Capítulo 4
Bastian miraba la calle constantemente mientras terminaba de regar el pequeño jardín frontal de la propiedad de Los Müller-Inoue. Con ese pretexto esperaba a su hijo, quien no lo había llamado en esas cuatro horas que llevaba fuera de casa. La compañía de taxis le había enviado la alerta de que la móvil había recogido con éxito a Akira y se encontraba en camino hacia el punto de destino. Cuando estaba recogiendo la manguera, las luces de un vehículo brillaron y pudo ver a su hijo bajar del taxi. Como si fuera un jovenzuelo de la edad de su hijo, Bastian lo jaló del brazo e hizo que lo siguiera hacia uno de los jardines laterales de la propiedad. Murmurando, para que Yuriko y Hiroto no se enteren de lo que conversaban, el médico alemán empezó a interrogar a su hijo mayor.
- Imagino que, porque no llamaste y llegas con esa sonrisa, te ha ido bien –Bastian miraba serio a Akira porque de los dos uno debía ser frío y pensante.
- Papá, no pude esperar la respuesta del investigador, así que fui directo con Mika y le pregunté si ella estaba comprometida en matrimonio –Bastian abrió sus ojos verdes lo más que pudo por el asombro que sintió al escuchar que su hijo se atrevió a tanto cuando apenas llevaba horas de conocer a la hija Sato.
- ¿Vas a decirme qué te dijo o quieres que adivine? Aunque por tu cara creo que ya sé la respuesta –Bastian sonreía de lado al notar la sonrisa alegre e ilusionada de su hijo mayor.
- Sus padres no creen en el matrimonio concertado. Ella es libre de elegir a su compañero de vida –tras escuchar a su hijo, Bastian suspiró aliviado y pensó que al menos había algo menos por qué tener que luchar para que Akira sea feliz al lado de la hija de Kenji, claro está si esta aceptaba el cortejo de su muchacho-. Es más, su familia no tiene problema alguno en la mezcla de razas, ya que, y no me vas a creer lo que te voy a decir, ella tiene un primo, el más querido, que se ha casado con una estadounidense, y hace poco han nacidos sus hijos mellizos –el médico alemán empezaba a sonreír animado, escuchando todo lo que su hijo tenía para contar.
- ¿Y qué es lo que no te voy a creer?
- Que ese primo que mencionó Mika es el actor Ryusei Miura, por lo que la esposa extranjera es la periodista Ann Houston –el asombro hizo que Bastian abriera la boca inconscientemente. El gesto causó gracia a Akira, quien empezó a reír, pero su padre lo hizo callar para que los miembros de la familia que estaban adentro de la casa no se dieran cuenta que padre y primogénito estaban hablando en secreto.
- Vaya, no sabía que Los Miura fueran parientes de Los Sato. Vamos descubriendo cada cosa de esa familia, y solo encontramos más dinero y más poder –reflexionó Bastian algo preocupado, más cuando recordó otro detalle de la familia materna de Mika-. Ryusei Miura no es el primer miembro de esa familia en casarse con una extranjera. La hermana mayor de la madre de Mika está casada con un noble inglés. ¿Recuerda que te conté sobre ello? –Akira asintió con la cabeza-. Hace poco vi una noticia sobre esa familia, Los Egerton-Nagata, en la sección de Sociales de una revista, y observando las fotografías puedo decir que, a diferencia tuya, en esos chicos sí se nota que uno de sus padres es japonés.
- Por ello, cuando le conté que era mestizo, porque ella creyó que era hijo de extranjeros nacido en Japón, se asombró tanto –mencionó Akira más para él que para su padre.
- ¿No que ella era como Kenji, que no se nota lo que siente? –preguntó con duda Bastian.
- Sí, pero en sus palabras me expresó su duda. Ante ello le pregunté si se alejaría de mí al ser un mestizo. ¿Y sabes lo que me dijo? Que para ella soy un amigo muy especial, que está empezando a apreciarme, por lo que no podría rechazarme o alejarse de mí –Akira estaba tan feliz por todo lo que vivió al lado de Mika esa tarde que daba pequeños saltos. Su padre compartía la felicidad de su hijo, y rogaba por que sea correspondido, de tal manera que ya no tenga que buscar más a la persona que será su compañera, como sucedió con él.
