Dulces suspiros

Capítulo 24. La linda novia

Los meses pasaron, el tiempo jugó a favor para la pareja, las rutinas de ambos habían cambiado un poco, cada día era diferente, pero la palabra aburrimiento nunca fue parte de sus días, siempre teniendo nuevas e increíbles historias que agregar a sus pláticas, cada paseo, visita, cita, cada momento era especial e increíble, Jason se distinguía por su sentido del humor, era como un niño hiperactivo que siempre quería estar divirtiéndose, eso se contrarrestaba un poco con lo calmada y tranquila que era ella, eso hacía que los minutos pasaran rápido al estar juntos, sin embargo, el tiempo y la vida favoreció de cierto modo un poco más a la familia de Daina que de Jason.

Llegando un poco más temprano de lo normal, Jason entró un poco triste y estresado a la panadería, sin ánimos y sin ganas de platicar, solo deseaba ver a su linda novia, al menos ahora ya la podía llamar así, novia, sonaba incluso muy bonito cuando él la llamaba así, 

—Daina. Jason la llamaba un poco desesperado, buscándola por encima del mostrador. —Necesito a mi novia… 

—Suena lindo cuando me llamas así, decía Daina saliendo de la cocina acercándose a darle un abrazo, al sentir su alteración, pregunto, —¿qué pasó?, ¿por qué tan molesto?.

—Mi padre, nuevamente sigue con la idea de mi casamiento con la señorita Dayana, me parece absurdo. Aunque soportaba comúnmente los comentarios de Dylan, había días que lo consumían.

—Creo que te verías muy guapo casado.

—Contigo.

—Mm. Daina fingía toser como manera de expresar su nerviosismo y su deseo de cambiar de tema, ella nunca estuvo emocionada por casarse, pero ahora ya lo consideraba, en realidad tenía un miedo hacia ese acto de compromiso.

—Daina, ¿no planeas casarte?, no digo que conmigo, espero que si conmigo, pero lo digo en general.

Daina respondía mientras se separaba de él y se sentaba en una de las sillas. — Jason, si soy honesta me da miedo, no sé si sería buena esposa o buena madre, ¿que tal si no soy como pensabas o imaginaste?, además una persona puede cambiar con el tiempo, no sé si pueda ser como tu esperas o como alguien mas espera que sea.

Acercándose a ella, le contestó, —Entiendo, no te estoy presionando, solo tenía curiosidad, tal vez tienes miedo porque nunca antes habías tenido novio o un compromiso como este.

—Tengo miedo.. de no ser buena para ti 

—Creo que la única persona con la que debes ser buena es contigo misma.

—Jason, Te amo. Daina se quedó callada y pasmada, al ser la primera vez que se lo decía a Jason.

—Dijiste, ¡Te amo!. Lo decía entre halagado, nervioso y sobre todo emocionado.

—Perdón, perdón, Jason no quería incomodar…. Jason la interrumpió, sentándose a lado de ella, mientras tomaba su mano.

—Yo también te amo y con el tiempo veremos si podemos ser algo más que novios, okay.

—Okay. Ambos se quedaron callados por unos segundos, hasta que Daina de manera coqueta, le dijo, —si quieres tener la oportunidad de ser mi esposo, debes aprender a hacer galletas, eres el novio de una panadera/pastelera, debes de saber hacerlas.

—Mmm. Creo que soy muy bueno cocinando, pero no horneado, mejor eso te lo dejo a ti.

Daina se paró y le dio la mano para poder levantar a Jason. —Créeme, soy muy buena maestra.

—No dudo de ti, dudo de mi. Ambos fueron hacia la cocina y Jason aún dudaba de la idea de Daina. 

Al estar dentro de la cocina, el chico recordó a su madre, Kate, recordando la imagen de su madre horneando, siendo feliz y calmada, mientras Daina sacaba los ingredientes, Jason se subía a una de las mesas para sentarse.

—¿Crees que estarás sentado todo el tiempo?, no lo creo niño bonito, tenemos que hornear 200 galletas para mañana. Jason se bajaba de la mesa, para darle un fuerte abrazo a Daina por la espalda, dándole un beso en la cabeza, —Me encanta ver lo feliz que eres horneando, me recuerdas a mamá, no porqué te parezcas, eso sería raro, sino por la felicidad y tranquilidad que demuestras al hacer lo que amas.

Daina se daba la vuelta para poder corresponder correctamente al abrazo. —Lo que amo en estos momentos es a un chico extranjero, que se llama Jason.

—Le tengo envidia a ese Jason.

—¿Me ayudarás a hacer las galletas o temes que tú lindo traje se ensucie?.

—Ja ja ja, mi traje no me importa, pero vine a ver a mi novia, no ha trabajar.

—Pero tu linda novia necesita tu ayuda o al menos necesita que te vayas para que no me distraigas con tu belleza.

—Me convenciste, hagámoslo.

Los chicos pasaron una gran tarde juntos, ambos hornearon las 200 galletas, al menos Daina preparó y horneó, mientras que Jason únicamente se comió las chispas de chocolate y los panes que se encontraban en la panadería ya hechos.




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