En este tiempo aprendí que nunca es tarde para remedir nuestros errores. Por más que te equivoques, siempre tendremos oportunidad de enmendarlos y hacer las cosas distintas.
Hace unos meses mi objetivo era estar sola y vengarme de mi ex esposo y de mis hijos mayores. De devolverles toda la crueldad que me hicieron padecer por tantos años, pero ahora de ver todo lo que ha pasado, me doy cuenta de que la venganza no significa nada y estar sumergida en el odio y en el rencor no conlleva a nada.
Además, algunas madres no somos capaz de odiar a nuestros hijos por más daño que nos hagan, nunca tendremos corazón para darle la espalda; pero si podemos darles una buena lección a ellos.
Mis hijos aprendieron de esa lección. Algunos más que otros, pero me demostraron que si se puede cambiar y sobre todo que si puedo ser feliz y poder tener otra oportunidad con mis tres hijos mayores y tener la maravillosa familia que algún día soñé.
Mi hija Aracely nos confesó que su padre la tenía manipulada y la estaba presionando para ella se acercara a mí y ayudara con el secuestro. Básicamente era ella la que debía suministrarme la bebida donde perdiera el conocimiento. Pero como ella se reusó en ser cómplice, por esa razón su padre la había golpeado para que se quedara callada y así no decir nada. Pero ella al ver que su hermano si había aceptado; su conciencia se removió y fue y busco a Carlos para contarle sobre el plan que tenía su abuelo, su padre y su hermano.
Mientras que me recuperaba por los golpes, Carlos estuvo a mi lado preocupado en todo momento y estuvo pendiente de mí y mis hijos. Días después nos dimos cuenta de que mi hija Aracely estaba embarazada de su ex prometido. Aunque fue un golpe fuerte para ella, poco a poco fue despertando su instinto maternal.
Su ex prometido al darse cuenta de que ella estaba embarazada huyo del país antes que lo hicieran casar con mi hija; como si yo fuera a cometer el mismo error que hicieron conmigo, obligarla a casarse con alguien por su hijo.
Mientras tanto en casa se vivía mucha tensión. Mis pequeños hijos no sabían lo que había pasado con su padre, al cual estaba pagando una larga condena junto con su abuelo y no iban a salir por mucho tiempo.
Liam también cumpliría unos años en la cárcel por complicidad de secuestro. Al salir del hospital de inmediato lo trasladaron a una prisión para cumplir su condena. Aunque se había arrepentido, debía pagar por sus actos.
Carlos fue y ha sido mi pilar en todo este tiempo. En el día me la pasaba con mis hijos o en el hospital acompañar a mi hijo Bayrón, y en las noches me perdía entre sus brazos en su departamento. En ningún momento dejo de estar a mi lado, más aún cuando mi hijo Bayrón despertó y nos dimos cuenta de que iba a necesitar mucha ayuda para que volviera a caminar.
Mi hijo Bayrón al principio mi hijo me rechazo porque me culpaba a mí por su accidente. Pero Carlos y Aracely le hicieron entender que el único culpable había sido él y que era tiempo de que cambiara su vida.
Mi hija Aracely vivía en nuestra mansión. Me ayudaba con todo lo relacionado con sus hermanos en especial con Bayrón mientras yo retomaba el control de la empresa y retomaba sus estudios.
Mi hijo Bayrón había perdido la esperanza en volver a caminar y estaba cayendo en una gran depresión, pero Carlos le enseño que podía seguir viviendo sin importar su incapacidad y empezaron a salir juntos y mostrarle como empezar de cero. Al poco tiempo Carlos se volvió su mejor amigo y un día nos tomó por sorpresa al pedirle a Carlos que se quedara a vivir en nuestra mansión.
Tanto Carlos y yo lloramos de felicidad al ver que mis hijos se le tiraban encima y le pedía que se quedara a su lado. Él se había ganado el corazón de cada uno de ellos y hasta de mi nieta quien ya había nacido.
Mi hija había retomado sus estudios y se había puesto a trabajar en mi empresa. Ella decía que quería superarse ya que quería que su hija la viera con orgullo y así lo hizo. Los gastos de mi nieta los costeaba ella misma y fue ahorrando hasta que dio la cuota inicial de un pequeño departamento para irse a vivir sola con mi nieta.
Al principio fue muy duro para mí, pero como decía Carlos. Debía dejarla ir y que ella misma desprendiera sus alas y poder salir adelante junto a su hija sin ayuda de nadie.
Por ser mi hija no quería decir que podía tener un alto cargo en mi empresa. Al contrario, por decisión de ella mismo empezó desde abajo repartiendo tintos y ayudando a las chicas con copias y archivando.
Mi hija solo se centraba en sus estudios, en su trabajo y en mi nieta. Lo bueno es que había montado una guardería en mi empresa, para si ella y las demás empleadas pudieran estar más al pendiente de sus hijos y eso no solo ayudo a mi hija con su tranquilidad. También mis empleadas quienes mejoraron su trabajo en mi empresa ya que Vivían más tranquilas la saber que podía ver a sus hijos y estar con ellos en sus descansos y dispuse de transporte privados para llevarlas y recogerlas.
Carlos me enseño amar, no solo amarlo a él; también en amarme a mí misma. A veces me quedaba mirando en el espejo y veía que ya los años estaban llegando a mi vida. Que, aunque me cuidaba con ejercicios y mi alimentación; los años se empezaban a reflejar en mi aspecto. Pero el solo se paraba detrás de mi cuerpo y me acariciaba con sus manos mientras me desnudaba y susurraba hermosas palabras en mi oído produciendo estremecer todo mi ser.