Dulces mentiras amargas verdades: Revelaciones (libro 2)

CAPÍTULO 35

El ritmo tropical con notas sensuales de la Bossa Nova, entretenían a las mujeres que se paseaban por los diseños exclusivos de Rachell Winstead y conversaban sobre qué prenda llevar y qué color elegir.

—Sophie… Sophie. —Una cliente, fiel admiradora de los diseños de Winstead boutique, llamaba a la pelirroja que pasaba cerca con unos bolsos estilo sobre en color mostaza.

—¡Hola Mary! —saludó con entusiasmo y con un beso en la mejilla, al ver a la joven mujer tan rubia como una Barbie.

—Hola divina, necesito una cita con Rachell, es que mi hermano se casa y yo seré dama de honor, me gustaría que Rach, se encargara de diseñar nuestro vestuario. 

—Estoy segura de que Rachell estará encantada de hacerlo, ¿te parece si te doy cita para dentro dos semanas? —preguntó colocando los bolsos en una vitrina de vidrio transparente con los peldaños acolchados en terciopelo negro y adornado con cristales de Swarovski que le ofrecían distinción al mueble. 

—¡Dos semanas! Creo que es mucho tiempo, mi hermano se casa en tres meses… ¿No puedes hacerme un espacio en su agenda antes? —Casi suplicó.

—Mary, no lo tiene… Es que Rachell no está en Nueva York, está de viaje.

—¿No me digas que ya concretó algo en Europa? Espero que no se olvide de mí cuando tenga a celebridades de todo el mundo, vistiendo sus diseños… Es que son tan exquisitos —dijo emocionada.

—Esa es la meta de Rachell y sé que lo conseguirá, pero el viaje no es de negocios, es personal… Está viajando con su pareja.

—¡Qué bien! Un momento… No me digas que el culo perfecto y espalda alucinante en el Instagram es de su pareja, pensé que era una publicidad o algo así.

—Es su pareja —le aclaró Sophia sonriente.

—¡Está buenísimo! Y es que Rach no merece menos, si es una muñeca.

—Tienes razón… En cuanto a lo de tu trabajo podría ayudarte, te voy facilitar un catálogo de diseños que aún no ha confeccionado y lo tiene para ocasiones especiales, así ves si hay algún modelo que les guste, también te entregaré las muestras de las telas y así cuando Rachell regrese ya tendrás al menos una idea de lo que quieres, ¿te parece? —preguntó con amabilidad.

—Sí, me parece perfecto… Sé que encontraré algo que me guste, bueno me encanta todo lo que diseña Rach, pero necesito que las demás chicas se pongan de acuerdo con algún modelo.

—Bien, entonces acompáñame —dijo mientras andaba y la rubia la siguió.

Sophia la guio al salón donde se encontraban los blogs y las muestras de telas, la mujer admiró un maniquí que tenía un vestido de novia puesto.

—Aún no lo termina, quiere hacerle algunos detalles a la parte inferior de la falda y a la V del escote en la espalda —informó la pelirroja al ver como la chica se había quedado prendada en el diseño.

—Es hermoso y muy, muy sensual… Seguro el novio boqueará al ver a la dichosa novia.

—Es lo que se espera… Mira aquí tienes, te llamaré en un par de días para que me informes si necesitas alguna otra cosa. 

—Gracias Sophie, sé que esto me servirá de mucho… Por cierto me encanta tu bronceado, ¿a qué solárium fuiste? ¿Al de Trump?

—Gracias, oh Mary es que mi bronceado es natural… Todo se lo debo al maravilloso sol que hace en Brasil —dijo con una amplia sonrisa.

—Brasil… ¿Brasil maravilhosa? —preguntó sonriente ante la sorpresa.

—Sí, pasé el fin de semana en Río de Janeiro. —Evitó aclararle que el título de “Maravilhosa” solo lo llevaba la ciudad y no el país.  

—Y ustedes viajan, viajan y no invitan.

—No era algo que estuviese en mis planes, me invitó un amigo y apenas me dio tiempo de llevar algunas cosas.

—¿Quién es? ¿Lo conozco? Vamos suelta Sophie, suelta.

—No, estoy segura de que no lo conoces. —Con una sonrisa que no podía ocultar su emoción—. Pero prometo presentarlo cuando tenga la oportunidad.

—Está bien, solo por eso te perdono... —A la chica en ese momento la interrumpió el sonido de su teléfono móvil con un mensaje entrante, el cual reviso—. Me tengo que ir… Prometí llevar a mi hermana al dentista y ya me está esperando.

—Ve entonces, ya sabes, te llamaré en un par de días.

—Esperaré tu llamada, aunque si las chicas se deciden antes te llamaré… —Se acercó y le dio un beso en la mejilla—. Si hablas con Rach le dices que me muero de la envidia, pero de la buena… Tremendo bombón el que se está comiendo.

—Se lo diré —dijo Sophia sonriente y vio salir a la chica rubia.

Aprovechó ese momento a solas para recordar su maravilloso día en el lujosísimo yate de Reinhard, aún todo le parecía un sueño, todo absolutamente todo, hasta el hombre con el cual folló en la cubierta de un yate con el sol en lo alto del cielo, y que ahora le costaba ligarlo al empresario respetable y poderoso.

Dejó libre un gran suspiro, porque ya había despertado, ella se encontraba nuevamente en el gris Nueva York y solo la llamó lunes y martes, estaba a viernes y no había recibido si quiera un mensaje, sabía que era un hombre ocupado y que tal vez la aventura era para un solo fin de semana, pero ella se moría por repetirla. 




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