Dulce Represalia

Capítulo # 4

Capítulo # 4

En la cafetería.

Bruno mira el sobre amarillo y desea abrirlo.

—Es una mentira.

—Para nada —dijo, soltando un suspiró— no soy de inventar, Elise es igual de culpable que Emma.

—No voy a permitir que hables mal de Elise, ella era una santa —dijo Bruno furioso.

—Santa —aguantándose las ganas de soltar una carcajada y dijo—: Mejor, no me hagas reír.

—Me voy —dijo él, agarrando el sobre— nos veremos luego.

—Adiós cuñadito.

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En la mansión Watson.

En la habitación de Emma.

Emma se había dado un baño después de ayudar a Lola con la mansión, decidió preparar unas galletas y el pastel que le prometió a su esposo; se vistió rápidamente, salió de la habitación y escucho el sonido del piano.  

—¿Quién lo tocará? —sé preguntó, caminando con rapidez, para saber quién es la persona que está tocando y se sorprende al ver a su cuñada tocándolo— wow, tocas genial.

—¿Quieres intentarlo? —preguntó sonriendo.

—Sí.

—Ven, siéntate a mi lado —dijo risueña.

Emma se sentó a su lado.

—Toca algo —ordena Alexa mirándola.

—No sé —dijo dudosa.

—Inténtalo.

Ella comenzó a tocar el piano, sin poder evitarlo comenzó a sonar la música hermosa, Alexa está asombrada y ella también lo está.

—Sé tocar el piano —dijo ella mirando a Alexa.

—¿Y cómo es que no lo sabes? —pregunta incrédula.

—Es que —dijo mirándola y de repente vinieron imágenes a su mente.

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Años atrás.

—Ven Emma —dijo Enzo, agarrándola de la mano— sé que apenas tienes seis años, mamá me enseñó a tu edad a tocar el piano. Yo quiero enseñarte a ti.

—¡De verdad! —gritó emocionada.

—Ven siéntate —sonriendo y extendiéndole la mano.

La pequeña Emma aceptó su mano y sonrío.

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Actualidad.

Emma se encuentra aturdida y a la vez ida.

—Emma —la llama Alexa preocupándose y notando su palidez.

—Yo —dijo ella mirándola— creo que —sin saber qué decir.

—¿Estás bien? —pregunta angustiada por lo pálida que se ve.

—Yo —habló ella levantándose y está sintiendo mareada.

—Emma —dijo Alexa notando su palidez y agarrándola del brazo—. ¿Qué te pasa?

—Necesito aire —intentando soltarse.

—Déjame acompañarte —se ofreció.                                                                                     

Emma asintió, cuando caminó un poco más todo se volvió negro y se desmayó.

Alexa presentía que Emma se desmayaría por lo pálida que se encontraba y logró agarrarla a tiempo.

—¡David! —gritó fuertemente, para que todos en la mansión la oyeran.

David y Lola salieron corriendo para saber qué está pasando, cuando llegaron y encontraron a Emma desmayada, se alarmaron, David salió corriendo para sostenerla en brazo, a pesar de que es un hombre de edad, puede cargarla.

Lola salió corriendo a buscar alcohol y llamar a su niño por el celular para decirle que su esposa no está bien de salud.

Bruno va llegando a su mansión y observa que su padre está llegando también.

—¿Y eso? —dijo él saliendo del auto y mirándolo.

—Hijo, nada nuevo —dijo Benjamín sonriendo y mirándolo— Emma es un ángel, creo que todas las mujeres que consigues son únicas.

—Claro —dijo él, divertido— deja los celos.

—Lola me llamo, Emma haría pastel y galleta —comenta Benjamín sonriendo y ansioso— ya quiero probarlos.

—Vamos.

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Adentro de la mansión.

Emma abrió lentamente los ojos y mira a Lola, David y Alexa que están realmente preocupados por ella.

—¿Qué me pasó? —pregunta aturdida.

—Te desmayaste —respondió Alexa mirándola y pregunta—. ¿Estás embarazada?

—¡Emma está qué! —exclama Benjamín acercándose feliz.

—¿Qué pasó? —preguntó Bruno acercándose a ellos.

—Emma se desmayó —informa Alexa.

—Sí, mi niño, aún sigue pálida —habla Lola angustiada.

—No es nada —afirma Emma, levantándose un poco— solo es qué.

—Ven —dijo Bruno agarrándola del brazo y haciendo que camine en vez de cargarla.

Los presentes miran muy mal a Bruno, porque está obligándola a caminar.

—Hijo, cárgala —ordenó Benjamín serio.

—No, ya estoy mejor —habla ella con una leve sonrisa.

Emma y Bruno subieron las escaleras y dirigiéndose a la habitación, cuando llegaron, Emma se acostó en la cama.

—¿Qué pasó realmente? —pregunta Bruno cruzando los brazos.

—Recordé un poco de mi infancia con Enzo —comenta mirándolo y confiesa— fue hermoso.

—Pero. Siempre será así —pregunta Bruno, serio.

—¿Cómo? —pregunta confundida.

—Desmayándote, sigue pasando. Todos pensarán que estás embarazada —explica y mirándola mal— lo que menos que deseo, que todos se ilusionen con una farsa.

—Yo —dijo Emma, sintiéndose mal— no lo sé, algo que no controlo.

—Deberías —le ordenó con brusquedad y pidió— descansa un poco, después sigues como si nada, hubiera pasado.

Emma asintió y lo vio salir de la habitación.

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En la sala.

—¿Qué le pasa a Bruno? —Preguntó Alexa, mirando a su padre— debió de cargarla, no obligarla a caminar.

—No sé —dijo él, dudoso— Bruno, a veces me asombra.

—Ya está mejor —anuncia Bruno, bajando las escaleras— voy a decirle a mi nana, que le lleve un jugo de fresa o de naranja.

—Me parece bien —dijo su padre.

—Papá —dijo ella sonriendo y anuncia— me voy a casar.

—Eh.

—Bobby, vendrá esta noche a pedir mi mano, si ustedes no están de acuerdo igualito me casaré con él —les aclaró desafiante.

Benjamín suspiró y Bruno siguió su camino.

—No gano nada, en decirte que no.

—Yo lo amo.

—Sí, te hace infeliz, lo mato.

—Trató hecho —dijo ella risueña.




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