- Ahora entiendo tu sonrisa y lo feliz que estás. Prácticamente Mika te ha confesado que le gustas –mencionó Bastian, lo que hizo que Akira dejara los saltos, se ponga serio y trague saliva porque debía confesarle a su padre su nuevo “estado civil”.
- Padre, hay algo más que debo contarte –Bastian empezaba a preocuparse porque su hijo dejó de golpe el jubiloso estado en que se encontraba para adoptar una postura seria-. Tras saber que Mika no ha sido comprometida en matrimonio por sus padres, me atreví a pedirle que sea mi enamora, y ella aceptó –Bastian empezó a caminar alrededor de su hijo, pensando si era correcto o no lo que había propuesto esa tarde de domingo. Cuando tuvo claro lo que le iba a decir a Akira, se paró enfrente de este para darle su opinión.
- Hijo, lo que te voy a decir no me lo tomes a mal porque en verdad gozo al verte feliz, pero no creo que hayas tomado la mejor decisión del mundo al pedirle que sea tu enamorada cuando ni llevas un día de conocerla. ¿En verdad crees que ella es la persona que nació para ti? –Bastian posó ambas manos sobre los hombros de Akira, buscando que su hijo tome ese momento para reflexionar seriamente.
- Padre, lo que sentí cuando vi por primera vez a Mika es indescriptible. Sé que no tengo la edad ni experiencia suficiente para argumentar que fue una corazonada acertada la que me llevó a pedirle que sea mi enamorada, pero lo que sí sé es que ella es a quien quiero para compartir mi vida. Entre nosotros hay algo muy fuerte que nos une, y por eso siento que sin ella a mi lado no podré avanzar en esta vida –Bastian negaba moviendo la cabeza mientras se apenaba por escuchar que su hijo no entraba en razón y no aceptaba que debió esperar que pase más tiempo, conocerla mejor para tomar con mayor certeza una decisión-. Padre, mírame, por favor –Bastian regresó a fijar su mirada en la de Akira. El joven Müller pudo notar que en la de su padre había miedo. Bastian no quería que él sufriera por temas de amor-. Crecí escuchándote cómo mamá te enamoró con tan solo mirarla, y que fue cuestión de horas para darte cuenta que era ella a quien querías en tu vida. Esas cosas no suceden porque seas un hombre de casi cuarenta años, experimentado en el sufrimiento del amor unilateral; esas cosas suceden porque cuando te encuentras a quien es para ti, el cuerpo, el alma, la mente, todo de ti te lo grita, y por eso debes acercarte y mantenerte ahí hasta que la otra persona se dé cuenta o acepte que siente lo mismo por ti. En nuestro caso, Mika y yo estamos en la misma sintonía; sin presiones que nos obliguen a amar a quien no queremos; con nuestros corazones sanos porque nunca los hemos entregado a nadie, por eso ha sido tan fácil que conectemos; que nos demos cuenta que nos queremos, y que no habrá nadie más después de nosotros –Bastian miraba a su hijo maravillado por la madurez que mostraba al hablar de esa manera. Quizás aún debía proveerle de los medios básicos para sobrevivir y ponerle reglas que debía seguir, como respetar un horario de llegada a casa o de ir a dormir; sin embargo, Akira ya era sólido al ser muy responsable en sus estudios, y en ese momento descubrió que, a diferencia de él, su hijo de diecisiete años también era muy sólido con respecto a sus sentimiento, a cuidar de ellos, que sabía a quién podía y debía amar, y eso enorgulleció al médico alemán, a la vez que le dio la firme seguridad de que Akira no pasaría por lo que él vivió en su juventud.
- Solo el tiempo nos dirá si tú y Mika tienen razón al haber iniciado una relación formal y exclusiva desde tan temprana edad –Bastian sonreía, pero sus ojos se llenaron de lágrimas por la inmensa alegría que sentía al descubrir que Akira estaba a muy poco de estar completamente preparado para vivir su vida independientemente.
- Solo el tiempo demostrará a todos que lo que existe entre Mika y yo es real, puro y para siempre.