro —habló la anciana sonriendo.
Cuando la anciana salió, Emma aprovecho y entró.
—Buenos días, doctor Watson —dijo Emma apenada y anuncia— soy su nueva enfermera.
Bruno la miró detenidamente, simplemente de tan solo verla, supo inmediatamente es la causante de la muerte de su mujer e hija. Jamás olvidaría ese rostro inocente, ese cabello rubio y puede apreciar que tiene los ojos azules y no verdes como creía
—Tu nombre —preguntó Bruno mirándola fríamente.
—Soy Emma Cooper —contestó mirándolo.
—Es ella… esta oportunidad no la pienso perder —pensó él.
—Soy nueva, me enviaron con usted.
Bruno sonriendo.
—Eres una mujer muy bella.
Ella se puso nerviosa.
—Bueno, gracias.
—Dime —dijo él levantándose y agarrándola de la mano—. ¿Cuéntame todo de ti?
Emma lo miró a los ojos y se quedó embelesada, es un hombre muy atractivo, su piel es un moreno muy suave y esos ojos color miel.
—Claro.
Mientras Emma le habla de su vida a Bruno, a él no le importa de lo más mínimo, su mente solo piensa en cómo hacerla sufrir y destruirla para siempre, como lo hizo ella unos años atrás, por su irresponsabilidad.
—Te invito a cenar —dijo Bruno, interrumpiéndola— me has caído muy bien, quiero conocerte un poco más.
—No creo que sea ético de mi parte —aclara Emma mirándolo.
—Será un secreto entre los dos —propone guiñándole el ojo.
Ella sonrió y aceptó encantada su invitación, está muy contenta, tiene mucho tiempo que no sale con un hombre, aunque ella tampoco dejaría que él piense, que es una mujer fácil.
En el trascurso del día, Emma y Bruno estuvieron trabajando arduamente, él observó que es cariñosa con las personas, pero rápidamente intento no tomar en cuenta sus virtudes, necesita ser frío para vengarse de ella, no va a permitir que fuera feliz. Para eso él tiene que estar muy cerca de ella.
—Emma —dijo Amy apareciendo y anuncia— es hora de irse a casa.
Emma la miró y se alejó de Bruno.
—Claro, vamos.
—Señorita Cooper —dijo Bruno, acercándose a ella— acuérdese de nuestra salida.
—Sí.
Amy miró a su colega con asombro, él no habla mucho con las mujeres del hospital y menos con enfermeras novatas, solo les daba órdenes, parece que la joven Emma había logrado algo en su amigo.
Ella caminó hacia los vestidores y se cambió de ropa rápidamente, se miró en el espejo y se maquilló un poco para verse un poco mejor.
Está ansiosa de verlo de nuevo.
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En el consultorio de Bruno.
Bruno se quitó la bata de médico y no pudo evitar sonreír, ahora su vida tendría sentido, su vida sería feliz y la de ella miserable, siempre se imaginó que algún día vengaría a su mujer e hija. Ese momento había llegado.