El amor de la bestia

Capítulo 21

Narra Mondrag.

Unos minutos antes…

Me doy cuenta que ya es tarde, pero he tenido algunos asuntos que atender, a paso ligero avanzo en medio de los pasillos rumbo al jardín trasero, para reunirme a la fogata, la he planeado con la intención de que Eire pueda socializar y conocer a los míos y no se sienta excluida. Soy  consciente que ella y Beriatric no se caen muy bien, pero estoy seguro que los gemelos la amarán tan pronto ella se dé a conocer. 

Siendo sincero todos los habitantes de los reinos le deben respeto por lo que Eire representa y no dudo que mis amigos están dispuestos incluso a dar su vida por la de mi princesa, pero en poco tiempo me he dado cuenta que para ella es importante ganarse el cariño y respeto en base a la amistad y convivencia y no por un deber.

Al salir al exterior, me encuentro con el rey Luisandrium, me acerco a él y lo saludo.

—Su majestad, buenas noches.

—Joven guerrero —responde al saludo.

Sin poderlo evitar sigo la línea de su atención, y ahí está ella sonriendo muy a gusto.

»Hace un rato que estoy observando a mi hija —continúa hablando—, se ve tan feliz, que me duele en el alma no poderle decir toda la verdad de su origen, muchas veces me despierto con el temor de perderla y con eso no me refiero solo a la muerte. —Su mirada se mantiene fija en Eire.

—No te preocupes, sabes que yo no permitiré que nada malo le suceda —aseguro poniendo mi mano en su hombro.

—Sabes que te quiero como si fueras mi hijo y confío que no le harás daño a mi pequeño rayo de luna. —Se gira poniendo toda su atención en mí—. Sé que no soy digno de pedirte esto, pero por favor no dejes que Eire se enamore de ti, sabes que eso sería su perdición, no quiero que ella corra con el mismo destino que ellas. —Mi corazón se oprime, sé muy bien el motivo por el cual él me pide esto.

Hay una verdad que ambos sabemos, pero desde que mi princesa vino a mí, siento que hay algo que nadie sabemos o quizá hay uno, pero no creo que él diga algo al respecto, sin embargo, yo estoy siguiendo las pistas y pronto obtendré la respuestas, pero tengo miedo de que lo que presiento se vuelva realidad.

De pronto siento la mirada del rey en mí, esperando mi respuesta.

—Sabes perfectamente que soy un hombre de palabra, así que lo único que puedo prometer es no usar el vínculo que tú me ofreciste para obligarla a que sienta algo por mí. 

—Mondrag, te pido perdón, sé que por tu escencia y más siendo el macho te es difícil mantenerte alejado de ella, incluso comprendo el porqué no te has metido en tu piel de dragón y recién muestras tu verdadera apariencia ante ella, porque incluso tus alas al descubierto te hacen vulnerable ante el deseo que puedes sentir por ella, tu autocontrol es digno de admirar, no tengo derecho si yo mismo te obligué. Toda mi vida he actuado de forma egoísta —asegura evadiendo mi mirada.

—No digas eso, tú no me obligaste, yo tomé la decisión sabiendo lo que eso significaba. Además, estoy convencido que nací para amarla, ella es la mujer que siempre esperé, sabes que nuestra raza no podemos ceder nuestro amor, esa es nuestra mayor debilidad, pero cuando la madre de Eire salió embarazada, yo sentí una atracción tan fuerte por ella, que incluso mi corazón dolía si no la tenía cerca. Al principio me sentía confundido, tu esposa era hermosa, pero yo sabía que ella no era la que me atraía, la había conocido desde antes de su embarazo y solo pude respetarla por el hecho que era la esposa del rey de Eirlea, así que un día al notar su estómago creciendo, lo supe, no era por la madre si no la criatura que llevaba dentro la que había despertado en mí este sentimiento tan profundo.

—¿Por qué nunca lo mencionaste? —cuestiona el rey.

—Como ves yo también guardo secretos —respondo pensativo.

—Ahora veo que esto es más grande de lo que llegué a imaginar —responde el rey.

—He querido preguntar por el tesoro de las princesas de la luna, la lámpara recolectora de…

No termino la frase cuando la siento a ella. Una ola de energía sale expulsada de su cuerpo, es su magia la que está descontrolada. Tanto el rey como yo, nos apresuramos a llegar hasta donde está Eire, pero el poder que emana de ella es tan grande que no nos deja avanzar, con impotencia veo como mis amigos salen disparados en el aire, si tan sólo pudiera meterme en la piel de mi dragón, me sería más fácil, pero eso la haría perder aún más el control, pues su poder reconocería el mío y no sé qué es lo que pueda suceder, temo por ella y también por los inmortales.

Veo al rey sacar su medallón en el que guarda la mitad de la llama verde o mejor dicho: el elemento gi. 

—No tengo otra opción Mondrag, al ser más antiguo que ella puedo reclamar mi poder, de esa forma se debilitará y podemos acercarnos.

—Pero si lo haces ella perderá el elemento que la mantiene atada, sabes perfectamente que es tu magia la que duerme a las demás, y no sabemos cómo reaccionará. 

—No hay otra opción, es un riesgo que voy a tomar, si no hacemos algo pronto Eire puede morir. Te dejo el resto a ti, una vez más te confío su vida —dice dándome seguridad—. I Gi akoúei tin klísi mou, aftó pou mia méra axióno (tierra escucha mi llamado, lo que un día sedi ahora reclamo).



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En el texto hay: criaturas magicas, romance, drama

Editado: 29.07.2023

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