Dulces mentiras amargas verdades: Revelaciones (libro 2)

CAPÍTULO 31

Después de un extenuante día de lavado, Rachell se encontraba sentada sobre sus piernas en el centro de la cama, viendo un capítulo de Supernatural y comiendo yogurt, mientras Samuel estaba sumido en su portátil, revisando algunos correos que le habían llegado de la fiscalía, aunque hubiese adelantado sus vacaciones, el trabajo no lo abandonaba, eran un par de asesoramientos de compañeros, así como otro le pedía ayuda en un caso.

Otro correo era de Smith que le notificaba sobre el caso del banco Wester, el dueño se lanzó a la quiebra a principios de año, dejando a los empleados y clientes a la deriva, estaban seguros de que eso de la quiebra no era más que una pantalla para largarse del país, quién podría saber a qué banco suizo lo habría transferido.

El juez había dictado detención preventiva contra Jacob Roberts. ¡Eso era buena noticia!

Pero no tenía ningún correo de Cooper y necesitaba saber de él, le había dicho que apenas tuviese noticias se las haría llegar y ya se estaban tardando más de lo debido.

Sumido en parte de su trabajo, las horas pasaban sin darse cuenta. Le llegó un mensaje instantáneo y era de su primo Thor, le extrañó verlo conectado porque normalmente estaría entrenando o durmiendo.

 

¡Qué cojones, primo!, a esta hora estaría cogiendo y no conectado.

 

Samuel no pudo evitar reír y al buscar a Rachell con la mirada, percatándose de que se había quedado dormida y fue en ese momento en que se dio cuenta de que eran las 10:45 pm.

 

Solo trabajo un poco, ya he cogido durante la tarde, ¿qué haces conectado a esta hora?  —Tecleó su respuesta y la envió.

Casi al instante Thor le contestaba.

 

Se supone que estás de vacaciones, solo tienes que hacer feliz a Rachell, olvidarte por un tiempo del abogado. Estaba algo aburrido, no tengo a quién joderle la vida y decidí entretenerme un poco… ¡Qué mierda! No te voy a dar explicaciones.

 

Samuel trató de no carcajearse para no despertar a Rachell, sabiendo que nunca podía ganarle a Thor, que no se dejaba acorralar ni por las buenas.

 

Está bien, no hago preguntas, seguro estabas haciéndote una paja. ¿Cómo están las cosas por allí?

 

Samuel esperaba la respuesta, pero esta no llegaba, estaba por desconectarse y largarse a dormir cuando recibió el mensaje de Thor.

 

Todo está bien, al menos el apartamento sigue en pie. No tengo necesidad de masturbarme. ¿Dónde te encuentras?

 

Samuel empezó a teclear su respuesta y despedida.

 

Estamos en Amarillo, por la mañana nos vamos a Albuquerque, lo que me recuerda que debo dormir.

Te llamo durante la tarde, espero y ahora sí contestes mis llamadas.

Esta vez la respuesta de Thor, no tardo tanto.

 

Sí, es mejor que descanses, te he dicho que no contesté porque estaba ocupado, no eres el único que tiene obligaciones, ni mujeres.

Espero tu llamada.

 

Samuel leyó el mensaje de Thor y se desconectó, cerró los programas abiertos y apagó la portátil. Dejó libre un suspiro y se llevó las manos entrelazadas a la nuca, adhiriéndose al espaldar de la silla, mientras observaba a Rachell dormir.

Después de un minuto, se puso de pie y se acercó a la cama, agarró la sábana y la arropó, ya que ella solo se encontraba con un camisón, de cerca observó el hermoso rostro relajado, sintiendo una ternura que lo calaba por entero, esa sensación que embargaba su pecho. Solo en Rachell había descubierto esa combinación que abarcaba todo. Ella era deseo, pasión, lujuria, felicidad, rabia, ternura…y estaba seguro de que había más emociones, solo que de momento no lograba definirlas.

Le dio un beso en los cabellos y se dirigió al baño, del cual regresó pasado unos minutos, para acostarse detrás de la chica, refugiándola entre sus brazos, dándole otro beso en los cabellos, sintiéndose protector, sintiéndola pequeña en su abrazo.

A Rachell las ganas de ir al baño la atacaron durante la madrugada, aún en medio de la somnolencia sintió el cuerpo caliente de Samuel a su espalda, quien le tenía una de las manos sobre el seno izquierdo, no pudo evitar sonreír y quitárselo con cuidado para no despertarlo.

Al entrar al baño, se dio cuenta de que estaba menstruando, era algo que ya esperaba.

—Mierda, no pudiste perdonarme al menos este tiempo, tienes que llegar a joder el viaje. —Se dijo y se levantó con fastidio, comprendiendo en ese momento porqué había actuado tan estúpidamente el día anterior al ponerse a llorar por una tontería.

Regresó a la habitación y buscó en su bolso de mano los tampones para ir de nuevo al baño, donde hizo lo necesario para evitar manchar las sábanas.




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