"En la mitología griega, Narciso (en griego, Νάρκισσος) era un joven de una apariencia hermosa y llamativa. Las doncellas se enamoraban de él, pero éste las rechazaba. "
Ay, Narciso.
Todos conocemos o hemos escuchado su muerte, ya que nos deja esa lección de "No ser egocéntrico"
Pero pocos conocen COMO se originó esa historia.
Narciso.
Hijo de la ninfa Liríope de Tespías y del Dios-Río Céfiso, era un pastor sumamente hermoso.
Todas se enamoraban de él, y no había porque dudarlo, era un chico que facilmente podía seducir a cualquiera si el se lo proponía.
Pero no todo es perfecto, algo él tenía. Y era su infinito y excesivo amor por sí mismo.
Ninguna mujer era suficientemente para él, y mujer que venía, la rechazaba sin piedad.
Mientras tanto, Eco, esta vez sin su voz, deambulaba por los bosques hasta que lo vio a él.
Vio a Narciso, y se enamoró profundamente.
Eco quería estar con él.
Pero había un problema, ella no podía hablarle ni confesarle su amor.
Por lo que lo único que ella hacía, era espiarlo todos los días, para ver qué hacía, qué tan bonito se veía, o planear qué decirle la primera vez que se encuentren.
Eco espiaba a Narciso desde los árboles, por lo que una imprudencia, llevó a que Narciso se diera cuenta de que lo estaban mirando de algún lado.
Eco había pisado una rama.
—¿Hay alguien aquí?.— Preguntó Narciso, al aire, esperando su respuesta.
—Aquí, aquí, aquí.— Respondió Eco, repitiendo la última palabra.
—¡Entonces ven!— Gritó con fuerza Narciso.
Eco se dejo ver a través de las ramas y arbustos, poco a poco ella se iba acercando a él.
Cuando finalmente estaban cara a cara, Eco abrió sus brazos con una sonrisa de enamorada, esperando ser correspondida.
Narciso se rió cruelmente de ella, y la rechazó.
Eco, devastada por lo que había sucedido, corrió y se adentró al bosque, en busca de una cueva para llorar y llorar.