Los días continuaron y las vistas a la pastelería también, exactamente 547 días pasaron desde la primera visita de aquel chico misterioso, 365 días desde que la pareja se había convertido en novios. La vida de ambos iba mejorando con el paso de los días. Para Daina las cosas románticas con Jason avanzaban de la mejor manera, las ganancias en la pastelería iban creciendo y lo más importante para ella, su padre estaba ganando la batalla. Para Jason los asuntos con su padre no eran tan incómodos como antes, aunque esté continuaba con las mismas ideas, hacía todo lo posible para recuperar a su esposa Kate, por lo que, intentaba ser más prudente, Jason solo lo escuchaba e ignoraba, la ansiedad y depresión de Kate estaban controladas, la vida por fin estaba acomodando su jugada y todo parecía que los ganadores serían ellos.
Para celebrar su primer año de noviazgo, Jason invitó a Daina a la gran cena, ella tenía un gran plan que hacer, sería el momento perfecto para confirmarle a Jason que estaba segura de comprometerse. Todos estaban invitados a la bella cena, lo cual, era un poco raro para Jason, pero en realidad no le importaba, solo quería pasar el tiempo con su novia.
El día comenzó un poco raro, Daina tenía un sentimiento de nervios, en su pecho podía sentir una presión, al hablarlo con Susan creyeron que era la emoción del día, su padre se había despertado muy agitado y cansado, así que desde temprano le dijo a su hija que no la podría acompañar; Susan se vería con su madre siendo otro integrante que también cancelaría su estancia; por suerte para Jason, Dylan su padre había tenido que trabajar hasta tarde, por lo que tampoco los podía acompañar. Solo sería Jason, Kate y Daina.
Para este punto, Daina se sentía un poco agobiada y en cierto punto preocupada, todo estaba saliendo mal, ansiosa decidió llamar a Jason.
—Hola, D. Sin dejarlo terminar, Daina comenzó a contarle su preocupación, caminando de lado a lado, decía, —Jason, todos están cancelando, ¿no te parece raro?, tal vez, nosotros también debemos de cancelar, puede que esto sea una señal, puede que empiece a llover, tal vez, la comida está envenenada, tal vez.. Jason ya conocía los nervios de su novia, por lo también sin dejarla terminar, replicó, —Si te soy sincero, no me interesa si ellos van, con que tú estés allí, yo soy más que feliz, tranquila, todo va estar bien, solo estás nerviosa.
Respirando con gran profundidad, le dijo. —Tienes razón, solo importamos nosotros.
—Exactamente, solo importamos nosotros, mejor dime, ¿qué color usarás hoy?
—Blanco, ¿por?.
—Por nada, bye, te amo. Decía Jason mientras corría a su armario a buscar un atuendo blanco.
El día continuó y el presentimiento Daina se agrandaba pero decidió ignorarlo, extraño, ya que, siempre fue una chica intuitiva y si su corazón le decía que algo estaba mal, era muy raro que se equivocará.
La noche estaba estrellada y la luna llena iluminaba hermosamente el cielo, al estar el cielo despejado se lograban distinguir pequeñas estrellas, los tres se encontraban sentados en una mesa ubicada en la parte de afuera del restaurante, lo único que los separaba del lago era una lindo cerco blanco que decoraba toda la orilla, Jason usaba un linda camisa blanca y unos anteojos de color negro, que aunque no los necesitas del todo para ver, le favorecían mucho a su rostro, Daina combinaba con él, usando un hermoso vestido blanco y sus anteojos, puesto que sus ojos están tan irritados y un poco rojos que le impedía usar sus pupilentes, hilarantemente ella si necesitaba sus lentes para ver, pero Jason los usaba unicamente porque lo hacian lucir aún mas guapo.
La cena transcurrió tranquilamente, los chistes y tonterías de Jason alegraron la velada, haciendo que a Daina se le olvidará lo nerviosa que estaba. Al termino y justo antes de levantarse para poder irse, Daina saco de su bolsa, una caja de color negro y sobre ella se encontraba un pequeño sobre con una estampilla roja que lo cerraba.
—Una carta, pastelera ya me estoy acostumbrando a que me enamores de esta manera, la última que leí fue lo más hermoso y sincero que pude leer. Me gusta la manera en que conquistas.
Bastante halagada y un poco chiveada, ella le respondió, —Ya lo ves, toda una romántica, me comprometo a en un futuro recibirte cada mañana con una. Guiñandole el ojo de la misma manera que él acostumbrada. —Pero la tienes que leer antes de irnos.
Jason se acomodó en su silla, tomando un suspiro, comenzó a leerla, ella y Kate lo observaban detenidamente, mientras la leía, la brisa traía el perfume de Daina hacia él y a él le encantaba oler ese aroma.
Dear Jason
Cuando te vi, supe que éramos de distintos mundos, para mi suerte estos mundo se encontraron, te conocí y me demostraste que podía ser vista con amor por alguien más, me enseñaste a verme y a ver el mundo, el primer choque de miradas me demostraron lo especial y único que eras, tu sinceridad y simpleza lo expresan tus ojos. Me explicas ¿cómo el chico obsesionado con mis galletas de chocolate, me logró enamorar al grado que yo me obsesioné con él?, me alegro que seas el tipo de chico escrito por una mujer. Pero en serio ¿cómo lograste convencer a esta hija terca que no deseaba ningún tipo de vínculo con alguien más?, ¿cómo la hiciste cambiar de opinión?. Qué no solo una carta te escribió, sino dos. Me diste esperanzas y razones por las que quería seguir viviendo, me diste un sentido y una ilusión de vida, no me veo con nadie más que tú. Moviste este pequeño mundo y lo salvaste de la destrucción. Me enamoré, me enamoraste. Creí que estaba soñando, en un sueño que nunca desearía despertar, le gustó al chico más guapo, carismático, honesto y un poco presumido que conozco y me encanta.
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Editado: 08.11.2024