Ecos del tiempo

Capítulo 15

En un rincón apartado del jardín, una conversación sincera comienza entre ellos.

La tarde había caído lentamente sobre la ciudad, cubriendo el paisaje con tonos dorados y cálidos. El aire estaba impregnado con la fragancia de las flores, que parecían bailar al ritmo de la brisa suave. Nathaniel y Catherine caminaban en silencio, separados por una distancia que, aunque no era grande, se sentía insalvable.

La tensión entre ellos crecía, palpable en el espacio que los rodeaba. Catherine no dejaba de mirar a Nathaniel, y aunque intentaba disimularlo, no podía evitar sentirse atraída por él de una manera que no comprendía del todo. Había algo en él que la hacía sentir como si el tiempo mismo se detuviera cuando sus ojos se cruzaban. Pero la razón le decía que no debía ser así. Nathaniel no era de su tiempo, no pertenecía a su mundo.

Finalmente, Nathaniel rompió el silencio.

– Catherine, hay algo que necesito decirte...

Catherine lo miró rápidamente, algo en su pecho se apretó al escuchar su voz.

– ¿Qué sucede?

Se detuvo frente a ella, sus ojos oscuros reflejando una tormenta interna.

– Lo que estamos haciendo, lo que siento... no está bien. Yo no debería estar aquí. Este no es mi lugar. Pera algo dendro de mi, quiere quedarse aqui... Contigo

Catherine tragó saliva, sintiendo una punzada de dolor. Sabía que Nathaniel tenía razón, pero no quería escuchar esas palabras.

– Pero... ¿por qué? ·murmuró, apenas audiblemente.– ¿Por qué no? Si sientes lo mismo, si... si es real, entonces ¿por qué no podemos...?

Nathaniel dio un paso hacia ella, tomando suavemente su mano.

– Catherine, cada momento contigo es un verdadero regalo. Pero sé que no puedo quedarme. No puedo seguir viviendo en este tiempo, sabiendo que todo lo que estamos haciendo está alterando el curso de la historia.

Catherine miró su mano entrelazada con la de él. La sensación de su piel contra la suya era como una corriente eléctrica que la envolvía.

– No te vayas –dijo, su voz quebrada.– No quiero que te vayas. No ahora, no después de todo lo que hemos vivido. No importa el tiempo. Sólo... quédate.

Nathaniel, con el corazón latiendo rápidamente, se inclinó hacia ella. Sus rostros estaban tan cerca que podría haberla besado. Pero algo lo detuvo. El miedo, la duda, la sabiduría de que este amor era imposible. Sin embargo, no pudo evitar inclinarse aún más, hasta que sus labios estuvieron apenas a unos milímetros de los de ella.

– Te prometo que, si pudiese, me quedaría –susurró, su aliento cálido sobre sus labios.– Pero no puedo. No debo.

En ese momento, Catherine no pudo más. Cerró los ojos y, en un impulso, lo besó. Un beso suave pero cargado de emociones, lleno de todo lo que no podían decirse con palabras. Era una despedida que ninguno de los dos quería enfrentar, pero que, de alguna manera, ya se sentía inevitable.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.