Los días pasaron, días que se convirtieron en largos, cansados y repetitivos días.
Tanto Daina como Jason decidieron pasar el máximo tiempo posible con sus padres, por las mañanas se encontraban en la pastelería, sus pláticas eran cada vez más amenas y profundas, sin embargo, durante toda la semana ninguno habló sobre su familia y mucho menos trataron de hablar sobre aquella tarde.
Aún así la madre de Jason, Kate, visitaba todas las tardes a Daina, siempre era un placer para la pastelera invitarla a tomar el café, aunque a Kate le gustará mucho más el té, accedía con gusto al café de la pastelería.
Convirtiéndose en muy buenas amigas, lo cual, suena un poco extraño al tener tanta diferencia de edad. A Daina siempre se le hizo más fácil hacer amigos mayores, en el transcurso de la semana Susan se unió a sus tardes de café, puesto que en la panadería las ventas bajaban un poco en esas horas, las personas iban a comprar en las mañanas y en las tardes noches, eso ocasiona que las tardes se volvieran un poco aburridas.
El fin de la semana llegó y aunque el padre de Daina seguía estable, este aún se encontraba en el hospital, los ánimos de ella aún no eran los mejores, pero tenía una gran esperanza, ese día la señora Kate llegó un poco más tarde que de costumbre a la panadería, se encontraba un poco triste y su cara se miraba roja, parecía como si hubiera llorado por horas.
—Buenas tardes, señora Kate ¿se encuentra bien?. Preguntaba Daina al ver su cara de tristeza.
—Si, solo una pequeña crisis, pero estoy mejor, bien dicen que una lloradita no le hace mal a nadie. Contestaba Kate mientras se limpiaba las lágrimas.
—Necesita que le llame a Jason o alguien, dígame, ¿en qué la puedo ayudar?
—En nada cariño, haces suficiente con escucharme y no juzgarme.
—Claro que no la juzgaré, tengo un poco de tiempo antes de irme al hospital, por si gusta platicar.
—Cariño, ¿te encuentras bien de salud?, ¿por qué irías al hospital?. -El semblante de Kate pasó inmediatamente de triste a preocupada.
—No, no se preocupe, no soy yo, es mi padre, tiene leucemia y estas últimas semanas han sido complicadas, él ha estado un poco grave, pero confío en que pronto se recuperará.
—Oh mi niña, no sabía lo de tu padre, lo siento tanto, sabes que si necesitas ayuda puedes contar conmigo, ¿Jason lo sabe?.
—Lo de la enfermedad sí, pero sobre estás últimas semanas, no creo que sea necesario decirle.
—Yo creo que sí, claro, si ya existe la confianza para ello.
—Si, en cualquier momento le contaré, mejor platiquemos por qué llegó tan triste hoy.
—No cariño, son cosas insignificantes, es mejor que vayas con tu padre.
—No, ya le dije que no se preocupe, cuénteme, de verdad.
—No sé si es prudente.
—Si hablarlo la hará sentir mejor si.
Daina tenía ese poder de no solo convencer a las personas, también las hacía sentir cómodas. Logrando así que Kate le contará su preocupación.
—Gracias Daina. -Decía Kate mientras tomaba asiento. —Lo que sucedió, es que tuve una pelea con el padre de Jason, en realidad fue otra pelea por la misma cosa, cree que estámos en la antigüedad o algo por el estilo, no entiendo porque no deja que Jason haga su vida, no entiendo cual es su interés de querer casar a Jason con alguien que él ni siquiera conoce, ya no es tiempo de casar a los hijos por dinero.
—¿Jason se casará con alguien más?. La mirada de Daina se dirigió al suelo, un rostro de desilusión remarcaba su cara de decepción.
—No, no, él no quiere casarse, pero temo que sí lo haga, Jason siempre ha hecho lo que su padre le ha indicado, siempre intenta ser el mejor para él, pero me da miedo que por complacer a su padre lo haga.
—Me está diciendo que si su padre le dice que lo haga, lo hará, sin ninguna negación al respecto.
—Ese es mi mayor temor Daina, no quise preocuparte, sé que tú y mi hijo son muy buenos amigos y que tal vez aspiran a más, pero de verdad, habla con Jason, sé que estuvo aquí cuando se enteró de la pelea.
—Cuando sea el momento le prometo que lo haré.
—Gracias Daina, te dejo para que vayas con tu padre.
Ambas se despidieron y Daina se fue directamente al hospital. Mientras tanto Kate no tomaba el rumbo habitual a su casa, se dirigía al trabajo de su esposo, con la esperanza de encontrarse a Jason aún allí.
Por suerte al llegar, el primero en encontrarse fue a Jason, un poco cansado de caminar tanto, logró hablar con él.
—Oh amor, que bueno que te encuentro, necesito hablar urgentemente contigo, es sobre Daina. El aire se le iba a Kate de lo apurada que se encontraba.
—Madre, primero necesitas tranquilizarte, por favor siéntate, toma aire y luego me explicas, no creo que sea tan grave.
—Un poco si hijo. -Al lograr tranquilizarse, logró explicarle la plática que habían tenido-. ¿Sabías hijo que su padre está muy enfermo y ha estado en el hospital por semanas?
—Sabía que estaba enfermo, pero no tan grave como para estar en el hospital, supongo que aquella vez del parque, por ello, Daina se encontraba tan triste y enojada.
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Editado: 08.11.2024