Dulces suspiros

Capítulo 27. En minutos la vida de una persona puede cambiar

Dylan y Jason llevaron a Kate a casa, para poder calmarla, estaba tan alterada que no podía controlarse, pero con ayuda de su hijo, logró estar un poco más tranquila, Dylan aunque no ayudaba en nada, nunca se despegó de su lado. Jason sentía una presión muy grande en el pecho, tenía una gran angustia y preocupación por Daina, habían pasado dos horas y no sabía de ella, no sabía de su padre, no sabía nada. Desesperado sin saber que hacer, decidió llamar a Susan, la cual, se encontraba en la sala de urgencias.

— Susan, ¿dónde están?. Jason se escuchaba exaltado.

—Cálmate te escuchas muy alterado, nosotros estamos aquí esperando a que lleguen.

—¿Cómo que llegué, quien?, ¿Daina no está con usted?.

—Estaba contigo que no. Jason al escucharla supo que algo estaba mal.

—No, salió en mi auto a dónde ustedes estaban.

—Jason, tranquilo ¿desde hace cuanto salió?.

—Susan escúchame mándame la dirección del hospital, ya. La preocupación de Jason lo hacía sonar grosero.

—¿Desde hace que tanto salió de allí?. Preguntaba nuevamente Susan.

—La dirección, maldita sea. Está vez, Jason ya no estaba siendo amable y mucho menos razonable.

—Jason cálmate. Susan se comenzaba a desesperar aún más al escucharlo tan alterado.

—2 Horas. Rindiéndose decía Jason.

—¿Y no la has ido a buscar?. Ahora Susan era la que gritaba y regañaba al chico.

—Por eso te estoy llamando, espera tengo otra llamada. Aunque el chico le colgó a Susan tan rápido como pudo, aún así no logró contestar a tiempo, el número era desconocido, por lo que, no podía descubrí quien era, la presión en el pecho y la falta de aire aumentaban su ansiedad, algo estaba mal, mil escenario pasaban por su cabeza, aventando su teléfono al sillón, se incaba llorando y Kate se sentaba en el piso abrazándolo.

 Susan al momento de colgar, notó que el teléfono del padre de Daina tenía 3 llamadas perdidas del mismo número, intentó devolver la llamada pero no logró obtener ninguna respuesta, de la desesperación agachó su cabeza para poder llorar sin ser vista, unos segundos después lo peor que imaginó se presentó frente a sus ojos. Al alzar su rostro logró ver cómo su amiga pasaba enfrente de ella en una camilla, Daina cubierta de sangre e inconsciente, para Susan pasaba lentamente, su amiga se le iba enfrente de sus ojos, el mundo de Susan colapso en el instante, tal vez no era ella, la confundio, eso fue. —La confundí, si, entrando en un estado de shock, solo se repetía, —no es ella, no puede ser ella. Ella no la dejaría sola, no se iría, eso deseaba creer pero ¿cómo no iba a reconocer a su mejor amiga?

 En medio de su mar de lágrimas se acercó a la recepcionista. —Disculpe, ¿conoce el nombre de la chica que acaban de ingresar?

—Lo siento, pero no puedo darle el nombre, si no es su familiar.

Desesperada y un poco prepotente le ordenó, —Mire acabo de ver a mi mejor amiga entrar en una camilla, cubierta de sangre, así que quiero corroborar que sea ella, me dices el nombre por las buenas o por las malas. Así y con múltiples más amenazas, logró que la mujer colaborará. Resignada, la mujer replicó. —Solo sé que su nombre es Daina. Esas últimas palabras retumbaban en la cabeza de Susan, sin poder creerlo, se tiró al suelo a llorar, sin consuelo y sin fuerzas.

 Su llanto no duró mucho al ser llamada para ver al padre de Daina, pero ¿cómo lo iba a hacer?, ¿cómo le daría la cara?, ¿qué le diría?, ni siquiera ella sabía si Daina seguía viva, los 10 minutos más horribles de su vida, se reproducen sin cesar en su cabeza, con un inmenso dolor y una gran ansiedad, tomo un gran suspiro, se limpió las lágrimas para poder verlo, sin embargo, se encontró con otra horrible noticia.

Tanto el padre como la hija se sometían a una grave operación, ambos peleaban por su vida, ambos luchaban por un lugar en este mundo. 

Sentada sin poder cesar el llanto, en su cabeza resonó. —Jason, ¿cómo le digo esto?.

Jason más tranquilo y sin llorar se encontraba sentado a lado de Kate, él le contaba su presentimiento y su madre intentaba darle ánimos, diciéndole que solo estaba nervioso. Al sonar su teléfono, no deseaba contestar, en su corazón sentía que sería la peor llamada de su vida.

—Hijo es Susan, contesta de seguro ya llegó Daina allá.

—Si, tienes razón. Contestando rápidamente el teléfono. —¿Ya llegó?. Dijo con la gran ilusión de recibir una buena noticia pero en respuesta solo escuchaba el llanto de Susan, el chico aún más angustiado, le dijo, —Susan, hablame por favor. Ella no podía hablar, solo tartamudeaba. Jason gritando, le ordenaba,—Ya dime, carajo, habla.

—Da.. Daina 

—¿Qué pasa con ella?

Con todo su fuerza le respondió —Daina está aquí.

—Llegó. Por un momento Jason descanso de su preocupación, hasta que escuchó decir a Susan, — Tuvo… Tuvo un accidente. Todas las emociones, angustia, preocupación, tristeza, impotencia, enojo, todas caían sobre Jason, caían como enormes rocas, aplastandolo poco a poco, paralizado por el shock, solo comenzó a llorar desconsoladamente.

—Está siendo operada, no sé si lo logrará.

—¿Y su papá?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.