El amor de la bestia

Capitulo 25

"La segunda fase" como le llamó Mondrag consiste prácticamente en patearme el trasero. 

—No bajes la guardia, tus sentidos deben estar siempre alerta, mira tu entorno, mantén la calma y no dudes ya que un simple parpadeo puede darle ventaja a tu oponente y en un campo de batalla puede incluso significar la muerte. —Asiento en respuesta mientras que el sudor corre por mi sien. 

Mondrag me observa analizando mi postura, lo veo rodearme, mi respiración se torna agitada por el arduo entrenamiento.

»¡Bloquea! —ordena al momento que su puño sale disparado en mi dirección. 

No me da tiempo de reaccionar. El impacto me hace perder el equilibrio y caigo sobre mi trasero. Maldigo al sentir en mi boca el sabor metálico de mi sangre.

»¿Estás bien? —cuestiona preocupado al tiempo que se inclina para ayudarme a ponerme de pie.

—Primera regla: no te distraigas —advierto al tiempo que le doy un puñetazo a un lado de la mandíbula.

Mondrag sonríe mientras que se lleva su dedo índice para limpiar la comisura de su labio, pero me doy cuenta que no le hice ningún daño y yo tengo que contener las lágrimas que amenazan con salir al sentir el gran dolor en mi mano.

 »¿De qué diablos estás hecho? —cuestiono poniéndome de pie y sacudiendo mi mano.

—De siglos de entrenamiento, princesa mía —responde mientras me guiña un ojo 

Y ahí está la cruda verdad "siglos de entrenamiento", a eso es a lo que tengo que enfrentarme, no sé en qué diablos me he metido al prometer liberar a Arontanium y sus reinos, pero una promesa es una promesa. Ahora tengo claro que no podré igualar la experiencia y el poder de mis oponentes, pero yo poseo algo que ellos no: Amigos que confían en mí, un padre que a pesar que no estuvo físicamente presente en mi vida por un tiempo, me ama y... a ellos: las personas más importantes para mí: una dió su vida por la mía y los otros me enseñaron a ser feliz con lo poco o mucho que la vida nos regalaba enseñándome con el ejemplo que el amor si existe y es el que de una forma u otra nos da el impulso para sobrellevar las dificultades, por ellos, por su sacrificio yo me convertiré en lo que se espera de mí.

—Estoy lista para continuar, maestro —anuncio mostrando mi mejor sonrisa y haciendo una leve reverencia para mostrarle respeto.

Mondrag me observa por un segundo, se nota un tanto pensativo, como si estuviera tratando de recordar algo.

—El entrenamiento terminó —anuncia secamente.

—Yo digo que no —protesto.

—Si estás tan desesperada por morder el polvo adelante, esta vez no seré condescendiente contigo —advierte.

En mi interior sé que es una mala idea, pero mi sangre clama por una revancha, además, debo sacar mis frustraciones de una u otra forma. 

Soy la que ataca primero, pero no le pego a nada más que al aire, luego el pie de mi oponente se engancha detrás del mío haciendo que pierda el equilibrio y mandándome directamente al suelo. No pierdo tiempo y me levanto de un salto, escupo nuevamente la sangre que se ha acumulado en mi boca.

Él está a unos escasos centímetros de mí, riendo burlonamente al ver cómo he fallado.

Eso es el detonante para hacer que me abalance de nuevo contra él; quiero causarle daño, pero cada ataque es esquivado con facilidad.

—Tu problema es que estás atacando con ira, debes controlar tus emociones y aclarar tu mente, solo así lograrás tu objetivo, princesa mía —dice guiñandome un ojo. 

Resoplo frustrada. Mondrag es capaz de descontrolar mis emociones, ahora no estoy escuchando sus instrucciones, solo quiero borrar esa maldita sonrisa de su perfecto rostro. 

Él ya no me está atacando, tampoco le está costando trabajo defenderse de mis inútiles golpes y aún así, termino  varias veces en el suelo, pero mi determinación es más grande. Me levanto, ni siquiera me molesto en sacudirme, mi pecho sube y baja con cada respiración y él se ve tan fresco como si no estuviera haciendo el menor esfuerzo. 

«Solo un golpe» pienso, es lo único que deseo.

—Te das por satisfecha o deseas seguir probando el polvo —ronronea con esa voz tan sexy y seductora.

No le respondo, en cambio le muestro mi mejor sonrisa. Desde hace un rato estoy contemplando la idea de hacer uso de mi magia, tengo prohibido usarla, pero yo nunca obedezco, además, es mi única oportunidad. Breymont me enseñó mucho y yo no soy de las que olvidan una lección, sin mencionar el hecho que estuve practicando a escondidas y he mejorado bastante. 

Un hormigueo recorre desde mi espalda hasta la punta de mis dedos, esa agradable sensación de poder, la que me llena de adrenalina.

—¡Oh! Principito, amarás esto. —exclamo. 

Sin dudar ni un segundo canalizo toda mi energía e invoco el viento, alzo mi mano y dejo salir toda mi furia haciendo chocar una fuerte ola de aire contra su cuerpo…

No le da tiempo a reaccionar y su mirada de sorpresa me llena de satisfacción; el viento lo lanza con fuerza haciendo que Mondrag se estrelle contra un árbol. El sonido de las ramas rompiéndose en mil pedazos me confirma que la sonrisa de mi querido guerrero se ha borrado.



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En el texto hay: criaturas magicas, romance, drama

Editado: 29.07.2023

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