Dulces Mentiras, Amargas Verdades: Decisiones (libro 3)

CAPÍTULO 16

Los nervios hacían estragos en Rachell. Nunca había salido en televisión y que la primera vez en que sucedía fuera en un programa tan importante, no le ayudaba en nada.

Apenas podía creer que había conocido a la diseñadora que la amadrinaría, y le parecía un sueño. En esa mujer la apariencia era sinónimo de elegancia, prestigio, pero su personalidad era de una sencillez encantadora.

Trató de memorizar cada consejo que le dio, sintió que lo hizo de corazón y no viéndola como una futura amenaza, muy por el contrario los deseos de Carolina Herrera, eran verdaderos.

Le aconsejó que para el mundo de la moda lo más importante debiera ser la disciplina. Si tenía mucha disciplina, no se quedaría con su sueño colgado y podría hacer todo, podría viajar, tener una empresa y también podría tener su familia.

En eso último hizo mucho énfasis y lo primero que le asaltó a la cabeza fue Samuel. Fue algo realmente espontáneo, ni siquiera se dio tiempo a si misma de detener sus pensamientos.

Le dijo que se podían compaginar las dos, porque con disciplina todo se podía y que lo importante era saber que la moda debía ser para todos los días de su vida, porque los proyectos nunca terminaban.

—Señorita Winstead en tres empezamos a grabar —informó la entrevistadora, sacándola de sus pensamientos.

—Está bien —dijo irguiéndose un poco más en el asiento, mostrándose elegante con sus piernas cruzadas y su espalda derecha, no tanto como para no parecer un maniquí, pero sí estilizada. 

El camara contabilizó con tres de sus dedos y la luz roja en la cámara, les hizo saber que empezaron a grabar el programa que trasmitirían a las ocho de la noche. 

Inmediata e inevitablemente se le formó un nudo en la boca del estómago y se agrandaba hasta el punto de hacerle difícil respirar. Al ver que sus manos temblaban, las cruzó  y las apoyó en su regazo para disimularlo un poco.

—En esta ocasión tenemos a Rachell Winstead, que será una de las diseñadoras debutante en el próximo New York, Fashion Week. Bienvenida, buenos días —anunció la entrevistadora con una gran sonrisa.

—Buenos días, encantadísima de que me hayan invitado al programa. —correspondió al comentario de la mujer rubia y ojos azules, de la misma manera, tratando de poner a raya los nervios que empezaban a gobernarla.

—Para nosotros es un placer tenerte aquí, Rachell. Dinos ¿qué se siente al formar parte por primera vez de esos 90 diseñadores de 30 países que expondrán sus diseños este fin de semana? —preguntó con la mirada fijada en la entrevistada, pero sus manos enderezaban las tarjetas sobre el escritorio.

—Era algo que verdaderamente no me esperaba. La invitación me tomó por sorpresa, el evento será lo más importante en lo que podré presentar mis diseños y la emoción aún me tiene un poco suspendida en el momento, tengo que asimilarlo —contestó sin poder evitar sonreír nerviosamente.

—Tienes que asimilarlo, porque tus diseños son asombrosos, mira lo que llevo puesto, es maravilloso —dijo señalándose la ropa que llevaba puesta. Al notar el nerviosismo en Rachell, la mujer necesitaba hacerla sentir más confiada y le enseñó el vestido negro que vestía y que era de la firma Winstead—.  A ver, cuéntame un poco de Rachell Winstead. ¿Cómo te iniciaste en el mundo de la moda? ¿Cuándo descubriste que querías diseñar? —curioseó sobre lo que el público quería saber sobre los nuevos diseñadores.

—Siempre sentí fascinación por la ropa, por las telas, los accesorios, y en mí nació una necesidad por crear combinaciones con las prendas. Es algo innato, no sólo con la vestimenta, también con los espacios, la decoración es una de mis pasiones —explicó con seguridad, aunque se sintiese un poco limitada por no poder exponer con mayor detalle cómo se inició en el mundo de la moda—. Me gradué en la universidad de Las Vegas y decidí iniciar mi propio negocio en la capital de la moda. Conté con la suerte de que un asesor de utilería de una serie juvenil que actualmente se graba en Nueva York, por casualidad conociera mis diseños y se sintiera atraído, me pidió diseñar varios vestidos para la segunda temporada de la serie. Eso sin duda fue lo que más me impulsó en mi inicio como diseñadora.

—Para los que no lo saben, Rachell Winstead diseñó algunos de los vestidos que lucieron Blair y Serena en la famosa serie juvenil Gossip Girl. Chicas si adoraron esos fabulosos vestidos ya saben a quién recurrir —dijo sonriendo y señaló a la mujer frente a ella—. ¿Sabes qué me impresiona Rachell? Que siendo tan joven tengas tanto talento y tanta dedicación. Con sólo 24 años te has labrado lo que sin duda será un éxito. ¿Qué respondes a eso? —inquirió evidenciando un gesto maravillado.

—Dedicación, esfuerzo, constancia… me apasiona lo que hago y desde que tengo uso de razón he luchado por lo que tengo. Sin embargo, no es todo lo que quiero, ambiciono mucho más —dijo sonriendo con verdadera seguridad—. Aún me queda abrir sucursales en cada país del mundo, quiero que mis diseños lleguen a todos.

—Es como debe ser. Admiro la manera en que lo dices. Estás decretando que así será, y yo no dudo de eso, porque sinceramente cuando visité tu tienda quise comprarlo todo. ¡Tienes vestidos preciosos! —exclamó y Rachell le agradeció—. Siguiendo con el Fashion Week, tendrás la oportunidad de mostrar a través de una pantalla, ya que seguidores de todo el mundo podrán ver el espectáculo en vivo a través de mbfashionweek.com, facebook.com y YouTube, así como en numerosos medios de comunicación tales como The New York Times, NY Daily News, Huffington Post Style, Style.com. No quiero con esto intimidarte, sólo quiero que me cuentes un poco sobre tu presentación. ¿Qué tienes planeado para sorprender? 




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