El amor de la bestia

Capítulo 29

Me inclino para cortar un par de rosas y poder hacer dos hermosos ramos. He sentido la necesidad de cerrar ciclos en mi vida. El encuentro con los Delgars ha avivado sentimientos que había tratado de ignorar por todos estos meses atrás; algunas veces sólo veo al cielo tratando de convencerme que ellos están en un lugar mejor, pero en el interior nunca he aceptado su partida más ahora que siento que ellos sabían más de mí de lo que llegaron a decirme, aún así, necesito dejarlos ir, pero quiero despedirlos como se lo merecen: quiero darles una despedida digna. Dejo salir un suspiro sintiendo esa tristeza que se ha mantenido dentro de mi ser, sé que no tengo sus restos porque los malditos Delgars los redujeron a cenizas, pero asignare un lugar simbólico dentro del territorio de Eirlea para honrar su memoria.

Mi padre me está ayudando con todo ya que ese fue el favor que le pedí, él estuvo de acuerdo y hasta me comentó que en su momento contempló la idea de organizar una ceremonia de despedida, pero quiso darme tiempo hasta que yo misma lo decidiera. Ahora que lo recuerdo solo Shani y Breymont mencionaron alguna vez el tema y los demás simplemente lo evitaron, me imagino que al igual que mi padre solo respetaron mi silencio. 

Tomo el ramo de rosas negras y rojas; son los colores que escogí para honrarlos: rojas por el color de su sangre inocente que se derramó y como símbolo de que por mis venas ese fluido corre clamando su venganza y negras como recuerdo que gracias a la oscuridad existe la luz.

Levanto mi vista hacia el horizonte, los pocos rayos de nuestro astro se alejan despidiendo el día con nostalgia y dejándonos la promesa de volver. 

El viento acaricia mi rostro limpiando de mis mejillas las gotas saladas que se me han estado escapando. 

—Eire, te estábamos buscando.

La voz de Shani me toma por sorpresa, no me dí cuenta en qué momento se acercó tanto, pero mi asombro es mayor cuando veo que junto a ella está Beriatric. La observo fijamente, se nota un poco nerviosa. El los últimos meses la he visto ir y venir del palacio hacia Mindrac y por alguna razón se ha mantenido alejada de mí.

—¿Necesitan algo? —pregunto tratando de ocultar mis ojos enrojecidos.

—El rey nos acaba de informar que mañana harás una ceremonia en honor a tus abuelos y como bien sabes yo también los amé como si hubiesen sido mi propia familia —responde mi amiga con voz quebrada—, así que Beriatric y yo venimos a ofrecer nuestra ayuda en lo que necesites. 

—Se los agradezco, pero no hay mucho que organizar, será algo simbólico —respondo sintiendo mis ojos cristalizarse—. La verdad no sé qué pondré en el cofre que quiero enterrar, no tengo nada que les haya pertenecido y eso me duele. —Sin poder evitarlo mis lágrimas vuelven a escaparse haciendo su camino por mis mejillas.

—Lo resolveremos juntas —ofrece Shani envolviéndome en un reconfortante abrazo.

Asiento en respuesta.

Beriatric se aclara la garganta con nerviosismo para llamar nuestra atención.

—Eire, te ofrezco una disculpa, sé que en un principio actúe cegada por los celos, pero ahora comprendo que es ilógico pensar en que tú y Mondrag puedan tener algo, más aún sabiendo que hay leyes que lo prohíben —dice soltando una sonrisita tonta.

—No te preocupes, Beriatric. Tengo asuntos mucho más importantes que el estar desgastando mi energía en asuntos banales —aseguro estrechando mis ojos hacia ella.

—Beriatric, tu comentario está fuera de lugar, estamos aquí para apoyar a Eire con la ceremonia, no para hablar de tus suposiciones —la reprende Shani.

Mi amiga me conoce lo suficiente para saber que no he creído en lo más mínimo la disculpa de la chica Dragona. No soy tonta como para no darme cuenta de la doble intención de su comentario. 

—¡Lo siento! —Se vuelve a disculpar Beriatric mostrando una sonrisa que más bien parece la mueca de una hiena.

No tengo ganas de discutir, así que opto por ignorarla. Tomo las rosas y luego camino hacia el interior del palacio. Me siento un poco irritada con la presencia de Beriatric y si permanezco más tiempo en el mismo espacio que ella, temo perder la poca paciencia que tengo y es que esta chica no respeta mi dolor, al parecer no quiere perder oportunidad para recordarme lo que yo ya sé.

Shani me alcanza y camina junto a mí respetando mi silencio, atravesamos el gran salón y luego un pasillo que me lleva directo a la cocina. 

—¿Me podrías ayudar mostrándome en donde se encuentran los jarrones? —pregunto a una de las cocineras.

—Es un honor, princesa. —La chica inclina su cabeza en reverencia y enseguida corre hacia unos estantes, la veo tomar varios jarrones y luego los coloca sobre una mesa.

—¡Gracias! Yo me encargo —digo despidiendo a la chica con cortesía.

—¿Me seguirás ignorando? —pregunta Shani un tanto molesta. 

—No lo tomes personal, Shani, pero estoy molesta por el hecho que te hayas presentado con Beriatric, ella y yo no congeniamos y eso tú lo sabes de sobra.

Caminamos hacia la mesa con los dos jarrones blancos que escogí, tienen a juego un bonito diseño de flores en relieve y en el cuello de los mismos un listón en forma de lazo.

—Ya me di cuenta —responde pasado unos minutos—, solo pensé que era buena idea que ustedes dos dejen atrás los malos entendidos y empiecen a tratarse, ella es una muy buena persona.



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En el texto hay: criaturas magicas, romance, drama

Editado: 29.07.2023

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