Dulces mentiras amargas verdades: Revelaciones (libro 2)

CAPÍTULO 4

El amplificador Marshall aumentaba el sonido de los acordes que Samuel afinaba para alcanzar las notas del tema elegido por Megan. Desviaba cada tanto la mirada hacia donde ella se encontraba conversando con Thor, quien estaba sentado encima del piano con una enorme sonrisa de satisfacción, que lo confundía y lo ponía en guardia. Aunque estuviese concentrado en la guitarra, no le gustaba la cercanía de su primo con la chica y mucho menos verla a ella reír tanto con él, sin duda alguna, los días en que había faltado al Central Park, ellos se habían conocido mejor, habían forjado lazos de amistad o al menos así habría sido de parte de Megan, porque Thor no tenía amigas, solo que estas fuesen del tipo que conceden derechos especiales.

—¿Thor, no tienes que practicar? —preguntó Samuel silenciando abruptamente a la guitarra.

—No, ya he practicado lo suficiente, solo esperamos por ti, así que mueve esos dedos.

—Ya está listo, ve a sentarte en la batería —exigió señalando con un movimiento de cabeza el fondo del escenario.

El rubio bajó de un brinco y el impacto de sus pies sobre el piso de madera hizo eco en el lugar mientras ponía mala cara, y Megan sonreía al ver el trato a veces infantil de los primos Garnett, realmente era más feliz después de haberlos conocido. Nunca pensó que, por estar a punto de ser ultrajada a las afueras de un club, su vida cambiaría radicalmente. Él seguía demostrando que solo quería protegerla, y aunque se ilusionó con él al principio, al conocer a Thor esa ilusión se esfumó dando paso a un sentimiento más intenso, apenas podía controlar el temblor de sus dedos al ver a su novio y se preguntaba si algún día, dejaría de parecer una tonta cada vez que él estaba cerca.

Thor aún no hablaba con Samuel acerca de ellos, y ella comprendía por qué el fiscal era demasiado sobreprotector, era ese hermano que sus padres no le ofrecieron y que muchas veces anheló, tal vez un hermano hubiese escuchado sus problemas y hubiese evitado que cayera en aquel oscuro y doloroso agujero.

—Listo, pulgar arriba, iniciamos —informó Samuel haciéndole una seña al chico que se encontraba en la cabina de la parte superior, encargado de las luces y el sonido.

El joven bajó la intensidad de las luces, dejando solo las directas sobre las tres personas en el escenario. Habían alquilado un teatro de estilo art déco en el corazón de Broadway para llevar a cabo la pequeña función que Megan quería.

Samuel elevó el pulgar y los nervios recorrieron el estómago de Megan, paralizando sus dedos sobre el teclado y cerrando su garganta. Los chicos esperaban escucharla cantar, desconcertados, la miraron mientras la música vacía sin una voz que la guiara, seguía repetitiva y cacofónica.

—Megan si no cantas, no podremos seguir —acotó Samuel cada vez más impaciente, pero no porque le molestase en realidad, ese era simplemente su carácter.

—Es que yo no sé cantar Samuel… Lo hago muy mal. —Se defendió Megan.

—Solo estamos nosotros, no es un concierto con miles de espectadores, haz de cuenta que estás sola en tu habitación, no es nada profesional, solo estamos pasando el rato.

—No es así de sencillo, seguramente se burlarán de mi voz de Dora la exploradora —respondió con un nudo en la garganta.

—Prometo no burlarme y si Thor lo hace le partiré la cara —dijo desviando la mirada al rubio, quién en ese momento estaba por completo concentrado en ella.

—Sabes que no me burlaré, Megan. —Le regaló una de esas miradas risueñas que a ella le encantaban y que en esta ocasión no pasó desapercibida para Samuel, pero antes de que pudiese ver la reacción en ella, Megan bajó la mirada a las teclas de marfil.

—Está bien, lo haré. —Respiró profundo y una vez más marcó la primera nota, acercándose al micrófono—. Don't cry to me… —entonó. Luego se detuvo.

—Vas bien Megan… vamos, una vez más. —La animó Thor—. He practicado mucho cómo para que me dejes sin tocar —dijo guiñándole un ojo.

—Vamos, una vez más. —Se unió Samuel elevando el pulgar.

—Don't cry to me, if you loved me

You would be here with me

You want me, come find me

Make up your mind

 

Megan se sumergió en la canción, en la poderosa letra y la música que salía del piano, entonces, al terminar la primera estrofa, Samuel y Thor le dieron vida al recinto con la guitarra y la batería, imprimiéndole fuerza, vitalidad y pasión arrolladora a las caóticas tonadas, los dedos de Samuel se deslizaban con increíble agilidad por la guitarra, como si de hecho la acariciara, los brazos de Thor en cambio, atacaban con fuerza la percusión, girando cada tanto las baquetas entre sus manos, eran diestros, talentosos y malditamente sensuales al hacer música.

Megan interpretaba el piano con dulzura y acierto, alcanzando las notas en el momento justo, aunque carecía de la fuerza que Amy Lee transmitía con su voz, la suya en cambio se escapaba delicada y grácil, escarbando entre los demás sonidos, contrastando hermosamente con la rudeza de los acordes.

Los ojos de Thor estuvieron sobre Megan cada vez que golpeaba la batería, sonreía sintiendo el corazón brincarle en la garganta, sabía que no era por consecuencia del esfuerzo realizado, no, todo era acerca de contemplarla a ella mientras cantaba, hasta el momento no había compartido con una mujer tanto tiempo sin antes llevársela a la cama, él era de los que primero las conocía sexualmente y después, solo después, sino le aburría, se dignaba a conocer a la persona tras la chica que le daba placer, y ninguna de ellas lo había acompañado más allá de dos semanas. La ternura en Megan lo ataba, unas ganas irrefrenables de querer pasar todo el tiempo con ella lo dominaban, muchas veces se sorprendía anhelando las horas libres para poder verla en las tardes, las dos horas de las mañanas ya no eran suficientes.




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