Dulces suspiros

Capítulo 25. Las segundas oportunidades no siempre funcionan

Durante esos meses, Jason lograba sobrellevar los negocios con su padre, con la ayuda de su madre, Dylan dejó de insistir con la idea del casamiento o al menos no lo hacía tan a menudo, eran pequeños pero intensos momentos dónde su padre cometía esas imprudencias,  Anne al igual tampoco insistía con ello, únicamente seguía con la idea de obtener el negocio de Daina con la intención de poder acercarse a su hija, cada día llamaba a Jason para poder saber si había logrado conseguirla o si se había acercado a la compra, sin embargo, Jason no lo permitiría, cada llamada era un visita a la oficina de su padre, provocando discusión tras discusión, peleas que drenan lentamente el poco cariño que restaba en Jason, aunque no lo demostraba le afectaba, por suerte tenía a su madre para poder desahogarse, Kate con todo el dolor de su corazón tuvo que aceptar que Dylan no cambiaría y que no volverían a hacer lo que alguna vez fueron, una feliz familia.

El desayuno familiar se volvía el momento en el que las peleas se originaban y está vez no fue la excepción.

Jason aprovechó la situación para intentar detener las ideas de su padre. —Madre, podrías hacerle ver a tu esposo, que con Daina no, por favor, mom, sabes que ella ha pasado por mucho.

—Dylan. Kate ya estaba cansada de las peleas. 

—No continúe con la idea de casarse, pero no puedo hacer nada con esa pastelera.

— Que tal dejarla en paz. Decía prepotentemente su hijo. —Si alguna vez, sentiste lástima por mi, si me quisiste como tú hijo, déjala en paz, por favor.

—Jason no entiendo que tan especial debe ser ella, ¿por qué no quieres que continúe con esto?.

—Porque la amo, así como tú amabas a mamá. Las palabras de su hijo, está vez si dolieron, muy indignado le respondió, —Jason, no te atrevas a decir eso, yo amo a tu madre. Sin dejarlo terminar Kate lo interrumpió. —¿Lo haces Dylan?, ¿aún lo haces?

—¿Kate, por qué dudarías de mí?. Decía Dylan mientras se acercaba a ella, Kate solo permanecía en silencio. Él ahora aún más dolido volvía a preguntar, —¿Alguna vez has dudado de mi amor?. 

Kate, seguía sin responder y con lágrimas en los ojos solo volteaba a la pared, él se acercó aún más y la tomó de los brazos, sacudiéndola, le gritó. —Kate, ¿has desconfiado de mí?. Jason muy molesto, le quitó bruscamente las manos que estrujaban a su madre y con el mismo tono de voz, le ordenó. —Dejala, la lastimas.

Muy alterado y arrepentido, Dylan replicó, —Perdón Kate, pero no has respondido mi pregunta.

—¿Alguna vez te preguntaste, qué sentiría yo al ver tu odio hacia mi hijo?, traté de justificar tu exigencia, tus acciones, tus palabras, traté de hacerme creer que solo querías lo mejor para él, pero últimamente, no te reconocí, no reconocí quién eras, no eras el Dylan del que me enamoré. Jason se colocó al lado de ella, abrazándola fuertemente.

Entre lágrimas Dylan le respondió, —intenté hacer todo por el bien de él. Aunque se había dado cuenta de sus errores, de lo malo que había hecho, había lastimado a su hijo, pero le dolía más haber herido a su amada,  el enojo y la ira lo habían consumido, preguntándoles. —¿Por qué debo ser yo el villano?, cuando siempre me preocupe por todos.

—No necesitaba tu preocupación, te necesitaba a ti, te necesitaba aquí, cuando la ansiedad de la noche llegaba, cuando el insomnio acompañado del llanto me atormentaba, deseando no estar aquí, deseando protegerlos al ya no ser una carga para ustedes, ¿sabes cuántas veces me despedí de ustedes?, le rogaba a lo que sea que exista más allá, que me llevará porque ya no podía  con la vida, pero ¿cómo los dejaría solos?, ¿cómo dejaría a mi hijo con este monstruo, que se supone que es su padre?, necesitaba poder voltear y que mi amor, mi esposo, el amor de mi vida estuviera allí.

—Siempre estuve allí.

—No, tu cuerpo tal vez estaba acostado a lado de mi, pero tú alma, tu esencia, tu amor nunca lo estuvieron. Qué lástima que nunca lo hayas notado. Te preguntó, ¿alguna vez tú dudaste de tu amor por mi?.

—Jamás.

—Ojalá me lo hubieras demostrado, ojalá lo demostraras. Porque por mi parte nunca dudé de mi amor por ti, porque a diferencia de ti, yo sí te lo demostré cada día, cada segundo de mis días. Espero que recuerdes cada grito, cada regaño, cada palabra, cada mal comentario que alguna vez dijiste porque mi amor siempre estuvo muy claro.

Dylan estaba enojado por las afirmaciones de su esposa, —Kate, si alguna vez te hice sentir de esa manera, me disculpo.

Jason permanecía callado, solo estaba allí como apoyo hacia su madre.

—Te podré perdonar, pero nunca lo olvidaré, me hubiera encantado que nuestro hijo hubiera conocido al Dylan del que me enamoré, deseo que con esto te des cuenta de tus errores y con suerte, nuestros nietos lo podrán conocer. Dylan sin decir ninguna palabra salió de la casa, enojado, no podía creerlo, no pudo ser tan malo como para que su esposa le dijera eso, ahora tenía un nuevo miedo, no sabía si al volver seguiría teniendola.

Sentado en las escaleras de la entrada, mirando al patio, entre lágrimas llamó a Anne.

— Buenos días Dylan, iba a ir a tu oficina. Sin poder terminar, éste la interrumpió, —Detente con la insistencia de la pastelería de tu hija.

—No, ¿por qué?. Anne sonaba confundida y preocupada.




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