Capítulo 5
La presencia de Akira en la vida de Mika la llenó de confianza en sí misma para socializar con otros de su edad. El joven Müller era muy popular, ya que había sido más que un buen estudiante al ser un deportista que dio muchos triunfos a su escuela. Él era quien facilitaba que Mika sea comprendida por los demás al ser quien explicaba sobre su condición sin lamento ni burla, lo hacía como si fuera un médico hablando profesionalmente, por lo que siempre lucía una expresión seria, y aconsejando tener paciencia y amabilidad, aunque a esa última parte la impregnaba de un toque de advertencia, para algunos, o de amenaza, para otros, todo dependía de las intenciones que mostraban aquellos que sentían curiosidad sobre el comportamiento de Mika.
Cuando se reunían en el apartamento de la hija Sato, las prácticas para aprender a sonreír les tomaban la mayor parte de las horas que pasaban juntos. Akira leyó mucho sobre la anatomía del rostro humano para comprender la participación de cada músculo y tendón en la construcción de la sonrisa. Al querer descartar que hubiera alguna deficiencia física, recurrieron a Bastian, siendo el primer padre en conocer al otro miembro de la relación que los jóvenes sostenían. El médico alemán se sorprendió al ver a la hija Sato y comprobar que era una mezcla perfecta de Kenji y Natsuki, que su belleza era inigualable y que era una persona muy agradable, aunque tuviera limitaciones para expresar sus emociones y sentimientos.
Bastian coordinó con otros médicos, sin que estos supieran que se trataba de la enamorada de su hijo, para que Mika fuera evaluada. Todos los resultados arrojaron que la hija Sato era una jovencita normal, sin ninguna incapacidad motora para hacer uso de los músculos, tendones y huesos de la cara. El médico alemán comentó a la joven pareja que a veces hay una desconexión inconsciente que hace que haya pacientes que no pueden usar alguna parte de su cuerpo, aunque esta se encuentre en perfectas condiciones.
- Pero eso se debe más a algún trauma que incluye dolor y miedo, pero Mika es así desde que nació, como su padre –mencionó Akira ante el comentario de Bastian. El médico alemán quería preguntar más sobre Kenji, pero por haberlo conocido en el pasado y no haber quedado con un buen concepto de él, se limitaba, ya que no quería hacer algún gesto o mencionar algo que pusiera en evidencia ante Mika que conocía a su padre. Sin embargo, era necesario que lo hiciera para estudiar mejor el caso de la jovencita.
- Y dime, querida niña, en todos estos años de vida de tu padre, ¿no ha demostrado alguna mejora en su condición? –Bastian hacía un gran esfuerzo para aparentar que no conocía al Director Sato.
- Hace años, cuando mis padres apenas habían cumplido el año de casados, hubo un malentendido que hizo que mi madre abandonara a papá con intenciones de pedir el divorcio –el inicio de la historia que contaba Mika sorprendió a Bastian, ya que no se imaginaba que en algún momento hubo problemas en el matrimonio de Kenji-. Cuando papá se dio cuenta que mamá se había ido y que no había dejado ningún rastro de dónde podría estar, empezó a llorar y a golpear todo con lo que se topara en la habitación de mamá. Mis tíos que estuvieron con él narran el momento como una explosión de furia y tristeza. Papá dijo que en ese momento sintió que se había liberado en él años de llanto que no pudo salir, que mi madre era esa parte que él no desarrolló y necesitaba para expresarse, y que al creer que la había perdido, rompió toda limitación para expresar su dolor por su partida.
- Vaya, tu padre debe amar muchísimo a tu madre –comentó Akira sorprendido de que Kenji Sato, el frío empresario que siempre gana en los negocios, tuviera un punto débil: el amor que le entregaba a su esposa.
- Así es. Para papá, mamá es su sol y él un planeta que gira a su alrededor. Todo lo que hace lo realiza pensando en ella, más que en nosotras, sus hijas.
- Entonces ahora tu padre puede expresar sus emociones –comentó Bastian y Mika negó con un movimiento de cabeza.
- Papá solo pudo expresar sus emociones y sentimientos en esos días que el dolor por perderla lo hizo explotar y la satisfacción de encontrarla calmó sus miedos. Ahora papá es como yo, pero, si mamá lo toca, él puede sonreír, llorar, demostrar su enojo, miedo, sorpresa o asco. Es como mencioné: ella es esa parte que él no desarrolló en su interior y necesita para expresar lo que siente.
- Interesante –dijeron Bastian y Akira a la vez, ya que ninguno se imaginó que pudiera haber alguien como Kenji Sato, aunque tenían enfrente a Mika, una versión femenina y más joven.
- Bueno, quizás a ti te pase como a tu padre, que necesites de una persona muy especial a tu lado para que te ayude a poder expresar tus emociones y sentimientos –dijo Bastian y Mika enfocó su mirada sobre Akira, quien le sonrió hecho un bobo al quererla tanto, ya empezando a amarla porque al conocerla estaba cada día más maravillado y encantado con la existencia de ella-. Solo espero que no tengas que vivir la misma experiencia al pie de la letra, que tengas que perder a esa persona para que puedas romper lo que en tu interior te limita a expresarte –ante lo añadido por Bastian, Akira dejó de sonreír y su expresión de alegría cambió a una de preocupación. Mika observaba al joven Müller, y ella misma sentía igual que él: miedo de que alguien quiera separarlos.
Mika se comunicaba a diario con su madre para contarle cada detalle que descubría sobre Akira y lo bien que este se comportaba con ella. Le comentó que había conocido a su padre, un muy afamado médico alemán que llevaba años trabajando en Japón, enseñando en la residencia de Traumatología del Hospital de la Universidad de Tokio. Natsuki se alegró mucho al comprobar por los comentarios de su hija que Bastian no era una persona en la que debía preocuparse, ya que este no tenía intenciones ocultas en contra de Mika. Esta información también se la confirmaría Kaya, ya que en todo momento la escolta permanecía cerca de la hija Sato, y varias de las conversaciones que Bastian sostuvo con Mika fueron ante su presencia.