Las circunstancias que Jason estaba viviendo, hacía que tuviera que elegir entre dos ámbitos de su vida, ¿el amor o la familia?, ¿el amor o el poder?. Jason no podía dejar de pensar que hacer, estaba entre la espada y la pared, su corazón estaba dividido, por un lado sino hacia los negocios, su padre estaría muy decepcionado de él, sabía que no le haría daño a su madre, pero no estaba seguro de que sería capaz de a hacerle a él, por otro lado ¿cómo defraudaría a Daina?, la chica se había vuelto tan especial en su vida, no le podía hacer eso, no podía traicionarla, menos al saber lo que la pastelería significaba para ella, desde sus primeros encuentros ella dejó muy claro la importancia en su vida y la conexión que tenía con su padre en la pastelería. No podía verla a los ojos, en el primer instante en que se encontrarán, ella sabría que algo estaría mal, era como si pudiera leer su mente y su corazón.
Las visitas a la panadería por parte de Kate fueron disminuyendo, lo que Daina no sabía era que la ansiedad de Kate aumento tanto que no podía salir ya de su casa, aunque solamente había pasado unos meses de conocerla, Daina sentía una conexión muy bella con Kate, no era una conexión de madre e hija, aunque ella no recordaba a su madre, sentía una conexión como si Kate fuera una amiga de toda la vida, incluso se sentía más preocupada por Kate, que por las visitas del chico misterioso. Estaba tan ocupada en sus asuntos que no se había puesto a pensar que las visitas de Jason eran también cada vez menos.
Un jueves muy ordinario, casi no había personas comprando, por lo que Daina decidió salir a caminar, con suerte podría encontrarla y saber qué es lo que ha pasado. Camino desde la panadería hasta el parque que está justo a unas cuadras de las casas donde las personas adineradas viven, a lo lejos logró percatar a una señora sentada, corrió tan rápido como pudo hasta la banca pero por desgracia no era Kate, con una gran tristeza y un hueco en su corazón acompañado de un horrible presentimiento que le recorría todo su cuerpo, se dirigió de regreso a la panadería, justo al llegar a la puerta, por la ventana logró ver a un hombre de traje hablando con Susan, el hombre se miraba muy formal y extremadamente serio.
—Buenas tardes. Al entrar Daina se quedó mirándolo directo a los ojos, la sensación de miedo invadió su corazón, este empezó a latir tan rápido, por lo que su mano se postró directo sobre su corazón.
—Buenos tardes, mi esposa me ha informado que usted es su amiga.
Daina
Al inicio no comprendía qué estaba pasando, sentía como si el señor me fuera a dar la peor noticia de mi vida, en ese momento, ni siquiera recordaba a Kate, a Jason o a su padre.
—Disculpe ¿de qué esposa se refiere?, ¿ha pasado algo?. La cara de la pobre chica era de preocupación y con su voz temblorosa intentaba hacerle frente a Dylan, Susan al verla se colocó a lado de ella en señal de apoyo, pues ella sentía lo mismo.
—Mi esposa es Kate, ella no ha estado del todo bien, me envió para hacer tratos con usted, bueno envío a mi hijo primero, pero creo que ya lo conocen.
Ambas amigas dijeron, —Kate, ¿está bien?. La preocupación de ellas disminuyó por un instante pero aún así no se sentían cómodas con la visita, la conexión entre Susan y Daina era especial, parecía como si compartieran pensamientos y emociones.
—Está mejorando, gracias por preocuparse, creo que mi hijo ya le debió informar sobre la compra, por ello ha estado visitandolas desde hace tiempo.
Las amigas sin decir ninguna palabra solo se vieron, Susan podía denotar la decepción en la cara de su amiga, pero también su tristeza, sabía que ella deseaba que eso fuera una mentira.
Susan se armó de valor y ella fue la que lo enfrentó, —¿Compra?, ¿de qué habla?
— Mi hijo ha estado visitando este local para comprarselo y poder construir nuestro nuevo negocio.
Daina sin dejar hablar a Susan, con una voz firme, respondió, —Creo que está confundido, Jason no me ha mencionado nada al respecto.
—Entonces, ¿a qué se debieron todas aquellas visitas?.
—No entiendo de qué habla. El miedo que antes sentía, se convierte en enfado, apretando tan fuerte la mano de Susan, Daina cada vez más se imponía ante él.
—Señoritas déjenme explicarles, mi hijo y yo nos hemos asociado con la sra. Anne, la dueña de la empresa cafetera más grande de España, creo que usted debe de saber quién es, deseamos expandirnos y este local ha sido uno de los elegidos, Jason ha venido desde meses atrás para ello.
Con tan solo mirarse las amigas comprobaron que algo andaba mal, lo podían sentir, con gran duda y con el instinto de supervivencia activado, Daina continuaba respondiendo, —Jason es, es mi amigo y nunca me mencionó nada de eso.
—Espero que ninguna haya malinterpretado las cosas, conozco a mi hijo y sé como suele tratar a las señoritas.
Sorprendidas y muy molestas, se sentían insultadas ante semejantes palabras.—Hable claro, por favor. La voz de Susan está vez no era amigable, estaba siendo prepotente de la misma manera en que él lo hacía.
—No es la primera chica, a la que él le da.. La atención, digamos, ha sido algo muy común desde que llegamos aquí.
Está vez, Daina no se quedó callada, e imponentemente con voz fuerte y clara replicó, —mire señor, no estamos interesadas en ninguno de sus negocios o lo que sea que me quiera ofrecer y no me interesa tampoco nada acerca de lo que me pueda decir acerca de Jason.
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Editado: 08.11.2024