Capítulo # 3
En el hospital Santa fe.
—Y, ¿cómo está? —preguntó Amy acercándose a Emma.
—Igual —respondió él, mirándola— lleva varios minutos sin reaccionar.
—Te ves preocupado —dijo mirándolo.
Bruno quería demostrar que no le importa la salud de Emma, no puede hacerlo, se encuentra realmente angustiado.
—Voy a pedirle a Julio que venga a verla —habló ella mirándolo y saliendo del consultorio.
Él le acarició el mentón y sin poder evitarlo le dio un beso en los labios.
—Anda despierta.
Emma no reacciona, en menos de cinco minutos, llegó Julio.
—Déjame revisarla, sé que eres médico. Ahora solo estás pensando como esposo y no como doctor —dijo él con una leve sonrisa.
—Ok —dijo Bruno alejándose un poco para que su compañero la revisé.
Amy está preocupada, desde que su amiga llegó al hospital no daba indicios de ser una mujer enfermiza, al contrario, siempre estaba sana y fuerte.
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En la mansión Watson.
—Hija —dijo Benjamín, al ver a Alexa caminar hacia la habitación.
—Dime —contestó sin mirarlo.
—Quiero que intentes acercarte a Emma —pidió él, acercándose a ella— sé que con Elise no te llevaste bien, intenta conocer a Emma.
—Lo haré, quiero disculparme con ella, por lo que le hice anoche.
—¿Qué le hiciste? —preguntó él alarmado.
—Después te cuento —siguió caminando y entró a la habitación.
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En el hospital Santa fe.
—Bruno —habló Julio mirándolo y pregunta—. ¿Ella tuvo un accidente?
—Sí.
—No lo sabía —habla Amy seria.
—Vamos a decir que fue hace mucho tiempo —explicó Bruno mirándolos.
Julio miró a Emma detenidamente y se da de cuenta que es la misma adolescente que chocó son su prima Elise hace años atrás.
—Voy a hacerle una resonancia y…
Emma poco a poco fue abriendo los ojos.
—Emma —dijo Bruno acercándose a ella y mirándola—. ¿Cómo te sientes?
—Un poco aturdida —respondió mirándolo y pregunta—. ¿Qué sucedió?
—Te desmayaste —contestó Bruno, mirándola— es mejor, que nos vayamos a la mansión.
Emma solo asintió.
—Deberíamos hacerle una prueba —insistió Julio, mirándolo— sería lo mejor.
—No —dijo Emma y levantándose con cuidado— solo, necesito descansar.
—Pero —dijo Amy preocupada.
—Vamos —habló Bruno ayudando a su esposa a caminar.
Julio quedó mirándolos y sin decir nada se fue, dejando Amy completamente sola, no puede dejar de pensar en Emma, tiene que ser ella la causante de la muerte de su prima; siguió caminando y entró a su consultorio para llamar a su tío.
—Tío Joseph —dijo él escuchando la voz en la línea.
—Qué sorpresa —respondió él sonriendo.
—La joven que mató a Elise, está trabajando en el mismo hospital que estoy yo —comenta Julio, furioso.
—Sabes, perfectamente que ella y Elise tuvieron la culpa de ese accidente, tú crees que si ella en realidad fue la que mato a mi nieta e hija. Esté viva.
—Pero si ella.
—Déjalo, en fin. Nadie me devolverá a mi hija —le recuerda con tristeza.
—Bruno se casó con ella —comunica con una sonrisa muy leve y molesto— está casando con esa asesina.
Joseph se sorprendió.
—Esto cambia las cosas —dijo molesto, alterándose— puedo aceptar que ella haga su vida; no pienso permitir que sea feliz al lado del hombre que amo a mi hija.
Julio sonrió triunfante, siempre había estado enamorado de su prima hermana Elise, ella también lo amaba, pero, cuando Joseph le presentó a Bruno, su relación estuvo a punto de terminar, le dolió en el alma que esa niña que murió en el vientre de su mujer no era su hija.
Antes de morir, su amada Elise le había jurado que le daría un hijo después de tener a su hija. Esa promesa quedó solo en un recuerdo, no va a permitir que Bruno fuera feliz con Emma; que es la causante de la muerte de la mujer que aun ama.
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Unas horas después.
En la mansión Watson.
Emma se encuentra durmiendo su habitación, mientras Bruno está en la sala.
—Creo, es mejor que Emma no trabaje —comenta Benjamín y mirándolo— puede ser que se haya enfermado en la luna de miel.
—Puede ser —dijo él intrigado.
—Me voy —anuncia Alexa y divertida— llegaré en la madrugada.
—¿Y para dónde vas? —preguntó su padre.
—Un bar o lo que sea —contestó molestándose, les recuerda— tengo veinte años.
—Cuídate —dijo Bruno serio y le ordena— por favor, vas a tener tus encuentros sexuales, usa protección.
Benjamín se ha alarmado.
—¡Bruno es tu hermana!
—Se comporta, como una ramera —respondió Bruno, mirándola mal— mira cómo va, enseñando los senos y las piernas.
—Tengo un hermoso cuerpo —se defendió, le recuerda— además, no es tu problema.
—Ve.
Emma se había levantado, porque sintió mucha sed, tomo un poco de agua en la habitación y al salir de la habitación, escucho los gritos, bajo con cuidado las escaleras para dirigirse a la sala.
—Bruno —dijo mirándolo.
Bruno al verla se acercó a ella y la ve pálida.
—¿Y cómo te sientes? —preguntó.
—Bien, me desperté porque sentía mucha sed y tome un poco de agua en la habitación, pero aún sigo teniendo sed —responde y él la ayudo a sentarse.
—¡Lola! —Llamó Benjamín y serio— por favor, tráele agua a la señora.
Lola lo había escuchado y como estaba cerca de la cocina fue a buscar el agua para Emma.
—Deberías estar en cama —dijo Bruno, agarrándole la mano— ven.
Emma le dio una leve sonrisa y subieron de nuevo a su habitación, cuando llegaron Emma se acostó y él la arropó.
—Lola vendrá dentro de un momento, así que tienes que pensar un poco en ti —le pidió mirándola y sentándose en la cama.
—Lo que me pasó —dijo Emma mirándolo, confiesa sin darle importancia— ya me ha pasado, varias veces.