Dulces suspiros

Capítulo 22. Cuando encuentras a esa persona especial

 

Después de unos días, Jason acompañaba a Daina y a Susan a la pastelería tenía la intención de ayudarlas con en el negocio, las lección de manejo continuaron y por las tardes cuando su padre no estaba en casa visitaba a su madre y le contaba cada momento a detalle qué había pasado con Daina. 

Kate y Jason se encontraban tomando café y comiendo los deliciosos panes de la panadería que su hijo le había llevado, ya era costumbre para Jason llevarle un postre a su madre hecho por Daina.

—Darling, es tiempo de que hables con tu, con Dylan, por favor.

—No sé qué tan buena idea sea eso.

—Jason, llevas una semana sin estar aquí en tu casa, en tu trabajo.

—No me quejo, además de los días cuando era niño y pasábamos juntos, está semana ha sido una de las mejores de mi vida.

—Sabías que las personas hace tu vida mejor.

—Si, mom.

—Aun así es tu padre.

—Sabes detesto que solo porque sea parte de tu familia, le tengamos que dejar pasar que nos haya hecho daño, que no haya trato mal y que no haya destruido, pero claro como es tu familia todo se debe perdonar. Decía levemente prepotente Jason.

—Pues sí, porque no importa lo que haga no dejará de ser tu padre. Decía Kate un poco enojada. —No tarda en llegar, quédate a hablar con él.

—Esta bien, pero lo hago por ti

Dylan llegó a casa y le tomó por sorpresa ver a su hijo allí, pero aunque la pelea y la renuncia le habían cambiado un poco la forma de ver a su hijo, no sería el primero en ceder su actitud de superioridad y déspota. —Hola hijo

—Hola.

—¿Has cambiado de decisión con respecto a tu renuncia?

—No. Las respuestas de Jason eran cortas y cortantes. Kate permanecía parada, callada y atenta, escuchándolos con la esperanza de que ellos arreglaban sus cosas, cuando ya no pudo con la tensión y el silencio incomodo, les dijo. —Les propongo un trato, sh, los callaba puesto que estos intentaron interrumpirla y comenzar la pelea otra vez. —Ustedes ya se dijeron lo que quisieron y los escuché, ahora es mi turno, les guste o no, esta empresa también es mía, yo también tengo voz y voto en esto. Ambos permanecían callados, con cara de regañados.—¿Me van a escuchar?. Ambos solo asentaron con la cabeza, aún enojados entre sí y ella contaba hablando. —Jason volverá a su casa, dormirá aquí y seguirá viviendo como desde un inicio lo hacía, si no deseas hablar con tu padre, adelante, pero lo vas a escuchar y después tu decidirás que hacer y que no, ¿entendimos?. Ellos contestaban con la cabeza para confirmar. —Tu Dylan, no seguirás con la idea de la boda con esa muchachita, respetaras a Daina y no molestaras a nuestro hijo, le darás la libertad que merece en su parte de la empresa, ¿entendimos?. Asentando nuevamente. —Al menos en mi, nuestra casa no se tratarán mal, Jason tu volves a trabajar en lo que te guste de nuestra empresa y las decisiones o cambios que desees hacer son apoyados por mi.

—¿Y qué pasa si no aceptamos?, decía Dylan con una mirada desafiante.

—Primero, me divorcio de ti, te quito la empresa, tus casa, tus acciones, tus terrenos y te dejo en la calle, segundo, haciendo referencia a Jason. —Te quito tu herencia, tu trabajo, tu casa y tus acciones. ¿Qué dicen?

—Pues, si aceptamos, ¿cierto Jason?.

—Si, claro, por las buenas suena bien.

—Perfecto, Dylan está es una segunda y última oportunidad no la desaproveches. 

El incómodo reencuentro familiar terminó y Jason volvió a la pastelería para poder hablar con Daina, estaba un poco nervioso, no sabía si ella iba a estar de acuerdo con su regreso a casa. 

Al llegar ella lo recibió con un abrazo y un beso en la mejilla, él los recibió un poco distante, alejándose de de ella, esto hizo que Daina cuestionará, —¿qué pasa?, ¿por qué tanta frialdad?

—Nada, nada. Los nervios lo estaban traicionando, sentía como si ella lo fuera a rechazar, su manos comenzaron a temblar y su voz comenzaba a titubear, ella inmediatamente se dio cuenta de su comportamiento, —Jason, Jason, estás bien. Separándose de ella comenzó a caminar de un lado a otro, el no respondía y su respiración se agitaba, Daina de inmediato lo detuvo, tomó sus brazos con sus manos y le dijo, —Basta, dime lo que pasa y ya. El solo indicaba con su cabeza que no,  —Jason no se que me ibas a decir, pero no importa, okey, si es algo bueno o algo malo, no va a cambiar lo que siento por ti. Tomando un gran suspiro Jason le respondió, —Voy a volver a la casa de mis padres y a trabajar en la empresa. 

—La cuestión aquí es ¿tu quieres volver?.

—No sé.

—Entonces deberías estar más preocupado por lo que quieres y lo que harás que por lo que yo piense.

Ambos se sentaron y Daina pasó su brazo sobre los hombros de Jason, semi abrazándolo.

—Mamá quiere que vuelva y aunque me le he pasado increíble en tu casa, me gusta vivir contigo, pero tambien estoy angustiado por dejarla sola, disfruto esta libertad, encontrar lo que me gusta, lo que quiero hacer

— ¿Cuál es el verdadero problema?.

—¿Te molesta que vuelva a trabajar con mi padre? 

—No,  en absoluto, la verdadera pregunta es ¿te molesta a ti?




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