Algunos días después de la fiesta, Dylan se había acostumbrado a sus nuevas oficinas. Jeremy también estaba emocionado por el cambio y más aún, se encargaba de resaltar la ayuda que le estaba prestando Kyle como asesor financiero. Orgulloso de su hermano menor no dejaba de mencionar sus logros como si fueran propios haciendo que Kyle se sintiera avergonzado de ser el centro de atención.
Kyle caminaba por los pasillos del edificio saludando a todos los empleados quienes se mostraron curiosos por su aspecto. Ropa casual, alegre y un cabello rubio que resaltaba entre todas esas cabezas castañas. Era el empleado más joven de la plantilla y seguramente el más llamativo. Las empleadas le llevaban regalos solo para mostrar cortesía o en señal de amistad lo que sorprendió a Dylan, no porque quisiera recibirlo sino que pese a la visible incomodidad, Kyle no rechaza a nada.
Una tarde, recibió un email de Malena. Se apresuró a leerlo pero era una larga queja sobre su ex suegra que la seguía molestando con llamadas a todas horas y le confirmó lo que temía, cambió de número. Al principio se asustó de que la situación escalara más así que después de leer, salió a hacerle una llamada.
Que no contestara de inmediato le dio un mal presentimiento
— Hola…
— Lo siento, hablaré con ella y…
— Sabes… Creo que debería ser yo quien deba ponerle el alto pero te advierto que no dejaré que me maltrate como antes. Lo dejé pasar para no quedar mal pero no tengo motivos para soportarlo otra vez.
— Lena, lo sé y hablé con ella hasta el cansancio. Es mi madre pero hasta yo sé que esa no es manera de tratar a una persona. ¿Vas a venir a la reunión familiar?
— ¿No coincide con tu viaje?
— Sí pero me las arreglaré, antes no te dejaba sola y ahora tampoco.
La conversación continuó un poco más. Los subordinados de Dylan lo vieron sonrientes hablando por teléfono y sospecharon que era su famosa esposa que trabaja en otra empresa. Su relación era un poco llamativa, conocida por la devoción de Dylan, recordaban a la mujer que estaba con él en la fiesta pero había muchos datos que desconocían puesto que ella trabajaba en otro lado del país y sus oportunidades para reunirse eran escasas.
Por la tarde, Malena había regresado a su casa después de un largo día de trabajo. Tuvo una reunión con su jefa quien no se veía contenta por varios motivos entre ellos la fiesta a la que no pudo asistir. Pensó que escucharía de Lena una narración con lujo de detalles sobre el evento, sus invitados y vestimentas pero su empleada solo mencionó algunas cosas que no eran sorprendentes como los planes a futuro citados en el discurso de agradecimiento. Incluso le recriminó el uso de su anillo de matrimonio en eventos con aglomeraciones aunque sabía que tenía tiempo divorciada solo creaba confusión a su alrededor.
— Debes dejar de pensar en esa vida como SI fuera lo único que TE pertenece. La vida no se termina solo por dejar a tu pareja, entiéndelo de una vez.
Lena estaba en su cama mirando su mano y si, el anillo en su dedo ya era un objeto extraño que desentonaba con su alrededor. Se había hecho a la idea de que sería una mujer divorciada y no tenía nada de qué avergonzarse pero ese anillo era la representación física de su protector porque siendo honestos y reconociendo el hecho, solo la dejarían en paz si sabían que tenía un hombre cubriéndose las espaldas. Más de una vez tuvo que salvar a sus subordinadas del acoso y no quería experimentar eso de nuevo
— ¿Y si lo intentará de nuevo? Quizás, solo quizás… recupere a mi viejo amigo
Decirlo en voz alta parecía un plan listo a ejecutarse pero mirando hacia atrás había muchas cosas que ambos sacrificaron para poder llevarse bien. En cierto punto de su relación, sabían que el matrimonio no era sinónimo de sacrificio tampoco un juego de poder donde uno tenía que ceder para que la relación funcionará. No era difícil de entender pero en realidad, nunca creció con ese ejemplo.
— Y si hubiera sido en otro tiempo… esto no habría sucedido.
Los días siguientes estuvo muy ocupada. Su jefa directa, Clarissa, la llevaba a todas las reuniones que tenía. Cuando recién llegó a la sede central de su compañía, no se imaginó que la llenarían de trabajo hasta el cansancio. Muchas veces ni siquiera iba a dormir a su casa y solo se cambiaba de ropa antes de volver a iniciar la jornada, lo único bueno era la paga puntual y sustancial pero aún cuando contratan personal, el trabajo no disminuía.
— Señorita, sonó su celular dos veces.
— Gracias Fan.
Ni siquiera se dio cuenta que no llevaba su celular consigo y lo olvidó en su escritorio. Al revisar el registro, tenía mensajes de un número desconocido y una llamada. Leyó el contenido y era la madre de Dylan pidiéndole reunirse pues había asuntos de que hablar. Tomo capturas de los mensajes, bloqueo el número y envío esa información al correo de Dylan. No eran insultos sino acoso.
Pero no funcionó nada de eso
Por la tarde cuando iba a almorzar, la recepcionista le llamó y su voz le exigía que bajara de inmediato aunque el mensaje fue corto: una mujer mayor estaba buscándola. Lena que estaba llegando a la primera planta, se acercó a recepción donde estaba su ex suegra. Al verse, la mujer la abrazó con un cariño único y le besó cada mejilla.
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Editado: 20.11.2025