El amor de la bestia

Capítulo 18

Eire

Para el resto de la semana mi entrenamiento con Mondrag queda suspendido de forma temporal, pues mi padre me informó que se ha ido a las montañas de Mindrac; hace mucho tiempo que está alejado de su pueblo y ellos necesitan de la magia de su rey. 

Al parecer solo él y Beriatric se han marchado, pues he visto a los gemelos entrenando, Shani y Dragfor también hacen su parte en la sala de entrenamiento. 

Eso me provoca una sensación de malestar, pero enseguida me reprendo, no es como si él alguna vez hubiera mostrado algún interés en mí. Soy una tonta por sentirme así.

Me siento aburrida y decido salir a trotar un poco, eso me calmará, por ahora no creo que el combate con armas sea algo en lo que yo pueda participar. 

Me alisto y pronto estoy ejercitándome, luego de unos minutos decido salir a correr al aire libre, lejos de la pista de entrenamiento. Dejo salir de a poco el aire y trato de mantener la mayor concentración para poder conectar con mi magia. De pronto siento una presencia tras de mí, sonrío al sentir a mi querido Ónix, giro mi cabeza y lo veo cabalgar, me detengo para estabilizar mi respiración. El caballo resopla al verme, me acerco y acaricio su crin.

«¡Necesitas mi compañía, sube!», escucho una voz en mi cabeza. 

«Me hará bien un paseo» hablo a través de nuestra conexión.

Me subo sobre el lomo del animal y pronto estoy cabalgando, el aire moviendo mi cabello, es algo de lo que nunca me cansaré. Sin darme cuenta nos empezamos a alejar del palacio, pero no me importa, en estos momentos lo que más quiero es tiempo para pensar y eso solo lo puedo lograr rodeada de la naturaleza.

Llegamos a la cima de una pequeña montaña, Ónix detiene su trote, la vista es impresionante: al horizonte el cielo está pintado con unos tonos verdes, rojos, morados, amarillos y una pequeña línea azul. me quedo sin aliento al ver tan maravilloso espectáculo. Me giro a Ónix, él parece también apreciar el bello paisaje, es tan diferente a cualquier caballo del mundo mortal; él es mágico y siento que me entiende.

Nos quedamos por mucho tiempo en silencio, solo observando los colores del cielo, mi mente se siente relajada, es una sensación de paz. 

Los colores empiezan a transparentarse y poco a poco se van desvaneciendo, es como si una mano invisible los está borrando de a poco hasta que el cielo queda completamente blanco.

No me di cuenta en qué momento ha sucedido, pero mi piel ahora está brillando, es como si una pequeña capa de polvo de oro me cubre por completo, no sé cómo he obtenido ese conocimiento, pero las palabras están llegando a mí...

—xýpnios (despierta). —Las palabras resuenan en un susurro.

El viento empieza a azotar con fuerza, puedo sentir la energía de cada ser vivo a nuestro alrededor. Es como si yo fuera parte de un todo. Incluso veo siglos atrás y ahí está ella, mi corazón está latiendo, siento como si ella y yo… una punzada en mi cabeza me hace desviar la mirada y luego otra vez ese susurro:

—eísai ánemos (eres viento). —Soy elevada por los aires, me siento tan liviana como si fuera una pluma.

—eísai neró (eres agua). —Una sensación de estar parada sobre el agua invade mi tacto, miro hacia abajo y en efecto, estoy sobre un interminable océano azul y al fondo unas hermosas criaturas me observan con malicia.

—eísai fotiá (eres fuego). —La sensación de calor me golpea sin previo aviso. Miro a mi alrededor y me doy cuenta que de mi cuerpo emana llamas de fuego, pero estás no me queman, más bien me hacen sentir cálida y segura.

—eísai gi (eres tierra) —El olor a hierba inunda mis pulmones, la sensación de estar descalza y correr por un campo lleno de flores de todos los colores me llena de alegría.

Me siento tan viva, que sin poderlo evitar empiezo a reír como una desquiciada, pero de pronto escucho de nuevo esa voz dulce y melodiosa dentro de mi cabeza.

—Eres de lo que estás hecha princesa Eire, tu poder es grande, pero aún no estás lista para ello, cuando el momento de tu despertar llegue deberás estar preparada, pues el poder puede consumir tu alma y llevarte a la oscuridad, no le digas a nadie lo que te he mostrado, pues no todos los que te rodean tienen un alma pura, presta atención a tus instintos y confía en ellos, hasta este punto es en lo único que puedes confiar, Ónix es tu protector, siempre que lo necesites el llegará a ti, también hay alguien más que guarda para ti, todo lo descubrirás en su tiempo, eres lo que fuiste en un principio, mi dulce rayo de luna.

No me había dado cuenta que mis ojos estaban cerrados, hasta que los abro. Tampoco sé cómo ahora me encuentro recostada sobre la hierba. me levanto sacudiendo mi ropa. La sensación de poder permanecer suspendida en el aire ya ha desaparecido. 

«Es una lástima que no pueda volar», pienso. Mi protector se da cuenta de mis pensamientos porque resopla molesto. 

—No te pongas celoso, es solo que ya me había hecho ilusión de poder volar. —Mi sonrisa se amplía ante mi propio comentario sarcástico.

 

***

Ónix me ha dejado en los jardines del palacio, estoy feliz, pero también un poco asustada, lo que he descubierto sobre mí, me ha dejado más preguntas que respuestas, ¿por qué yo estoy hecha de todos los elementos?, se supone que cada príncipe o princesa hereda los poderes de su reino, es la forma de mantener el equilibrio en nuestro mundo, pero no puedo preguntar pués por la razón que sea debo mantener silencio.



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En el texto hay: criaturas magicas, romance, drama

Editado: 29.07.2023

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