El amante perdido

Capítulo 19

Antes de ir a dormir Shiro llamó a Kazumi, como lo hacía a diario, pero ella no contestó. Al quinto intento la contestadora respondió indicando que deje su mensaje después de la señal. Esa noche no pudo conciliar el sueño como otras en donde lo hacía ni bien colocaba la cabeza en la almohada. «¿Cómo me he comportado en las últimas semanas para que mi familia cuestione mi amistad con Kyomi? ¿Será que siento algo especial por ella?», se preguntaba Shiro tratando de encontrar una respuesta a una de sus tantas preguntas. Para conseguirla tuvo que comparar lo que sentía al estar al lado de Kyomi de lo que sentía al estar al lado de Kazumi, llegando a la conclusión que con la médica no solo estaba alegre, sino que había otras emociones y sentimientos que experimentaba ante su presencia, como el deseo. De la hija Sakurai nunca notó su atractivo físico, en cambio en Kazumi era algo que para él resaltaba de inmediato. Los celos que el comentario de Nara originó en él no fueron una sorpresa porque mientras pedía a la divinidad la oportunidad de volver a verla, siempre pensó en la posibilidad de que ella haya encontrado a alguien con quien quisiera compartir la vida, y eso lo hacía sentir terrible, ya que le daba miedo el simple hecho de pensar que la podía perder.

«Para Kyomi tengo sentimientos bonitos, los mismos que tengo para Tomeo o Ryusei, amistad, en cambio, para Kazumi el sentimiento es distinto, es más completo, abarca más perfiles de mi comportamiento, áreas de mi pensamiento, ella es mi todo», concluyó Shiro y se dio cuenta que en las últimas semanas había descuidado a Kazumi, llegando un profundo miedo que sintió como frías agujas clavándose en su pecho. Intentó una vez más comunicarse con Kazumi, pero la única voz que escuchó fue la de la contestadora. Esa noche Shiro lloró por primera vez sintiendo miedo de perder a aquella persona que ahora ya era capaz de reconocer por completo como la única que podía ser su hogar y quería tener en su corazón.

Al no poder dormir, dejó la cama mucho antes del horario previsto en su rutina y se dirigió al penthouse de Kazumi. En la recepción le informaron que la médica no se encontraba en su domicilio, por lo que supuso que estaba de guardia en el hospital, y una pequeña sensación de calma llegó a él al pensar que no contestó por estar ocupada y que escuchar luego la contestadora era porque se quedó sin batería su celular. Repitiéndose esas excusas cientos de veces llegó a la oficina a comenzar con sus clases. Los catedráticos más de una vez lo regañaron al encontrarlo muy distraído y porque no preparó los temas que tratarían, algo que olvidó hacer al solo tener cabeza para pensar en Kazumi. Yuna miraba preocupada a su hijo, pero este no quiso compartir con ella lo que le afectaba al pensar que había herido a su amada médica y que su falta de atención podría haber favorecido a algún interesante caballero que, a diferencia de él, sí estuviera a la altura de cautivar el corazón de Kazumi sin tener que perder el tiempo en esperas.

A la hora de trabajar junto a Kyomi y el equipo que ya había logrado la concesión del proyecto aeroportuario, esta lo notó muy distraído y algo decaído, como si estuviera enfermo. La joven Sakurai de inmediato le preguntó si se sentía bien, y le indicó que su rostro se veía desencajado, como si estuviera sintiendo dolor. Shiro le pidió que no se preocupe, que solo no pudo dormir bien porque algo que comió le cayó mal, por lo que la joven fue a prepararle un té de hierbas digestivas que vio en el pequeño bar en la oficina en la que se encontraban. Él le agradeció el gesto y bebió distraído porque su cuerpo podía estar ahí, en las oficinas del Grupo Empresarial Fukuda, pero su mente y corazón estaban en el hospital donde trabajaba Kazumi. Al terminar su jornada salió corriendo sin decir a dónde iba ni a Yuna ni a Kyomi, pero Masaki se imaginaba a dónde se dirigía su nieto porque el semblante que lució toda la mañana le hizo entender que las palabras que le ofreció para cerrar el tema sobre sus sentimientos por Kyomi Sakurai y Kazumi Shimizu habían repercutido en él como el anciano esperaba.

Caminó hacia el estacionamiento para subir a su auto e ir a buscar a Kazumi porque sentía que de esa noche no podía pasar el hablar con ella. Shiro empezó a llamarla al celular y nuevamente se escuchaban las timbradas sin que ella respondiera, pero en esa oportunidad él no desistiría y estuvo volviendo a marcar después de cada intento fallido, hasta que ella respondió.

  • Kazumi chan, ¿dónde estás? –fue lo primero que preguntó Shiro al escucharla responder su llamada.
  • En el hospital –la voz de Kazumi guardaba mucho dolor.
  • ¿Ya vas a terminar tu jornada? ¿Podemos cenar juntos? Necesito que platiquemos –la voz de Shiro mostraba una mezcla de desesperación y súplica.
  • Lo siento, Shiro kun, pero estoy comenzando la guardia nocturna –dijo ella con un tono cabizbajo.
  • Pero ayer también estuviste de guardia, ¿cómo puedes estar dos noches seguida sin dormir apropiadamente? –protestó él perdiendo un poco la paciencia.
  • Estoy reemplazando a un colega que ha tenido un inconveniente familiar. No te preocupes por mí, es solo que mi trabajo es así, no siempre voy a tener tiempo para sociabilizar –él supo que lo último lo dijo buscando abrirle los ojos, de que se diera cuenta que ella muchas veces lo dejaría solo en algún evento o actividad importante para él porque su trabajo era demandante, pero lo que ella no sabía era que él estaba dispuesto a esperar por ella todo el tiempo del mundo con tal de poder ir acompañado de aquella mujer a la que amaba.
  • Kazumi chan, estoy llegando al hospital. Cuando este ahí te buscaré. Por favor, acepta verme, quiero hablar contigo –fue lo último que dijo Shiro y cortó la llamada.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.