Dulces mentiras amargas verdades: Revelaciones (libro 2)

CAPÍTULO 10

Megan había aprovechado el permiso que su madre le había dado, ella sabía que lo único que quería era quedarse sola en casa con su profesor de Taichí, que en realidad, la apariencia era la de un actor, pero ya no le importaba, además quería salir a pasear con Tyrion, su adorable hámster, quiso llamar a Thor para pasar el rato juntos, porque su chofer había ido a lavar la limosina, pero era consciente de que su novio debía trabajar, no podía estar ocupándolo todo el tiempo, como no tenía auto, ni siquiera una bicicleta para alejarse lo suficiente, solo se dispuso a caminar por las áreas verdes cercanas a su casa, llegó al parque que estaba a una tres cuadras de distancia.

—Tyrion, ¿si te saco prometes no escapar? —hablaba con su mascota, dejándose caer sentada sobre sus talones y colocando la jaula sobre la grama, mientras era amparada por la sombra de un frondoso árbol—. Es lindo este lugar, escucha el canto de los pájaros.

La chica abrió la pequeña reja y agarró a su mascota, la acercó a sus labios y le depositó un beso, como pasaba mucho tiempo cargándolo, lo había domado completamente.

—¡Vaya que sorpresa! —exclamó una voz detrás de ella.

Megan solo regresó a Tyrion a la jaula y estaba por cerrarle la puerta cuando sintió un tirón en sus cabellos.

—Suéltame Erika —exigió con rabia, incluso cuando las lágrimas de dolor se le anidaron en los ojos y buscó con la mirada para pedir ayuda, pero el parque se encontraba solo y sabía que era debido a la hora.

—Estás loca si crees que te voy a soltar, estaba esperando este momento… Fue tu culpa que me expulsaran de la universidad —dijo sin soltarla.

—Yo no dije nada, no hice nada… suéltame. —Sin poder más, un sollozo se le escapó, mientras le agarraba las manos a Erika tratando de que la soltara.

—Sí lo hiciste, fue tu novio… él fue con un abogado, me lo dijo la secretaria de la rectora.

—Eso es mentira… Eres una mentirosa, tú lo estás inventando.

En ese momento y sin soltarla haciendo el cabello de Megan un nudo, la bordeó y se colocó delante.

—No es mentira, estoy segura de ello, Ewin lo averiguó en los expedientes… Mientras cogemos, ella no me miente.

En ese momento el estómago de Megan se revolvió al escuchar a Erika decir que mantenía relaciones sexuales con la secretaria de la rectora de la universidad.

—Si estás tan segura de que fue Thor, también estás segura de que te merecías esa expulsión por haberme agredido —dijo buscando aplomo, sintiendo que las lágrimas corrían por sus sienes.

—No me la merecía, te había advertido, si te hubieses portado bien, no habría tenido la necesidad de lastimarte.

—Te he dicho que no me gustas, no soy lesbiana… Me das asco. —Evidenció lo que sentía en los gestos de su cara y empezó a manotearle los brazos a Erika buscando la manera de alcanzarle el rostro, pero su agresora mantenía la distancia necesaria.

—No puedes alegar que algo no te gusta cuando no lo has probado… Vamos a mi apartamento, vamos por las buenas Megan.

—¡No! Eres una enferma... Lunática, nunca iría contigo a ningún lado.

—Bien, como tú quieras —dijo pateando la jaula, ocasionado que el hámster se asustara y escapara.

—¡Tyrion! —llamó Megan, pero el animal solo huyó y a ella se le anegaron los ojos en lágrimas.

—¡Ups! Se fue tu ratita… Megan, no quiero tener que forzarte, pero encontraré la manera de hacerlo si no colaboras, solo es para quitarme las ganas que te tengo, después no te buscaré más —dijo soltándola con rudeza y dándole un empujón que la tiró al pasto.

Megan se arrastró, para alejarse y se puso de pie, salió corriendo por donde se había ido su mascota, pero ya no la veía, se llenó de mucha rabia, rabia que estaba a un paso de convertirse en odio, y se giró, pudo ver cómo Erika se alejaba y corrió hasta ella, con toda esa energía que la consumía, la agarró por los cabellos y tiró de ellos con fuerza, tanta, hasta tirarla al suelo, en un movimiento rápido se le sentó a ahorcajada y empezó a darle bofetadas, descargando esa ira que sentía, pero Erika era más alta y tenía más fuerza y al minuto los papeles se invirtieron, haciéndole sentir a Megan, ardor y dolor en su rostro ante las cachetadas que le propinaba, pero Megan no se doblegó, le dio la pelea, giró con ella en varias oportunidades, dándole con toda la fuerza que poseía, ambas se arañaron y se sacaron sangre.

—¡Señorita Brockman! ¡Señorita Brockman! Cálmese —pidió un hombre tomándola por la cintura y levantándola de encima de Erika y rápidamente él se puso de barrera entre las chicas.

Ambas con los cabellos completamente revueltos, las respiraciones agitadas, sonrojadas por los golpes y sangre. A una le salía de la comisura derecha y a la otra de la nariz, mientras se desafiaban con las miradas.

Erika aprovechó que el hombre miraba fugazmente a Megan para huir del lugar.

—¡No la deje ir! —pidió a punto de grito, sintiéndose atada al lugar cuando intentó correr detrás de Erika y el hombre la retuvo—. Ella empezó, me agredió.

—Eso se solucionará de otra manera, no tiene que liarse a golpes.

—¿Y quién es usted para decirme qué tengo que hacer? —dijo encaminándose para ir en busca del hámster siendo consciente de que seguramente no lo encontraría, por lo que empezó a llorar ante la impotencia y rabia—. ¡Tyrion! ¡Tyrion! Ven… No te va a pasar nada —Trataba de controlar el llanto que le causaba saber perdida a su mascota, eso le dolía más que cualquier golpe o halón de cabello.




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