Eight Seconds to Fall

UN NUEVO COMIENZO

Nashly

Han pasado dos años.

Dos años desde que logré escabullirme de lo que eran las zarpas de mi antigua vida.

25 de Enero de 2012.

Ese día es como mi segundo cumpleaños.

Un dia para celebrar que seguimos vivos, qué no morimos ninguno de nosotros aquella noche.

Mi pulso se descontrola por un milisegundo al ver aparecer una sombra junto a la mía, pero enseguida se me pasa cuando reconozco la figura de Pavel, mi quinto hermano mayor.

Al girar la cabeza con lo primero que me encuentro es con la imagen de una banda de rock antiguo plasmada en la camiseta que lleva puesta.

Reconozco el nombre de la banda en cuestión de un parpadeo.

—Si Yuri ve que llevas puesta su camiseta favorita vamos a terminar escuchándolo quejarse durante los próximos tres días.

Pavel me lanza una mirada rápida, divertida, antes de clavar su mirada en el horizonte frente a nosotros soltando una risa baja.

—Entonces será mejor que no se entere— responde cruzándose de brazos— Además está en Seattle hasta el sábado por la noche, por lo que dudo que me vea utilizando su tan preciada camiseta.

Niego intentando ocultar la media sonrisa que no puedo evitar que se me forme en la cara.

Pavel siempre ha sido el más pasota de todos mis hermanos.

Jamás le ha importado las consecuencias de sus actos o si alguien se enfada por algo que hace o dice.

Y eso también incluye las reacciones de Yuri, mi mellizo, y sus constantes enfados cada vez que Pavel hace o dice algo que a Yuri no le gusta.

Por ejemplo, cogerle ropa cuando él no está en casa.

—Sabes que se va a acabar enterando— respondo observandolo, de reojo— Y lo último que quiero es escucharlo quejarse de nuevo.

—Le mandaré un mensaje diciéndoselo antes de que se suba a su vuelo— contesta encogiéndose de hombros— Así tendrá doce horas para hacerse a la idea y relajarse.

Esta vez no puedo evitar reírse sacándole una sonrisa a mi hermano.

Va a decir algo, pero lo interrumpe el sonido de su teléfono.

Al sacarlo de su bolsillo voltea los ojos con ironía.

—Hablando del rey de Roma— dice mostrándome la pantalla para que vea el nombre de Yuri en ella— Voy a contestar antes de que piense que hemos muerto de hambre o de forma súbita mientras dormimos.

Me doy media vuelta entrando de nuevo en el departamento para dejarlo solo que hable tranquilamente de lo que sea que Yuri quiera pedirme ahora.

Camino tranquilamente por el pasillo hasta llegar al último cuarto de este, mi cuarto.

Cierro la puerta detrás de mí antes de escanearlo todo con la mirada como de costumbre.

Mi habitación no es que sea del tamaño de una suite de lujo de un hotel cinco estrellas, pero es lo mejor que mis hermanos han podido conseguir con el dinero que ganan entre todos y eso es suficiente para mi.

La habitación tiene el tamaño justo para que pueda haber una cama nido, un ropero de tamaño promedio y un escritorio sobrando el suficiente espacio para poder estar de pie sin agobiarme.

Me acerco a la pared junto al escritorio, en ella clavado hay un corcho repleto de imágenes de todo tipo junto a mis hermanos con Lizette, Sofia y Jass.

Hay toda una recopilación fotográfica del último año y medio de nuestra vida, y la tengo sobre mi mesa de estudio llena de apuntes de filosofía e historia.

Miró con desagrado los apuntes de la filosofía de Platón y Descartes antes de amontonar todo en una misma torre de hojas guardándolo dentro del archivador.

Ya lo organizaré todo cuando tenga el suficiente ánimo para hundirme en la historia de Descartes.

Me fijo en mi despertador de donde sobresale la cabeza de Groot, ese hombrecillo diminuto de Marvel antes de que comience a sonar como un desquiciado.

Lo apago soltando un largo suspiro antes de agarrar mi bolsa de cuero negra gigante saliendo de mi habitación.

Si no llego justamente en quince minutos justos al club, Declan se pondrá como un loco.

Al pasar por el salón veo como Pavel sigue en la terraza gesticulando demasiado mientras le habla al teléfono como si fuera su mayor enemigo esta mañana.

Al pasar por el salón parece notar mi presencia porque sus ojos verdes se clavan en mi escaneando de pies a cabeza al mismo tiempo que frunce más el ceño.

Le hago una seña indicandole que me tengo que marchar al trabajo y eso le hace voltear los ojos.

Soy consciente que ni a Pavel ni a ninguno de mis otros cuatro hermanos les gusta la idea de que trabaje.

De hecho me lo han dejado claro en más de una ocasión.

Pero también soy consciente de que es casi una tarea imposible mantener a una familia de cinco personas en uno de los paises mas caros del mundo contando con solo cuatro de nosotros trabajando.

Sin contar que Yuri la mayoría del tiempo está fuera del país por trabajo y los vuelos y hoteles se los tiene que pagar el mismo.

Mis hermanos hacen un esfuerzo sobrehumano por costearme una escuela privada y manteniendo un nivel de vida normal y a cambio yo les recompenso teniendo uno de los mejores promedios de mi generación.

Pero aun así prefiero trabajar al igual que ellos, aunque al final del mes no me quieran aceptar ni un solo euro y al final tenga que depositarlo a escondidas en el fondo común sin que nadie se de cuenta.

Le doy vueltas al colgante con la chapa de identificación de Alexei mientras el ascensor cierra sus puertas.

Realmente no tendría que tenerla ya que Alexei está destinado ahora mismo en Afganistán, pero la ultima vez que estuvo aquí no pude evitar sacarle una foto a su placa y mandar a hacer una para mi nada mas se subió de nuevo al avión que lo mandaba de nuevo a más de seis mil kilómetros lejos de mi.

Cuando se entere que la placa existe seguramente me lleve un buen sermón de su parte, pero en el fondo estoy deseando llevarmelo.




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