Dulces Mentiras, Amargas Verdades: Decisiones (libro 3)

CAPÍTULO 17

El portátil, los cuadernos y libros de Megan se encontraban esparcidos en la cama, en medio de las sábanas revueltas de un hotel.

Después de tener sexo con su novio, no había nada más tierno y perfecto sobre la tierra que ver a Thor ayudándole con sus deberes de la universidad, estaba impresionada ante la inteligencia y paciencia de él, quien le explicaba una y otra vez para hacerle más fácil el ejemplo.

Cada muestra que le daba, ella lo escribía y decidió cambiar Elitte por el Grupo EMX. Sería algo novedoso, porque siempre trabajaba con la misma empresa. Quería impresionar a sus profesores, estaba segura de que lo haría y lograría una nota sobresaliente en el proyecto que Thor le estaba ayudando a preparar.

—Mañana te entregaré el material, no te preocupes por la maqueta la mandaré a hacer. Lo importante es que sepas defenderla y esta noche te pasaré el video. Hay una conferencia que Diogo dictó la semana pasada, sobre un sistema publicitario realmente innovador —comentó admirando el rostro arrebolado de Megan—.Va más allá de los simples estándares a los cuales estamos acostumbrados, algo que aquí ni llega, es japonés. Seguramente dejarás a tu profesor con la boca abierta.

—¡Gracias! —exclamó Megan lanzándose sobre él y dejándole caer una lluvia de besos en el rostro—. Ya verás, voy a esforzarme lo suficiente para que te sientas orgulloso de mí.

—Ya me siento orgulloso se ti. Haz avanzado muchísimo, cada vez sacas mejores notas —respondió apartándole los cabellos de la cara, admirando lo hermosa que se veía con su cara lavada a besos de él.

—Gracias a tu ayuda, sé que mi padre no se lo podrá creer… seguro va a felicitarme  —Ella misma se halagaba ante los avances que estaba dando en la universidad.

—Te lo mereces, has trabajado duro estos últimos días —acotó  recordando las últimas dos semanas donde ambos se habían esforzado por mejorar las notas de Megan—. Pero ya es hora de irnos. Vamos a ducharnos, no quiero que llegues tarde a clases después de tener los trabajo realizados —pidió dejando de lado la guía del proyecto que tenía en sus manos. Entre los dos guardaron las cosas de la universidad en la mochila de la chica y se dirigieron al baño.

Entraron a la ducha y Thor con manos torpes le ayudó a recogerle el cabello en lo alto, para que no se le mojara y aunque no lo hacía a la perfección a Megan le encantaban esos momentos con su novio, en lo que cuales demostraba que disfrutaba que estar con ella.

Thor se echó un poco de jabón líquido y empezó a frotarle la espalda con suaves y lentos masajes, recorriendo con sus grandes manos el delgado cuerpo de su novia, tuvo que bajarse demasiado para poder darle un beso en uno de los hombros.

—Esta noche voy a hablar con Samuel, ya tengo todo pensado — dijo en voz baja y tierna, parado detrás de ella, mientras le dejaba caer un beso en la mejilla.

—Seguramente se cabreará —le hizo saber guiando una mano de su novio para que le frotara el abdomen admirando lo grande que se veía sobre su cuerpo.

—Sí lo hará, pero es mejor que se lo diga de una vez por todas. No encuentro una razón para seguir ocultando nuestra relación. —Fundió su mirada en la de ella que ladeó la cabeza para mirarlo y recibió el par de toques de labios que su novia le regalaba. 

—¿Y si no quiere que sigas conmigo? ¿Si quiere que nos separemos? —preguntó temerosa, volviéndose y abrazando la cintura de Thor, pegándose a él.

—Él puede quererlo, pero yo no, no soy un niño al cual Samuel puede gobernar. Si le he dado largas, es por evitar una discusión, pero no porque él vaya a separarnos —alegó acariciándole la espalda y besándole los cabellos.

—No quiero que lo haga Thor, yo te quiero —confesó una vez más el sentimiento que la embargaba y le depositó un beso en el pecho, para después enterrar la cara en ese lugar. Sentía miedo con sólo pensar que no podría ver más a su novio.

—Samuel no es problema, sé que intentará hacer la tercera guerra mundial y no escuchará razones como el presidente, pero no voy a dar un paso atrás. Tendrá que aceptar lo nuestro, es sí o sí —determinó sonriéndole con ternura, intentando alejar los miedos que se apoderaban de Megan.

—Sólo por si los conflictos entre vosotros se enturbian y no podemos vernos esta semana, ¿podrías darme un adelanto para no extrañarte tanto?—pidió elevando la mirada, encontrándose con la de él que se oscurecía ante su solicitud. Sentía el efecto que sus palabras empezaban a causar en él, ante la evidente amenaza por encima de su ombligo.

—Como mande la señorita —Obedeció sonriente y  sin el mínimo esfuerzo la cargó y giró con ella para pegarla a la pared de azulejos.

Megan se aferró con sus piernas a la cintura de Thor, mientras que él le tomó las manos y se las fijó a la pared, iniciando su rito que mezclaba, mimos y placer torturante a sus pechos. La erección a cada segundo cobraba más vida, cuando buscó su boca y la ahogó con la lengua, lo sentía tantear sus nalgas con la polla.

En medio del deseo desbocado, los cabellos de Megan terminaron bajo el grifo, pero eso a ella no le importaba. Se sentía atrapada en medio del remolino de placer y locura que su novio le prodigaba, nada más tenía sentido. 

Besos húmedos, realmente húmedos a consecuencia del agua que los mojaba. Sus labios se deslizaban con mayor facilidad y ella bebía del agua que se quedaba en la boca de Thor, saciando esa sed que la excitación le causaba.




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