El amante perdido

Capítulo 16

Además de ser un reconocido egresado de la Universidad de Tokio, Masaki realizaba donaciones a diferentes programas académicos de dicha casa de estudios para promover la investigación científica entre sus docentes y alumnos, por lo que era un hombre a quien prácticamente en esa casa de estudios no le podían negar un favor. Confiando en ello solicitó una entrevista con el decano de la Facultad de Economía, la cual incluía el Departamento de Administración, para comentarle el plan que tenía para que su nieto pueda obtener el grado de licenciado en un año.

El decano lo escuchaba atentamente y cuando terminó solo le dijo: «Durante ese año su nieto no va a dormir más que unas cuantas horas para cumplir con su objetivo», con esa respuesta el anciano multimillonario supo que su plan sería apoyado por la casa de estudios. El decano hizo una llamada y coordinó con el rector una reunión extraordinaria del Concejo Universitario para explicar el caso y dar el visto bueno. Tras esa reunión, Masaki obtuvo la venia de las autoridades de la Universidad de Tokio para que a finales de setiembre del siguiente año Shiro sea sometido a dos exámenes, uno escrito y otro oral, que determinarán si consiguió adquirir los conocimientos requeridos para obtener el grado de licenciado.

Al llegar a la Mansión Fukuda, Masaki llamó a su nieto para que se reúna con él en el estudio. Shiro acababa de conversar con Kazumi para decirle que su tía Nara estaba en camino a recogerla, ya que era el viernes que la médica iba a recorrer las galerías de Tokio disfrutando de la guía de la artista de moda y más destacada de los últimos veinte años, todo un lujo.

  • Aquí estoy, ojii chan –dijo Shiro acercándose al anciano y dejando un beso en sus manos, señal de respeto y cariño.
  • Shiro, nieto mío, tengo una muy buena noticia que darte. Vengo de hablar con las autoridades de la Universidad de Tokio y han aceptado evaluarte dentro de un año para determinar si manejas los conocimientos necesarios para obtener el grado de licenciado –Masaki sonreía feliz de que el primer paso se haya conseguido.
  • Entonces, debo armar mi horario de estudio –dijo emocionado caminando apurado hacia la puerta del estudio para empezar a trabajar, pero recordó que nunca antes había estudiado en una universidad y desconocía cómo era el procedimiento, así que retrocedió y nuevamente enfrente de su abuelo, preguntó tímidamente-. ¿Qué tengo que hacer para empezar? –Masaki lanzó una fuerte carcajada que hizo reír a Shiro, ya que también le pareció gracioso lo que acababa de ocurrir.
  • Vas a empezar a asistir a las oficinas del grupo empresarial. Adquirirás conocimientos a través del análisis de casos y desempeño laboral. He hablado con Yuna sobre nuestro plan y ella se va a encargar de guiarte en el trabajo, por un año no se dedicará a nada más que aportar en tu formación, ya que serás el próximo Director General del Grupo Empresarial Fukuda. También he contratado a cinco catedráticos que compartirán contigo la teoría que necesitas conocer. Manejar el lenguaje especializado es importante para demostrar que sabes lo que estás haciendo cuando de negocios se trata –indicó Masaki para que su nieto entendiera el proceso que iban a seguir.
  • De acuerdo, ojii chan. ¿Cuándo podré empezar? No tengo ningún problema que sea mañana mismo –el entusiasmo de Shiro era fácil de percibir.
  • Comenzaremos el lunes. Aunque ya ha pasado más de una semana de tu cirugía considero que aún debes descansar, por lo que aprovecha este fin de semana para relajarte y prepararte porque tu rutina será muy pesada, ya que trabajarás y estudiarás a la vez.
  • No te preocupes, ojii chan, estoy acostumbrado a trabajar por muchas horas y desde muy temprano. Aún soy joven y puedo aprovechar el dormir poco con tal de conseguir mi objetivo –Masaki sonreía complacido de ver a su nieto muy motivado.
  • Eso me gusta. A la oficina vamos con traje y en tu guardarropa tienes varios que vas a comenzar a vestir. ¿Sabes conducir un vehículo? –Shiro asintió con la cabeza-. Mañana vamos a comprarte un automóvil para ti –en eso Masaki cayó porque llegó una idea a su mente-, salvo que quieras usar los vehículos que eran de tu padre.
  • ¿Vehículos? ¿En plural? –la sorpresa en la cara de Shiro tenía un aire de comicidad, por lo que el anciano empezó a reír.
  • Sí. Aki era un hombre de pocos placeres, y los autos eran uno de ellos. Ven conmigo al garaje posterior, te los mostraré –salieron de la mansión por el jardín trasero, tomando un camino empedrado que llevaba a un edificio de alto techo que se mantenía cerrado. Al encenderse las luces encontró quince vehículos, de diferentes casas automotrices de todo el mundo. Deportivos y 4x4, unos más sofisticados que otros deslumbraron a Shiro, a quien le gustaba admirar los autos, gusto que quizás heredó de su padre, pero nunca había tenido la oportunidad de ver tan de cerca tremendas máquinas, solo por alguna revista o a lo lejos cuando pasaba algún modelo interesante por Kabukicho-. ¿Qué te parece? Buen gusto el de tu padre, ¿no?
  • Mi padre falleció hace cuatro años, ¿nadie los ha usado desde entonces? -preguntó Shiro acariciando suavemente la carrocería de un deportivo rojo de una destacada escudería italiana.
  • Nara de vez en cuando ha sacado alguno, así como Yuna, pero ambas siempre comentan que estos autos no han sido fabricados pensando en que serán conducidos por una mujer. Dicen que no se les hace cómodo manejarlos y sienten como si las máquinas estuvieran esperando al tripulante correcto para que las haga rugir en la pista –Shiro caminaba tocando con delicadeza los vehículos. Estaba tan extasiado que actuaba como si fuera un niño suelto en una tienda de dulces-. ¿Te animas a probar uno?
  • No lo sé. Que tal si lo abollo. He manejado el camión repartidor de sake en muchas oportunidades, pero estos autos son distintos, me intimidan –Shiro no quería estropearlos en lo más mínimo no porque no pudiera pagar la factura del mecánico, sino porque para él y su familia eran reliquias al ser un recuerdo de Aki.
  • ¿Por qué no pruebas con esta camioneta? –Masaki señaló una camioneta negra-. Esta fue diseñada exclusivamente para tu padre por mi cuñado Kiyoshi Sato, un exitoso hombre de negocios del rubro automotriz, y Takeo Nagata, el yerno de Kiyoshi e hijo de su socio Yori con quien fundó el Consorcio Sa-Na. A tu padre le encantaba salir en ella los fines de semana para ir a pescar –Shiro aceptó la oferta y Masaki se dispuso a buscar la llave en el panel donde colgaban.
  • ¿Me acompañas? –preguntó Shiro algo inseguro.
  • No. Este es un momento con tu padre, aunque él no esté físicamente, sé que estará sentado a tu lado guiándote.




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