El amor de al lado

El final de un inicio

Me mortificaba tener en mi cabeza la idea de que Flor quiera hablar conmigo. Ella es un poco reservada, al parecer era de familia ¿Por qué tiene que ser en persona? ¿Por qué no me dice las cosas por teléfono? Esto me deja con mucha intriga.

Una cosa era que su tío haga eso y otra más preocupante era que ella lo hiciera. Me interesa por encima de todo y de todos lo que me tenía que decir ella.

Suspiraba una y otra vez. Mi corazón parecía una ametralladora, latía fuerte; quería salírseme del pecho.

Este amor parecía perseguir una dama que se perdió por un jardín convertido en bosque. Este amor se volvió perseguidor de una ilusión. Este amor ha conquistado un cielo que no se ha manifestado; el cielo de lo infinito. Ese amor soy yo y ella es ese jardín, esa ilusión, ese cielo infinito y muchas cosas más que con palabras no se pueden describir.

Si hubiera algo más después del cielo, si huera algo más después del infinito, si hubiera algo más después de Dios, si huera algo más después de lo imposible... Eso serías tú.

Cualquier cosa que se haga entorno a ti es arte: contempl-arte, observ-arte, dese-arte, mir-arte, pens-arte, abraz-arte, am-arte... hasta intentar bes-arte, toc-arte o acarici-arte.

Tenerte entre mis brazos, sería la conquista del inicio final. No eres un trofeo, pero contigo soy el pirata más buscado, y el criminal más perseguido por Morfeo, ya que contigo todos los sueños habré dominado.

Una sonrisa se escapaba de entre mis labios. Levanto la cabeza de la mesa. Resulta que estaba dormido o eso creía. En el computador ya había escrito otro capítulo de la novela. No sé en realidad cómo era que sucedía esto; lo que pensaba ya estaba escrito en Word. No tendré poderes sobrenaturales o algo así.

Lo interesante es que nunca recuerdo lo que pensé hasta que lo leo en el computador.

Cada vez que hablaba con Flor, sentía una chispa brotar de mi pecho como si dos cables contrarios se unieran. Ella era esa chispa que provocaba un incendio forestal en mi ser.

Los días pasaban como un suero hecho de miel. Hasta que por fin llegó el día de ir a descubrir qué era lo que quería Flor.

No perdí tiempo. Cuando tuve la libertad académica, emprendí el viaje a mi casa.

De camino a la misma, me hacía mil preguntas de lo que tal vez quería Flor. Pero solo son meras hipótesis que construía en mi mente.

Cuando llegué a casa traté de aguantar por lo menos hasta la tarde o a hasta la noche, sin embargo, mi mente me acusaba diciéndome: "Ella te necesita", "Es importante lo que ella quiere", "Es urgente"... Y otras tantas más ideas mortificaba mi mente.

No aguantando más, salí de prisa hacia la casa de Flor.

Estando allí, descubrí que ella aún estaba en el trabajo. La risa se me hizo inevitable. La noticia de que no se encontraba en casa no fue suficiente para irme. Me quedé charlando con Rocío, quien ya casi estaba recuperada del todo. Hacía muchas cosas, aunque con limitaciones y cuidado.

Aguardé mis ansias en la casa Flor, ya que si me iba tendría que volver. Se me hacía mejor quedarme a esperarla.

— Buenas...

Dijo Flor entrando a la casa. Su voz fueron melodías para mis oídos, fue un Oasis de un desierto milenario. Estaba desesperado por saber qué quería, qué necesitaba.

— Buenas tardes.

Saludé con voz resaltante. Quería que se diera cuenta que yo estaba en la casa.

— Oh, Brandy, ¿Qué sorpresa encontrarte aquí?

— Soy solo un bombero; si alguien me llama allá voy.

Dije tratando de contenerme, aunque mis palabras eran claras.

— ¡Ah! Si... quiero hablar algo contigo. Déjame bañarme, comer algo y luego salimos al frente a hablar.

— Ok.

En lo que ella hacía todo eso, me puse a dialogar con Carl sobre su sueño de ser programador de sistemas. Le decía:

— Si estás lejos de ver tus sueños alcanzar, entonces no mereces soñar. El camino de alcanzar lo que queremos es bastante estrecho, por lo que, hay que romper paredes para llegar a nuestra meta. Recuerda que la felicidad es como un granito de arena lanzado a la playa y nuestro deber es buscarla con paciencia entre tantos granitos parecidos a la verdadera felicidad, pero solo en primera instancia, ya que en el fondo son vacías como caparazón sin maquey.

Terminando de decir esto, aparece Flor haciéndome señales de que me esperaba a fuera.

Mientras salía terminaba la conversación con Carl diciéndole:

— Sin importar las barreras del camino, persigue tus sueños hasta que logres despertar; y ¿Qué es el despertar?... Es el paso de este mundo al otro.

Diciendo estas palabras salí para saber de una vez y por tasas qué quería Flor.

Una silla me estaba esperando al lado de ella. Procedo a sentarme y rompo su silencio con una frase:

— Cuando la mente me declara la guerra, es cuando más miedo tengo. Mi interior parece de queso y la curiosidad me devora como un ratón hambriento.




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