Dust: Una odisea a la flor

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Dígase y recuérdese de los acontecimientos sucedidos en días anteriores, donde se nos contó de las malas aventuras que nuestro pequeño Don Quijote de Frankfurt tuvo, quien había entrado a una pandilla por estar con los bolsillos rotos, ya que este no podía cobrar la pensión de su difunto padre, por lo que orillado a sacar a su madre del hospital (Que recuérdese del accidente sucedido en aquella calle), al final dio el brazo a torcer y salió como carroñero por unos cuantos verdes. Tras noche y noche, donde la pólvora y humo de la camioneta era el aire que respiraba aquel jóven en esos momentos, los trabajos dieron frutos, y tras un pequeño malentendido e inconveniente con el parásito de su vida, quien quebrando nueces, le dio el pago suficiente para sacar a su otro bicho parasitario del hospital. Cuéntese que así fue, en un pequeño día nublado, a finales de semana y también a finales de agosto, el joven Frederick había llegado al hospital en el cual la antes mencionada fue guardada bajo custodia.

Dio el pago correspondiente a los encargados del hospital, con la deuda saldada, otra vez tenía a las sanguijuelas en sus costillas, pero al menos tenía una fuente con la cual vivir por más días. Pues usted seguramente ya sabrá cuál fue la expresión de los 2 al volver a verse, imagínese un gélido ambiente, más frío que las noches árticas y más silencioso que el mismo espacio, los 2 se miraron con desprecio y molestia, más Sophía quien había esperado mucho tiempo para ser liberada. Al cruzar la puerta de la habitación donde estaba encerrada, apenas dirigió unas cuantas palabras a Frederick

-Tardaste más tiempo del que debías, si no fuera por la pensión, solo Dios sabe cuánto tiempo hubiera estado en penitencia- Dijo y de fue hacia la sala de espera, Frederick se quedó parado sin hablar y mirando a través del cuarto, pensando en que si no fuera por las circunstancias, aquella situación hubiera sido un respiro en vez de una agonía.

Pero bueno, si es de interés suyo saber en qué se desenvolvió el evento planeado y antes dicho en estos textos, pues pasaré directamente al asunto

Figúrese bien que después de lo acontecido en la liberación de Sophía (y del respectivo viaje de vuelta a casa), a Frederick le importaron 3 pepinos los comentarios de Sophía, por lo que inmediatamente subió a su habitación y se puso fino para la ocasión, reservando prendas prestadas a su cantinero de confianza y también siguiendo recomendaciones antes dichas por el susodicho cantinero

Ya con esto en mesa, no es necesario plantear lo acontecido a detalle, así que bien, con todos los detalles arreglados, el joven Quijote de Frankfurt partió hacia su anhelada cita en una galería de arte, de alto prestigio y alcurnia, el museo de arte Städel, albergador de grandes obras de las mentes creativas de los siglos que fueron olvidados en el tiempo.

Eran las 4:30 de la tarde, cuando el sol bajaba su resplandor y poco a poco se metía entre las nubes, cuando fue el encuentro de los 2 jóvenes en el recinto. El primero, nuestro joven Frederick de Frankfurt, iba tan galante y caballeroso como se puede imaginar, un traje negro con un sombrero de clase, de cuero y con una pequeña flor entre su traje, los zapatos de punta, recién acabados de bolear, la presentación perfecta de un Dandy de calles bajas. No olvidemos también a nuestra joven chica de rizos dorados, quien en aquel entonces, portaba un vestido azul turquesa, con bordado tipo de cruz en el pecho, haciendo la forma de un conejo en el lado izquierdo, también tenía el pelo amarrado, haciendo la forma de una hermosa coleta de caballo que detallaba sutileza y elegancia por el lugar. Antes de que nos pongamos un poco más detallistas, mejor pasemos directo al punto en el que hablábamos, y érase que los 2 entes juveniles entraron al recinto, si bien, era una lastima que este lugar tan magnífico se encontrará algo vacío, el murmullo apenas perceptible daba un sonido de ruido blanco, perfecto para apreciar a mayor detalle las obras, y no era cual que los recibía, si no un pequeño autorretrato hecho por Mariela de Dortmund, una joven princesa del siglo XVIII quien se decía que en sus tiempos libres, pintaba a los jóvenes mozos del reino. El retrato en si, estaba hecho al óleo, las texturas y colores se ponían de manera tan fina, que resaltaba mucho el brillo y tez blanca de su cara, se podía hasta sentir la sedosidad de su cabello con tan solo verlo, eran unos ojos turquesas tan azules como el mismo cielo, el perfecto retrato del busto de la princesa y el exquisito detalle del cuarto de habitación, hacía más realista el retrato, era como ver a la princesa en persona. El retrato llevaba de nombre: “Una odisea a la flor más hermosa de Dortmund”.

No tan lejos de aquella obra, se encontraba una obra hecha por Darío Pellegrini, era un autor que se decía que había vendido su alma al diablo para que esté lo dotará de una habilidad enorme en la pintura, y si bien, no es la primera vez que se nos viene con el cuento del artista endemoniado, las buenas y malas lenguas de la ciudad de Ravenna, Darío había muerto de viejo y loco, desquiciado por plasmar algo que el mismo dijo “fue un susurró del diablo”, mismo que termino de elaborar con una nota diciendo:

Y que el mundo sea testigo de esta obra, pues las manos dadas por Dios, fueron hechas para retratar a su ángel más hermoso, y que aquel ángel me perdone por hacer está blasfemia a su imagen, que yo, Darío Pellegrini, soy un ciervo sin compresión alguna de belleza

Aquello que los ojos de medio mundo habían atestiguado por muchos años, era un mosaico de lo que parecía ser un ángel, con alas negras y en vista al horizonte, sentando en un risco, con cara de ser un pobre condenado a sufrir, apreciando en el fondo a una bola azul y verde, con pájaros encima, y debajo de él, se encontraba lo que parecía ser cristales y objetos de oro. El título con el cual este mosaico fue bautizado, fue con las últimas palabras dadas por Darío, mientras aún estaba con vida: El calvario del ángel negro. Imponente ante la vista del ojo humano, Frederick había quedado fascinado al verlo desde el primer instante, la postura y belleza del ángel habían cautivado a sus ojos parpadeantes



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En el texto hay: trama, decadencia, novela juveni

Editado: 19.07.2022

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