Cada persona tiene su camino y cada alma tiene su destino. Con una vida tan diferente a Daina, pero igual de vacía que ella, podíamos conocer a Jason, el nombre de aquel chico tan aclamado que todos los días visita la pastelería.
—Es justo como siempre lo idealice, todo lo que algún día pude imaginar: un chico atractivo, alto, todo un europeo con un estilo clásico pero moderno, recuerdo sus ojos de color café y su sonrisa que le despierta suspiros e ilusiones a cualquiera que lo ve. -Fueron las palabras con las que Daina hablaba acerca él con su amiga después de cada una de las visitas del chico.
Para él la vida pasaba rápido, siempre estaba ocupado, todos los días tenía que llegar al negocio de sus padres. Cosa que para él era de los más insignificante, para muchos era haberse ganado la lotería.
Su destino estaba marcado por las cafeterías millonarias de sus padres, al menos eso era lo que todos decían. Su vida era descrita por las demás personas como la "vida perfecta", para sus padres era el chico inteligente, niño de casa, hijo único que enorgullece a su familia al continuar con el legado de su padre trabajando para la empresa cafetera.
Para la mala suerte de Jason al poco tiempo de salir de la universidad, su padre le informaría que una sede de la empresa se instalaría en México, por ello, se quedarían un tiempo allá y aunque no era su deseo estar ahí, no era lo suficientemente valiente como para contradecir a su padre, accediendo movió su vida entera a este nuevo lugar desconocido.
<<Jason
Aunque mi vida no era perfecta en Inglaterra, era lo suficientemente feliz para soportar esta vida tan insípida, fría y repetitiva, tenía amigos que me ayudaban a poder soportarlo y a divertirme, ahora solo me resta afrontar esta nueva aventura como lo haría mi padre, ya que, no soy el más valiente para afrontarlo y confesarle que quiero mi vida de vuelta. Extraño Inglaterra, extraño a mis amigos, extraño mi vida, pero soy una persona fuerte, que debe enfrentar lo que la vida me rete, tengo que volver a ser el hijo perfecto que enorgullece a sus padres.>>
El día transcurrió tan lento para Jason, que no veía la hora para por fin ir a casa.
Su casa y el bar eran ahora su lugar seguro en esta nueva ciudad, aún así la mayoría de su tiempo libre prefería pasar con su mamá.
Sabía que también era difícil para su madre estar allí, más que su madre sufría de depresión y ansiedad, así que Jason intentaba estar cuidando de ella.
—Madre, madre. -Gritaba Jason al llegar a su casa, emocionado, le encantaba llevarle las famosas galletas de la panadería de Daina, aunque, no comprendía el gusto que su madre tenía hacía estás, ni tampoco entendía por qué hacía que todos los días pasará a comprarlas.
Ahora ir a comprar esas galletas era el nuevo pretexto para tener una nueva "amiga".
—Hi, Darling, ¿me trajiste la galleta?, me moría de ganas por comerla.
—Si, aquí la tienes. La pastelera me regaló una, por fin, podré probar las famosas galletas que me obligas a comprar. Afirmaba Jason sarcásticamente.
—Son especiales, porque me recuerdan a mi juventud, cuando era niña cada vez que sentía algún signo de ansiedad o de depresión horneaba, horneaba un día por semana y mi mejor receta eran las galletas de chispas de chocolate, cada mordida a mis galletas era un abrazo cálido a mi estómago y a mi corazón, además mi familia las amaba, bueno eso me gustaba pensar.
—Entonces, la probaré y descubriré que tan deliciosas son, espero que lo suficiente, para que valga la pena ir todos los días.
En la mente de Jason ahora valía la pena con la intención de conocer más a Daina.
Justo en el momento en que sacaría la galleta de la bonita caja color azul pastel en la que Daina las había colocado, el padre de Jason llegó e interrumpió el momento de paz y tranquilidad en la que estos se encontraban.
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Editado: 08.11.2024