El amante joven

Extra 2

Mabel Wolf

La entrevista que Ann Houston realizara al joven actor japonés Ryusei Miura tuvo un alto rating, por lo que la respuesta que este dio a la pregunta sobre si podía sostener una relación amorosa con una mujer que no fuera japonesa, fue lo que despertó en muchas actrices y féminas de familias adineradas la atracción por el joven Miura, ya que él pensaba distinto de la gran mayoría de actores jóvenes y atractivos, quienes solo querían un buen revolcón sin compromiso alguno. En la entrevista también se comentó sobre los orígenes de Ryusei, siendo un descubrimiento para muchos que provenga de dos importantes y adineradas familias japonesas, algo que hizo que el interés de ciertas damas creciera aún más, ya que no era un guapo y talentoso pobretón, sino un fino heredero de alta alcurnia.

Así fue que después de la tan comentada entrevista en el programa de Ann Houston, durante el período en que Ryusei y el elenco de la película Agente 007: Plan B estuvieran participando en el plan de promoción del filme, varias jóvenes actrices y niñas ricas de afamadas familias empezaron a tejer algún plan para que les presentaran al joven Miura, y así empezar una amistad que se transforme en la tan esperada relación amorosa que él describió y confirmó que le gustaría tener algún día.

Como para algunas este primer paso era complicado por la recargada agenda que debían cumplir, no dudaron en invertir buen dinero para tener los favorecedores comentarios de algún presentador de televisión o “vlogero” de renombre sobre la bonita pareja que la fémina interesada y el joven actor japonés podrían formar al protagonizar algún otro filme o la historia de amor real de sus vidas. Así pretendían levantar los vientos de la especulación y al llamar la atención de Ryusei y de su agente, que haya un primer contacto formal entre quienes manejan las carreras de los artistas con miras a hacer esfuerzos en común para crecer en la industria. Al trabajar juntos, el siguiente paso sería profundizar en la amistad, en el conocimiento del otro para que con estrategias de enamoramiento la audaz fémina logre cautivar al japonés, iniciando una relación formal y exclusiva.

Durante los siguientes meses se escuchaban los halagos que diferentes actrices lanzaban en favor de Ryusei. Alababan sus finos modales, su buen gusto al vestir, lo bien educado que se comportaba al ser miembro de una importante y prestigiosa familia japonesa, lo talentoso que era. Sin embargo, hubo quien no dudó en pasar la raya del buen gusto y el respeto, por lo que empezó a utilizar el doble sentido en sus comentarios sobre el joven Miura, creyendo que de esa manera iba a llamar la atención de este de manera más rápida y efectiva.

Esa fue Mabel Wolf, actriz reconocida por sus escándalos amorosos más que por su talento actoral. Con comentarios recargados de sexualidad, habló sobre lo interesante que le parecía Ryusei Miura y su interés por conocerlo más íntimamente. Tanto así que se atrevió a insinuar que, si el joven actor japonés la invitaba a cenar, ella no dudaría en agradecerle ofreciéndole un buen oral al «comerse todo ese rollo de sushi de un solo bocado». “La Loba”, como la llamaban siguiendo el significado de su apellido, no tuvo reparos en mencionar su deseo por intimar sexualmente con Ryusei, algo que no sorprendió mucho porque era conocida por ser una mujer libertina y lasciva, muy ligera en sus relaciones amorosas al cambiar de compañero muy frecuentemente.

Lo repetitivo de los comentarios que esta mujer dejaba desperdigados por todo programa de televisión al que asistía como invitada, u oportunidad que tuviera para reconfirmar su intención de tener un revolcón con Miura, alentó a que varios espacios televisivos dedicados al espectáculo abrieran debates, donde había quienes rogaban porque Ryusei ignorara por completo a tan desatinada forma de llamar la atención, y otros a quienes les daba curiosidad el ver a un tan bien portado japonés junto a una muy malhablada y escandalosa estadounidense. Adicional a esto, fueron varias las revistas que usaron la imagen de Mabel Wolf en sus portadas, ya que el reportaje principal tenía relación a sus desacertados comentarios. De esta manera, La Loba obtuvo un considerable beneficio para su carrera, haciéndose más conocida y llamando la atención de aquellos que no querían a Ryusei porque envidiaban su talento.

Mabel Wolf llegó a Tokio invitada por una casa productora contraria a la que el abuelo de Ryusei, el famoso Dai Miura, fundara. El objetivo era pasear a la estadounidense en cuanto programa de televisión pudieran obtener una invitación para que ella con sus comentarios lascivos y llenos de mentiras lograra insertar la duda en los corazones de quienes admiraban al joven actor Miura. Sin embargo, Takeshi sería alertado de lo que la maldad de esos hombres pretendía, y junto a su padre y su suegro Kiyoshi, evitó que algún espacio televisivo permita que esa mujer engañara a la audiencia con sus falsedades.

Ante esta situación, los envidiosos que llevaron a La Loba a la capital japonesa buscaron otro medio para desprestigiar a Ryusei, encontrando propicio la celebración por el aniversario de una conocida televisora. Para esa noche estaban invitados a dicho evento todo aquel que formara parte del espectáculo, miembros del empresariado japonés, políticos y representantes de las familias más adineradas del Japón. Esa noche Harumi -la madre de Ryusei- asistiría sola en representación de las familias Sato y Nagata, dueñas del Conglomerado Sa-Na, un grupo de empresas líderes en diferentes rubros de negocios, así como de Los Miura, ya que ni su esposo, hijo menor y suegros podían acompañarla por tener que cumplir compromisos ya pactados en otras ciudades del interior del país.




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