El amor de la bestia

Capítulo 16

Me paseo de un extremo al otro, pensando en la propuesta de Breymont, no voy a negar que me siento tentada a aceptar, pero al mismo tiempo pienso que eso implica desobedecer las órdenes de mi padre e ignorar las advertencias de los demás.   

—¡Ya deja de dar vueltas, Eire! Me tienes mareado —exclama Breymont llevándose las manos al rostro con frustración.

—¡Es que no es fácil tomar una decisión! Sabes muy bien que si lo hago, estaría confiando en tu palabra. —Me detengo de golpe y lo observo con el ceño fruncido—. No puedo ignorar los motivos por los cuales me es difícil aceptar, debes comprender.

—Lo sé, pero es tu única oportunidad para avanzar y poder dominar tus poderes —asegura.

—También puedo ser paciente y esperar hasta que Mondrag crea que estoy lista. —Sé que eso es lo que se espera de mí, pero lamentablemente la paciencia no es una de mis virtudes.

—Para que eso suceda pasará mucho tiempo, ya te expliqué que solo están retrasando lo inevitable. Ellos saben que al momento de que todo tu poder aparezca, también vendrán los recuerdos —asegura mostrando una sonrisa retadora.

—¿Esa parte es la que te favorece, no es así? Es por eso que estás ofreciendo este trato.

—Mi actuar no ha sido muy convincente, lo sé, pero tú sabes muy bien cuáles son mis intenciones, no tengo nada que ocultar —responde mostrándose sincero, pero con Breymont nunca sé qué esperar.

—Solo quiero que tengas en cuenta que yo no estoy dispuesta a corresponder tu amor —advierto—. Además, estoy convencida que es más una obsesión lo que tú sientes.

—No voy a entrar en una discusión nuevamente contigo, prometo que no volveré a hablarte de mis sentimientos, seré paciente y el tiempo se encargará de saber si tengo una nueva oportunidad contigo —recalca mostrando una agradable sonrisa. 

Debo admitir que por más que le he asegurado que no siento nada por él, la verdad es que hay una pequeña parte de mí que salta de emoción cada vez que lo tengo cerca y eso es realmente a lo que le temo.

—Nunca has tenido una oportunidad real conmigo Breymont —miento, sin embargo, debo asegurarme que terreno estoy pisando—. Dime,  ¿qué garantía tengo de que no uses tu poder para seducirme? Sé muy bien cuál es el don de tu reino.

—Te doy mi palabra que no lo haré, no te obligaría a estar conmigo —asegura poniendo su puño en el pecho.

—El problema es que no confío en tu palabra —digo con sinceridad—. No estoy del todo convencida de lo que me revelastes: el decir que fue tu madre la que envió a los Delgars en mi búsqueda no es muy convincente, ¿no lo crees?

—Ya te lo explique: ella está molesta conmigo por desobedecer algunas órdenes —responde evadiendo mi mirada—. Desde ese fatídico día cuando la mujer que amaba murió en mis brazos, yo no le soy leal; sigo aparentando serlo, pero es por conveniencia, ahora no entiendes y tampoco te lo puedo explicar, eres muy fácil de leer y no quiero exponerme hasta no estar seguro.

No puedo evitar sentir una punzada de dolor al recordar ese sueño, es algo que me persigue noche y día, y ahora el pensar que podría ver los recuerdos de Tirsha me aterra, esa es la principal razón por la cual le estoy dando vueltas a la propuesta de Breymont. 

—¿Y qué ganarás tú con eso? —pregunto curiosa.

—¡Pensé que ya lo sabías! —responde a nada de perder la paciencia—, pero vuelvo y repito: en primer lugar tu confianza, segundo quiero una alianza con tu reino, y a cambio ya sabes, te ayudaré a controlar tus poderes y a derrotar a mi madre.

—De acuerdo, acepto —digo sin pensarlo más.

—Debemos hacer el trato como manda la ley, así ninguno de los dos se puede desligar del compromiso —asegura mientras me ve con una sonrisa de satisfacción.

—Esa es la parte que no me gusta —digo frunciendo el ceño.

Estoy tratando de sentir esa vocecita que siempre me previene, pero esta vez no siento desconfianza, algo en mi interior me dice que puedo confiar en Breymont. Según sus propias palabras me ha explicado que la reina de Chandria ya está preparando su ejército para atacar y que tenemos menos tiempo del que creemos, podría usar esa razón como excusa para aceptar.

—Eire, te pido que confíes en mí, temo por tu vida; mi madre te quiere muerta, yo no me perdonaría si algo te sucede. No siempre habrá alguien cerca de ti para protegerte. Ya te expliqué. Al ritmo que vas no estarás lista para enfrentarla, debes despertar. Ya has alcanzado la mayoría de edad, no sé puede retrasar lo inevitable, de lo contrario, todo se saldrá de control.

—Lo que no entiendo es porqué mi padre no ha tomado eso a consideración.

—Creo que sí lo ha hecho, pero él está buscando otras alternativas, según sé, él es uno de los reyes más poderosos que ha existido ¿Cómo creés que sobrevivió Eirlea sin todo el poder de la llama? ¡Ningún reino sobrevive tanto tiempo!

—Sí, algo de eso mencionó Mondrag, pero... —Breymont no me deja terminar la frase. 

—Ese maldito bestia, no soy capaz ni de soportar escucharte pronunciar su nombre —exclama cerrando el puño y haciendo un gesto de odio.

—¿Breymont, en qué quedamos entonces? —cuestiono exasperada.



#45 en Fantasía
#5 en Magia

En el texto hay: criaturas magicas, romance, drama

Editado: 29.07.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.